Capítulo 26

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Estábamos en la cafetería almorzando cuando la profesora Batista pidió silencio, el cual le costo mucho obtener, y se aclaró la garganta para hablar.

- Se les recuerda, mis queridos, que no faltan más que dos días para abandonar este lugar y volver a sus casas. - dijo con una cínica alegría y se retiró.

Casi me ahogo con el jugo y mi estomago se revolvió un poco.

Había algo en lo que pensaba cada noche: ¿Que pasará con Logan cuando deban volver a casa, Clarisse? Me preguntaba en esos momentos en los cuales el sueño me abandonaba y mi cerebro no tenia más remedio que buscar algo que analizar.

A esa pregunta tenia muchas respuestas, cada una menos realista que la otra. ¿Acaso te estas dejando llevar por tus sentimientos? Me preguntaba después de formular alguna estúpida -que no puedo negar, me parecía maravillosa- escena en mi mente en la cual Logan y yo estábamos juntos y felices.

Una parte de mí, creo que la que era razonable y astuta, siempre me daba duros golpes muy realistas con comentarios como "Imaginación y sentimientos juntos, mala combinación si buscas un resultado agradable".

Pero ignorar la voz de la otra parte, la cual, aunque me cueste admitirlo, era controlada por mis sentimientos hacia Logan, era una tarea realmente dura y hasta me parecía imposible. Ella se encargaba de alimentar mis esperanzas a tener un final feliz, era algo bastante agradable hasta que el otro lado venia con su realismo.

Mis sentimientos cambiaban de un instante a otro gracias a estas dos partes, esto me molestaba, no me gusta que mi humor varíe de lo que un chico me de a pensar, prefiero tener mis propias razones que controlen mis sentimientos.

Me aparte rápidamente hacia la izquierda, Pía me había lanzado un tenedor.

Le di una fría mirada y recogí el tenedor del suelo.

Toda la asquerosa mañana ella me había estado tratando como si no fuera más que una persona a la cual ella hubiera tenido de inferior toda la vida y yo no permito que nadie me denigre. Solo yo me puedo denigrar a mi misma y solo yo decido cuando hacerlo.

- ¿Que carajo pasa contigo? - pregunte irritada.

Ella tomó otro tenedor y sonrió tranquilamente.

- ¿Que pasa, Clarisse? - dijo dándome esa mirada de "no te atreverías a golpear a una buena chica".

Era una mirada que me llenaba de repugnancia, odio y rabia. Esa mirada para otros se vería inocente, como una pequeña que no es más que una víctima inocente pero para quien ella la dirigía era una señal desafiante.

Apreté el tenedor entre mis dedos.

- Ya te di una primera advertencia - le dirigía una fría mirada - no doy segundas oportunidades.

Tome mi tenedor, aún sosteniendo el que ella me había lanzado en la otra mano, y seguí comiendo acumulando toda mi rabia en el puño.

Me dio un fuerte pisotón bajo la mesa y luego pateó mi pierna.

Me levante aparentando calma y frialidad. Me acerque a un lado de ella.

- ¿Que pasa...- no pudo terminar de formular su pregunta con su fingida voz de niña inocente porque la tome fuertemente del cuello dejando caer uno de los tenedores.

- Cierra la maldita boca, asquerosa rata de alcantarilla, ¡oh! Espera, las ratas merecen más respeto, no debo ofenderlas comparándolas contigo.

Ya la cólera recorría cada centímetro de mi cuerpo y no media mis palabras ni mis acciones, solo la dejaba fluir.

- ¡Yo no...! - intento chillar pero jale su cabello fuertemente hacia atrás haciéndola caer de espaldas al suelo.

- Te dije que cerraras la boca - dije fríamente.

Ella intento sentarse y la tome del cuello de la camisa fuertemente haciéndola levantarse.

Yo obviamente no tendría problemas por su estupidez así que ya tenia todo listo para salir sin ninguna sanción de lo que sabia que estaba a punto de pasar.

Ella se levanto y me dio una cachetada con la mano temblorosa.

Yo sonreí abiertamente con una loca mirada.

Era lo que esperaba, si ella daba el primer golpe todo lo que estaba a punto de hacerle podría ser tomado como defensa propia.
¿Quitarla de su asiento? ¿Golpearla? Defensa propia. Simple y astuto.

Cerré mi mano derecha en un puño y golpeé su nariz fuertemente.

Ella se tambaleo hacia atrás.

Pateé su pierna derecha y di otro puñetazo en su cara.

Cayó sentada.

Me lancé sobre ella y lance lejos el otros tenedor.

Comencé a asestarle puñetazos en la cara con ambas manos una y otra vez, cada uno con más fuerza descargando toda mi cólera con ellos.

Mis dientes estaban apretados y ella temblaba, pude notar como todos hacían un circulo y nadie intentaba pararme.

- Al parecer no tienes amigos que te defiendan - susurré con una voz macabra y dulce que ya no parecía la mía.

Yo realmente estaba disfrutando de esto.

Su labio estaba sangrando y comenzaba a inflamarse.

Volví a golpear una y otra vez su rostro hasta que Janette dio un grito. Ella al parecer había estado muy impactada para decir nada.

- ¡Clarisse, ya basta! - dijo en una especie de chillido.

Yo me levante sonriendo abiertamente y aún con ese toque de locura en mi mirada.

Tome a Pía del cabello y la arrastré hasta los pies de Janette.

Hice una pequeña reverencia sin cambiar mi alocada expresión.

- Ahí está tu estúpida niña.

Me di la vuelta y salí haciendo que el círculo se abriera.

Sentía una carga menos. Era una especie de libertad. Tal vez, en lo más profundo de mí, siempre había querido golpearla de esa manera.

Al salir de la cafetería el frío aire golpeo mi rostro pero yo seguía llevando la chaqueta de Kevin.

Mire mis nudillos. Estaban rojos y manchados con un poco de sangre.

Cerré los ojos y respire profundamente.

Mi cerebro ya se había encargado de la defensa en caso de que Pía fuera a acusarme con la coordinadora (lo cual era muy probable). Era una defensa bastante creíble e ingeniosa.

Sonreí.

Se sentía tan bien volver a tener a la real Clarisse, sin compasión y haciendo lo que debe hacer. Dejándose llevar por sus impulsos y luego planeando como salir ilesa de los problemas.

- Nunca te había visto de esa forma - murmuró una voz detrás de mí.

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