SEIS

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El molesto timbre que indicaba el inicio de las clases sonó haciéndome dar un respingo y empezar a dirigirme hacia mi primera clase, historia, antes de darme cuenta de que no sabía cómo llegar a esta.


Acércate y pregúntale a esa chica cómo se llega, Bry.


Miré a mí alrededor y me di cuenta de que muy cerca de mí había una chica con el pelo negro y mechas azul claro en las puntas.

Me acerqué a ella suspirando.

- Chica, ¿cómo se llega a la clase de historia?

Ella se giró de golpe y me miró con mucha timidez teniendo en cuenta lo chillón que era su pelo.

- Está siguiendo el camino hacia las escaleras del edificio azul a la derecha, el cuarto salón contando desde la izquierda.

¿Los humanos tienen un idioma especial? Porque no he entendido nada.

- Si quieres te llevo hasta allí. Digo... yo también tengo historia ahora... pero si no quieres... no pasa nada... digo...

- Está bien -La interrumpí.-Vamos.

Ella se puso recta y sonriendo me dijo:

- Perfecto. Sígueme, por favor.

La empecé a seguir mirando a mí alrededor. A pesar del parecido con un instituto humano normal, seguía habiendo cosas que me recordaban a un castillo medieval; los arcos en el techo, las ventanas, algunas decoraciones, todo era muy bonito la verdad. Me recordaba a la casa del alfa de mi antigua manada...

Una casa grande de madera y piedra, bien escondida en la vegetación, con candelabros en la pared y el techo, arcos de piedra y decoraciones en oro... me gustaba tanto esa casa...


La echo de menos...

Ya... pero sabes que no podemos volver de todas formas... además, estamos mejor aquí.


Volví en mí a tiempo para no darme de bruces contra un casillero verde, y contra un chico verde, también.

Literalmente era verde, llevaba el pelo verde, al igual que su piel, y sus ojos. Lo único que no era verde, era el uniforme del instituto, que se notaba que no era suyo ya que le iba bastante pequeño, haciendo que se le marcaran los bíceps y los tríceps de forma que se veía extrañamente apetecible. Se veía tan apetecible como un licántropo y eso era mucho decir, sobre todo teniendo en cuenta que estaba completamente verde.

- ¡Oh! Discúlpame...

- No te preocupes, iba distraída. Me llamo Bryana, un gusto.

¿Por qué estaba siendo tan simpática?


Clea...

Yo no tengo nada que ver...


Qué extraño...

- Mi nombre es Andrew. Encantado, Bryana. Nunca te había visto por aquí, ¿eres nueva?

- Sí, lo soy. Bueno, debo irme con... ¿Cómo has dicho que te llamas?

Me quedé mirando a la peliazul fijamente. Ella, intimidada, miró hacia el suelo.

- Mi nombre es Anabella, pero puedes llamarme Bella...

- Muy bien, como decía, con Bella estamos yendo hacia la clase de historia.

LA DECISIÓN DE UNA LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora