37. Impresiones

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No sé si Logan se tome mucho en serio eso de las apuestas, pero por mi parte, no me gusta apostar, porque siempre cabe la posibilidad de perder y...

Esperen, pero si en la "apuesta" que Logan me propuso está claro que no voy a perder, en eso no dudo.

Pero igual...

"¿Quieres apostar?"

- No. - respondí firmemente.

-   ¿Por qué no? - preguntó Logan mientras alzaba una ceja. - ¿Acaso tienes miedo de perder?

-  No Logan.  Yo sé que serás tú el que pierda.

-  Meh, cree lo que quieras. Después de todo nadie puede predecir su futuro...

Rodé los ojos un poco desesperada, este chico siempre sacándome de quicio.

-  Ya, mi querido Logan. Eso ya lo sé, pero igual no quiere decir que tenga que aceptar algo tan... tonto y extraño como una apuesta. - dije desesperándome cada vez más.

-  ¿No te gustan las apuestas? Jaja. Además... Estás empezando a rebelarte, casi hasta parece que estés hablando en serio. - él no dejaba de burlarse.

-  ¿Parece? ¡Pero si estoy hablando en serio!

Seguíamos discutiendo, yo contradeciéndole, mientras el, cómo no, se burlaba de mí.

Yo siempre había tenido una paciencia algo grande, pero con el chico que me había hecho compañía desde hace algún tiempo, esa paciencia se agotaba en cuestión de segundos.

- Escúchame, no es que me rebelé o algo por el estilo, ¡Es que de verdad empiezas a hartarme!

- ¿Y crees que eso a mí me importa, guapa? Mira tu situación, hagas lo que hagas, no puedes parar algo que ya ha despertado en mí, de una vez te lo digo.

Recibí un pequeño empujón con su dedo en medio de mi frente, miró al cielo y salió de mi casa, como si nada, dejándome confusa en medio de mis pensamientos.

¿Qué se creía?

***

El fin de semana pasó rápido, a excepción de una noticia de parte de Wendy, contándome, sin muchos detalles, que su familia estaba pasando por un mal momento, por lo que no podría hacer contacto con ella por un tiempo.

No sé qué está pasando últimamente con mi mente.

Se supone que una noticia como esa tendría que... ¿Entristecerme?

Pero por alguna cosa extraña del "destino", no siento mucha cosa.

En parte debe ser por lo que estoy viviendo últimamente en relación a mi... familia.

Tal vez estoy demasiado preocupada y estresada. Tengo que relajarme más.

***

Otra mañana más, rutina mañanera de todos los días escolares habituales, y pasarla mejor con mis hermanos antes de ir nuevamente al colegio.

Llego al colegio, y escucho con atención las primeras clases de la mañana, para que luego de una no muy corta espera, suene el timbre indicando el recreo.

Salgo de mi aula un poco desganada, y a lo lejos veo a Logan acercarse con una amplia sonrisa, y al darse cuenta de que me había fijado en su presencia, levanta una mano saludándome.

Yo camino lentamente devolviéndole el saludo con un pequeño gesto, por lo que él corre hacia dónde estoy yo.

- ¡Hola Blue! ¿Qué tal tu día hoy? - pregunta.

- Considerando que no ha pasado mucho tiempo desde que ésta empezó, algo normal. - dije alzando mis brazos.

- Claro, muy cierto. - afirmó él apuntándome con su dedo índice.

- Eh... Quería disculparme por cómo me comporté ayer... estaba de muy mal humor, por lo que...

- No te hagas problemas Blue, yo no tengo problema en soportarte a ti y a tu bella bipolaridad, así que no te preocupes, sé feliz y vive como quieras. ¿Okey?

- Mmm... Okay. - le dije, un poco confundida por lo último que había dicho.

Yo estaba más aliviada, ya que había hecho las paces, pues aunque a veces nos llevemos mal y así, lo considero un buen amigo, por las cosas que hemos pasado juntos y su peculiar forma de ser.

Pasó un brazo por mis hombros como ya solía hacer y caminamos juntos lo que quedaba de recreo.

Así pasó mi siguiente día de clases.

***

El tiempo fue pasando, y llego el día en el que papá finalmente volvió a casa.

Tuvimos que llevárnoslo mis hermanos y yo en una silla de ruedas, ya que según decía el doctor, seguía estando un poco frágil (aunque yo lo veía bastante normal). También dijo que lo dejásemos descansar, aunque papá le dijo muchas veces al doctor que ya se encontraba bien.

Cuando llegamos lo primero que papá hizo fue levantarse de su silla, estirándose de un lado para otro, y sorprendiéndonos a mis hermanos y a mí.

- ¿Pero qué haces? - dijo Cris.

- Own... te preocupas por mí, que adorable. Bueno, como le dije al doctor un millón de veces, estoy bien. Vamos a poner un poco de orden en ésta casa.

Yo subí sus cosas a la habitual habitación de mamá y papá, mirando alrededor y recordando algunos momentos del pasado, aunque a la vez pensando en cómo sería mi vida ahora. He aprendido que con papá no puedo esperar alguna reacción.

Cuando bajo nuevamente veo a mis hermanos sentados en el comedor, usando sus celulares.

- ¿Y papá? - les pregunto.

- Dijo que nos iba a hacer algo de comer, así que salió un rato a la tienda. - me dijo Axel, sin mirarme.

- También dijo que nos quedásemos aquí sentados, así que... Celeste, siéntate aquí. - dijo Cristian señalando una silla que había a su costado.

- Okey... - dije algo confundida.

Un rato más tarde llego papá con algunas bolsas de compra, no parecía que solo se hubiese ido a comprar a la tienda.

- Okey hijos míos, prepárense para comer un buen almuerzo.

Yo en lo personal, jamás lo había visto cocinar, pues era siempre mamá la que cocinaba, así que esto era muy extraño.

Sin embargo, lo subestimé. Hacía todo rapidísimo, como si estuviese compitiendo por algo, impresionándome cada vez más.

Una vez terminó, nos sirvió nuestro plato a cada uno, y su comida... realmente se veía muy apetecible.

Ni que decir de su sabor. Demasiado rico.

Para resumir todo lo qué pasó a lo largo del día, papá intentó impresionarnos y ponernos contentos, satisfaciendo nuestras necesidades.

También limpió la casa, hizo de todo, y nosotros no hicimos nada para evitarlo, pues eso nos beneficiaba, ya que en ese tiempo sin padres, habíamos descuidado la casa, y bastante.

El día pasó volando, tan rápido como empezó.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora