« Querida Desconocida »

Amber

-¿Tú...?
-¿Perdón?

Me sonrió. Si, era ella. La chica del parque. Mi querida desconocida.
Creo que estaba alucinando... No era posible.
Miré la manta y volví a verla.

-Si te mojas y no te cubres, atraparás un resfriado.
-Tú... Tú... Eres... ¿Qué demonios haces aquí?
-Amm.. No
La pregunta aquí sería ¿Qué haces tú aquí? Es mi cueva.

La miré confundida. Ella dijo sonriente mientras extendía los brazos mostrándome el lugar

-¿Cueva?

Observé el sitio. Era una especie de biblioteca revuelta, sin gente y oscuro.
Los libros estaban en pilas enormes que eran lo que cubría las ventanas para que no pasara la luz.
Mi mirada se volvió a ella. Quien seguía sonriendo con los brazos extendidos y mirándome.
Su cabello verde estaba muy revuelto y tenia las gafas a la mitad de la nariz. Se veía cansada pero aun así, su sonrisa seguía muy brillante.

-Yo... Lamento estar aquí. Con permiso.

Me levanté y le devolví la manta que me había puesto encima.
Su sonrisa se desvaneció y me tomó por la muñeca.

-Espera... Vi lo que pasó afuera.
No pude evitarlo por el escandalo... Ya sabes. En fin...
¿Así que tú eres la novia de...?
-No. No soy nada de ella. Ahora disculpame, quiero ir a lavarme.
-Sólo... Sólo dime como te llamas.
-Me llamo Amber. Hasta luego.
-Amber...

Contesté seria y ella me soltó. Salí del lugar y me dirigí hacia el baño. Me lavé la cara y el cabello lo más que pude y después sonó el timbre para indicar que el receso había terminado.
Fueron los 20 minutos más largos de mi vida. Y más horribles.
Volví al salón. Todos me miraban y se reían por lo bajo.
Yo caminé sin mirar a nadie hasta mi lugar y me senté.
No podía poner atención, sólo pensaba en Anna, en su "amiguita" (la puta de voz irritante), en mí mojada... Odiaba todo. Odiaba cada segundo que pasaba en esa escuela. A mis compañeros, el lugar, a Anna, a mí...

-¡Orom! ¡Orom!
-Perdón Profesora. Digame.
-Ve al aula 228 y busca a tu compañera Patricia. Pídele que traiga el libro de Historia Moderna de Occidente, por favor.
-Si profesora.

Me levanté y fui a buscar el salón 228. Caminé y caminé hasta que lo encontré. Sin poner atención entré y si... Era la misma sucia biblioteca "cueva" de hace un rato.

-¿Me estás acosando, Amber?

Dijo sonriente. Y yo la miré irritada.

-Busco a Patricia. ¿Sabes donde está?.
-Uff... Llámame Pato.
-¿Pato? ¿Por qué no Paty?
-Muy niña.
-Eso eres.
-Buen punto.
-Como sea... La profesora Adeline me mandó buscarte y pidió que llevaras el libro de Historia Moderna de Occidente.
-Entendido guapa.

Buscó entre unos libros y me di la vuelta para irme.

-No, espera. Vamos juntas
Digo... Vamos al mismo sitio ¿no?
-Como sea.
-¿Es lo único que sabes decir?
-Para ti, si.
-Jajaja okay Amber. Sólo dame un segundo y... ¡Aquí está el libro! Vámonos guapa.

Me tendió su brazo para que lo cogiera y me regaló una gran sonrisa.
La miré seria y me di la vuelta ignorando su brazo y ella se puso a un lado de mi.

-Sabes... Eres bastante linda sin la tierra en tu cara. Aunque aun sigues empapada... Ojalá no te enfermes

Llegamos al salón.

-Aquí está ella, Profesora.
-Gracias Orom... ¡Santo Dios! ¿Orom, porqué estas tan mojada? ¿Qué te pasó?

Todos comenzaron a reír.

-Profesora...
-¡Silencio todos! Orom, ve a tu lugar. ¿Y tú Patricia Montés explicame porque no estabas en mi clase?
-Lo siento Profesora Adeline. Pero usted sabe que el concurso de historia es en unos días y tengo que estudiar... ¡Son las nacionales!
-Mmm.. Está bien Patricia, pero asiste a algunas clases por lo menos. Dame el libro y ve a sentarte.
-Si profesora.

Le sonrió. Dejó el libro y comenzó a caminar... Hacía a mi.
¿Recuerdan el asiento vacío a un lado mio? Exacto, era de Pato, Paty, Patricia... De ella.

-Vaya... También somos vecinas. Que suerte ¿no, "Amber"?

Resaltó su sarcasmo y me dio una sonrisa muy, muy grande de burla.

-Si... Que suerte...