DIECINUEVE

92 5 0
                                    

Estaba bañándome en el lago.

Gotas de agua caían desde mi pelo, impactando en la superficie del lago. Pero apenas me daba cuenta de ello. Mi mente se encontraba muy lejos de allí, en un claro dentro del bosque profundo; con mi hermano.

No me podía sacar de la cabeza la conversación que horas antes había tenido con mi hermanito.


"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"

Había empezado con mi pregunta ¿Qué pasa?

Max se puso nervioso.

- Sé que escondes algo, así que escúpelo. Te creo cuando dices que me echasteis de menos, pero sé que hay algo más para que me hayáis buscado.

Mi hermano suspiró y se puso rígido.

- Hemos oído que Blue Moon Blood tiene intención de atacarnos dentro de poco. Y que va a usar una impresionante y muy potente arma en nuestra contra. También hay rumores de que tú estarás implicada en el ataque. Así que estoy aquí para demostrar que eso es falso, y detener las ideas estúpidas de la gente que quiere dañarte.

Inspiré hondo.

- Me temo que los rumores son ciertos, en parte. Nikolay me llevó a su manada para convencerme de que me uniera a ellos para derrotaros, y yo acepté.

Max puso cara de sorpresa.

- Tú... Pero, ¿por qué? ¿Por qué aceptaste?

- Porque sentía odio hacia las personas que me echaron de mi casa. - respondí mordaz.

- Si entráramos en guerra, sabes que serías la primera por la cual todo el mundo iría, ¿no?

Puse cara de confusión. ¿Por qué decía eso? ¿Para confundirme?

- No sé a qué te refieres con eso.

Max me miró contrariado.

- No te hagas la tonta. Sabes perfectamente lo que pasó en la última guerra que tuvo esa manada.

Cada vez me encontraba más confundida. ¿De qué hablaba?

Abrí la boca para preguntarle, cuando de repente, se puso en pie.

- Déjalo. Tengo que irme ya.

- Pero espera. ¿Te volveré a ver?

Pasaron varios segundos de un silencio absoluto en los cuales yo no podía parar de preguntarme qué había pasado, y por qué razón se iba tan de repente.

Entonces, Max habló.

- Si quieres verme alguna vez. Transfórmate en loba y aúlla tres veces. Estés donde estés, te encontraré.

Entonces se giró y se fue, dejándome con más preguntas que al principio y con la duda de si querría volverle a ver.

"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"·"


Salí del agua, aún pensando en la conversación.


Se acerca alguien.


Volví en mí, a tiempo de oír unas pisadas acercándose por el bosque, y reconocerlas como las de Jonathan.

Me puse mi ropa mientras oía como se acercaba.

- ¡Ey! Sabía que te encontraría aquí, preciosura.

Sonreí.

- Hola, señor ego.

Entonces por mi mente pasaron las palabras de mi hermano:

<< No te hagas la tonta. Sabes perfectamente lo que pasó en la última guerra que tuvo esa manada.>>

Me pregunté si Jonathan sabría algo sobre esa guerra y sobre qué pasó que pudiera implicarme.


Este es un buen momento para preguntarle. Total no pierdes nada con intentarlo.

Tienes razón. Lo voy a intentar.


- Oye, Jonny...- lo llamé por el apodo que le había puesto.

- ¿Sí, preciosura? 

Miré a un lado, nerviosa.

- ¿Qué sabes sobre la última guerra que tuvo esta manada?

Entonces fue Jonathan quien desvió la mirada.

- ¿Para qué quieres saberlo? ¿Alguien... Alguien te ha dicho algo?

- No, es que... Solo quiero saberlo.

Suspiró.

- De acuerdo, te lo contaré, pero no aquí. Sígueme.

Y empezó a andar, internándose aún más en el bosque, en dirección contraria a la manada.

Yo lo seguí sin detenerme ni un momento. Me sentía extrañamente ansiosa por conocer esa historia que mi hermano estaba tan seguro que yo conocía.

Estuvimos andando por más de media hora hasta que empecé a impacientarme.

- ¿Falta mucho?

Él me miró con una sonrisa burlona.

- Impaciente...

Lo miré con mala cara.

Abrí la boca para responderle a la pulla, cuando se escuchó un ruido muy fuerte provenir de nuestra derecha.

Nos acercamos a ver qué era.

Entre los árboles se encontraban escondidos tres hombres que discutían.

- Quedaos aquí. Voy a ir a cumplir las órdenes.

Vi como sacaban un par de armas, y, mientras uno se iba en dirección a la manada, los otros dos se dividían, yendo cada uno a un lado.

Jonathan y yo nos miramos durante un segundo.

Saltamos cada uno sobre un hombre. Los dejamos desmayados y cogimos al último que iba en dirección a la manada.

Los cogimos y los arrastramos hacia el claro más cercano que había allí.

- ¿Qué haremos con ellos?

- Primero vamos a atarlos, y después, vamos a descubrir quienes son y qué querían hacer.

Asentí, hasta que caí en la cuenta.

- ¿Y con qué vamos a atarlos, si se puede saber?

Jonathan, sonriendo, se sacó unas cuerdas de un bolsillo.

Lo miré con una cara rara, como preguntándole qué hacía con una cuerda en el bolsillo.

Él sonrió, misterioso, e ignoró mi pregunta.

- Vamos a ello, entonces.

* * *

Espero que os haya gustado mi compensación... Nos leemos el fin de semana. <3

Comentad y votad qué os ha parecido el capítulo ;3

¡Hasta pronto! 



LA DECISIÓN DE UNA LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora