dos veces × namgi

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Regla de las dos veces:
Piensa dos veces, sin presión y en frío:
• ¿Por qué?
• ¿Lo conoces?
• Si fueras ciego...
• Recuerdo
• Sensación al tacto
• Ventajas
• Impedimentos
• Sus ojos...
• Impedimentos
• Su voz
• Impedimentos
• Retroalimentación
• ¿Por qué?

Finalmente es tu decisión.

¿Por qué?

Me demoré dos días en volver a un estado de ánimo y de salud capaz de asistir a mis clases. Salí de mi habitación con tiempo de sobra, o eso creia, en realidad tenía dos minutos para llegar a una sala que me quedaba a veinte. Le puse el seguro a mi puerta y suspiré, apoyando la parte de atrás de mi cabeza en ella. Tenía que ver a Nam luego de haberlo echado de mi habitación con bandeja y todo. No fui agresivo, sólo le dije que tenía ganas de descansar y estar solo. Y luego le tiré uno de sus pasteles por la cabeza cuando intentó tocar mi mano.

Me di fuerzas y empecé a caminar. Al llegar miré el reloj de muñeca, quince minutos tarde y practiqué mi mejor sonrisa. El profesor me dejó entrar frunciendo un poco el ceño, haciéndome pasar más rápido de lo usual.

- !Eh, Yoon! Te guardé un puesto. - Habló... Nam moviendo su mano en el aire de un lado a otro para tomar mi atención y la de todos.

Me acerqué sin expresión y el comenzó a sacar toda sus cosas de la mesa que me había guardado, incluyendo papeles de alimentos y demases. Me senté y solté un poco aire por mi boca. El me sonreía como si estuviera esperando algo, se veía emocionado, o tal vez nervioso, tal vez culpable.

- Te guardé el material de clase y también hablé con algunos de los profesores sobre tu ausencia para que no tengas problemas. - Puso un montón de hojas sobre mi mesa y las palpó con su mano.

Pasé ambas manos por mi rostro para refregarlo antes de contestar. Abrí mis ojos, vi mundo puntitos para luego ver una suave sonrisa en la cara de Nam, el cual fijaba ahora su vista en el profesor. Aprenté mis dientes en un burdo intento de no sonrojarme.

- ¿Por qué? - Me atreví a preguntar.

- Porque ¿qué? - Respondió aún manteniendo su mirada en donde estaba.

No respondí.

- Porque quiero - Habló luego de unos infinitos segundos para mi. - ¿Tu?

- Porque - Mierda - me estabas ayudando, y lo necesitaba - Dije bajito esperando que no me escuchara, pero lo hizo.

Me ayudaba mas de lo que el pensaba.