DOS

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Entró cargada de maletas. Llevaba el uniforme, que por lo que visto, era azul con rayas blancas en una falda demasiado corta, una blusa de cuello alto blanca con un lazo azul, y una chaqueta también azul, con la insignia del internado. Aún no me había visto, así que me dediqué a observarla.


Era una chica pequeña, guapa y pelirroja. Tenía el pelo largo y los ojos del color del chocolate. Parecía vergonzosa y demasiado buena. Solo esperaba que no se metiera en mi vida y me dejara tranquila.


O... podríamos darle una oportunidad y conocerla.

Basta Clea, ya hemos hablado de eso no vuelvas a empezar.


- ¡Hola! Yo soy Vera Mika. De Verónica Mika, claro. Supongo que tú debes de ser mi nueva compañera de cuarto. Espero que seamos muy amigas. Te voy a presentar a mis amigos también, y a mi novio, y...- desconecté. Hablaba demasiado, y muy deprisa.


Me parece que me equivoqué. Esta humana, de vergonzosa no tiene un pelo.

En eso tienes razón. Huele... un poco raro, ¿no?

No lo sé, pero eso ahora no importa.


- Bueno, ya veo que eres muy callada, pero no pasa nada. Espera que dejo mis cosas y nos vamos. Por cierto, ¿Cómo has dicho que te llamabas?- Dijo mirándome.

- No te lo dije. Y no lo iba a hacer. No te lo tomes a mal pero no me interesa mantener una amistad contigo ni con nadie de este internado.-respondí.

- Bueno, si no me dices tu nombre te pondré un apodo, ¿qué te parece Nia? A mí me gusta. Bueno Nia, eres muy graciosa, pero vamos que me esperan en el comedor-dijo.


¿Ha ignorado todo lo que le he dicho?

Yo más bien diría que sí. Pero no te lo tomes a mal, parece simpática.

¿Qué no entiendes cuando te digo que no quiero ser amiga de nadie de aquí?

No puedes amargarte toda la vida por lo que pasó con... él, Bryana.

Y encima me ha puesto un apodo. ¡Nia! ¿Quién en su sano juicio llama Nia a alguien? ¡¿Quién?!


- Venga, ¡vamos! ¿Sabes que eres muy distraída? No paras de distraerte a cada segundo.-Me cogió del brazo y me llevó a rastras hacia el supuesto comedor.

Por el camino, mientras ella parloteaba, pude observar mí alrededor. Había fallado en mi comparación de este internado con un castillo medieval, el exterior sí que lo parecía, y en el pasillo de los dormitorios también había similitudes con un castillo de esa época, pero cuando llegabas al pasillo principal, todo cambiaba bruscamente.

A partir de ese punto, todo era muy parecido al pasillo de un instituto normal. Había taquillas azules a la derecha y verdes a la izquierda. Según lo que había entendido, y suponía, las azules eran para las chicas y las verdes para los chicos, igual que los edificios.

No pude mirar nada más, porque Verónica de un tirón, me llevo enfrente a una puerta muy grande de lo que debía de ser el comedor.

Entramos y pude ver que no había tanta gente como creía.

- Como te decía, aún no ha llegado casi nadie a Jollye Jones, pero ya verás cómo mañana todo el mundo ya está aquí. Vamos a por comida ¡Rápido! ¡Que hoy tocan hamburguesas y se acaban rápido!-me volvió a arrastrar, pero esta vez hasta la cola.


Me sorprende que la gente no nos esté mirando, ¿No se supone que cuando llega un humano nuevo a un sitio todos lo miran o algo?

No sé, pero al menos nos molestan, ¿no? Quizás solo es un mito...

Quizás.


Suspiré.

- ¿Qué? ¿ya me has visto y te has dado cuenta de lo sexy que soy?-ay no, era esa voz de nuevo.

- Enserio, mocoso. ¿No te cansas de humillarte?-dije.

Mire a mí alrededor. Ya teníamos nuestras hamburguesas y estábamos caminando hacia una mesa, o lo hacíamos hasta que aquel imbécil me paró.

Era alto y pelinegro, de ojos azules. Era muy atractivo, pero, por las veces que lo había "visto", estaba segura de que también era un gran egocéntrico.

- No sé tú, pero la que está yendo hacia mi mesa eres tú.- respondió muy creído.

- Tienes razón- sonreí, me miró con cara de pasmado y sonrió- me largo.

Antes de que pudiera responder algo, se escuchó un ruido, o más bien dicho, un silencio.

Todo el mundo había callado, y estaban mirando hacia la entrada del comedor. ¿Qué pasaba?

No lograba entender cómo de repente había un silencio tan intenso, habría jurado que minutos antes había un ruido ensordecedor por todas partes, gente hablando, chillando, corriendo,...

De repente oí un olor diferente, era como de libros viejos, de biblioteca y de chocolate caliente. Casi podía sentir las hojas del libro en mis dedos, y casi sentía el chocolate caliente bajándome por la garganta, quemándome con su toque. ¿De dónde venía ese olor tan maravilloso?


¡Mate!

¡¿Qué?! ¿Dónde?


Miré hacia la puerta del comedor, y vi a un chico parado enfrente de ella buscando a alguien entre la multitud.

De repente nuestras miradas se cruzaron, acero contra acero, no podía apartar mi mirada de sus ojos.

Entonces él empezó a acercarse a mí, y yo hice lo único que se me ocurrió; salí corriendo hacia mi cuarto, llevándome mi hamburguesa, claro.

Cuando llegué, empecé a desempacar y guardar mis cosas.

Estuve así lo que a mí me parecieron horas, hasta que Clea me recordó que teníamos que investigar un poco el lugar.

Salí de la habitación, y me dejé llevar por mi instinto para llegar a fuera, el paisaje era impresionante.


Como estar de nuevo en la manada.

Sí...


Todo era verde y azul, tan hermoso como jamás me lo había imaginado, no podía hacer otra cosa que cerrar los ojos y sonreír.

Tanta paz, tan solitario, tan tranquilo.

- ¡Oye!

****

¡Hola!

Me he tardado mucho en actualizar ¡Lo sé! Pero estamos en semana de exámenes y me ha sido completamente imposible ¡Lo siento! :'

Pero bueno, ¡Aquí lo tenemos al fin!

¡Apareció un mate!

¿Qué os pareció?

Arriba en multimedia está Verónica Mika.

Dejadme vuestra opinión y un voto qué no cuesta nada ;D

¡Nos leemos!

LA DECISIÓN DE UNA LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora