30. Una pérdida...

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¡Oh, Dios mío! ¿Mamá y papá en el hospital? Bueno, sinceramente no me importa mucho papá, pero de mamá he recibido bastante apoyo estos últimos días, y aunque no me agrado que lo perdonase, sigue siendo mi madre, la que me ayuda en mis momentos difíciles, la que me apoyó cuando papá se fue de la casa y la puso patas arriba (literalmente) y a la que demostré mi amor y mi cariño...

-     ¿Celeste?

¡Ah, es cierto! Había olvidado responderle a Cristian.

-     No te preocupes, ahora voy, por favor espérenme.

-     Gracias, te esperamos.

Colgué y con una conmoción dentro mío, me mantuve mirando fijamente la pantalla brillante de mi celular, esperando que la noticia te me acababan de dar fuese mentira.

- ¿Celeste?

Vi a Logan sacudiendo sus manos en señal de saludo, mientras hacía una sonrisa, aunque demostrando preocupación en su rostro.

-     Lo siento Logan, tengo que irme.

- ¿Qué pasa?

- Mis hermanos me necesitan. - mientras le hablaba buscaba las llaves de la casa, tenía que volver a entrar cuando regresase.

- Cuéntame, tal vez te pueda ayudar.

Estaba un poco molesta, la mezcla del susto con mis padres, y que Ligan insista cuando no tenga ganas de hablar formaban una rara mezcla de emociones que había en mi interior, y quería... Soltarme de alguna manera.

- A ver, mis padres tuvieron un accidente y ahora mis hermanos necesitan que este con ellos. ¿Feliz?

Su rara sonrisa preocupada se disolvió rápidamente para volver a su seriedad.

- Vayámonos ya.

Me empujó y con una paso apresurado se dirigió a la puerta, que abrió rápidamente, y caminó junto a mí.

No nos hablamos, solo caminamos, y aunque no le había dicho dónde quedaba el hospital, parecía que ya sabía dónde estaban mis padres.

Habremos demorado unos diez minutos y un poco más en llegar, sin miradas ni palabras de por medio.

Ya en el hospital, llame a Cristian, pues no sabía dónde estaban exactamente. El me contesto rápidamente.

- ¿Celeste? ¿Dónde estás?

- Cerca de la cafetería, ¿Dónde están ustedes?

- En la zona de emergencias, a la primera puerta grande, justo s la derecha y al fondo. ¡Apúrate!

- Gracias, ¡Ahora voy!

Le indique a Logan lo que Cris me había dicho, y fuimos siguiendo las indicaciones de mi hermano.

Un poco cansada, doble a la derecha según las explicaciones, y vi a Cristian y a Axel sentados al lado de unas puertas grandes.

- ¡Por fin llegas! - dijo Axel conmocionado, me dio un abrazo fuerte, uno de los pocos que el mismo me había dado.

- Si, aquí estoy.

Cristian miró extrañado a Logan, sin saber de quién se trataba.

- ¿Y él quién es?

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora