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Sensación al tacto...

Nam no asistió a clases. Me sentí bastante sólo en el salón, ni siquiera la clase estaba entretenida. El profesor se veía sin ánimos y hablaba bajito, se notaba que tampoco le gustaba está parte de lo que debía enseñar... o quizás era Nam quién tría la alegría al lugar.

Preocupado, le envié un mensaje al salir de la clase, pero no contestó. Llegué a la siguiente clase y la sentí de la misma forma. Aburrida y monotoma. Me sentí tonto al darme cuenta que Nam estaba logrando hacerme cambiar la percepción de las cosas con su ausencia. A mi defensa, la clase si estaba para dormirse.

A la hora de comer Nam tampoco apareció. Frustrado y, luego de beber una pequeña taza de té, porque café no puedo, decidí un en su búsqueda. Primero fui a su habitación y acerté. Golpeé su puerta, pero no obtuve respuesta. Suspiré y apoyé mi cabeza en ella. Estaba nervioso y me sentía idiota. No sabía que me estaba ocurriendo, con Jin yo no era así. Obvio que me preocupaba si algo le ocurría, pero era diferente, simplemente diferente.

Moví la manija en busca de suerte. Esta giró, la puerta estaba abierta. Entré y la cerré despacio tras mi espalda. Miré hacia el frente y ahí estaba Nam, durmiendo plácidamente, con el torso descubierto y su cabello desordenado. No sabía que hacer. Despertarlo o irme, sólo dos opciones. Mordí mi labio y suspiré. Me decidí por dejarlo descansar, aunque no fuera normal en él esto. El trabajaba hasta el sábado ¿no? Volví a girar la manija, pero esta vez sonó feo, logrando que Nam se despertase.

- ¿Yoon? - Articuló con su voz grave y adormilada.

- ¿Por qué no fuiste a clases? - Volví a cerrar la puerta.

- Yoon, ven a dormir conmigo - Palpó su cama a medida que mis mejillas se tornaban mas rojas y tibias.

Me acerqué y me senté a su lado con las piernas colgado en la orilla. Acarició mi cabello, manteniendo sus ojos cerrados y bostezó.

- No me siento muy bien, quiero dormir ¿Esta bien? - Asentí aunque quizás no me viera - Lo siento si te sentiste solo hoy.

- Esta bien.

Quería acurrucarme en sus brazos en busca de su delicioso calor, que me diera la falta de hoy en caricias y protegerlo, pero no lo hice. Me quedé ahí sentado y recosté mi espalda en sus piernas. Con las manos en mi torso, cerré mis ojos y regulé mi respiración en un intento de dormir. No pude, no podía dormir en tanto esos pensamientos estuvieran mi mente. Me atacaban y me tentaban a decirle todo lo que mi corazón estaba escondiendo.

Sentí que Nam se movió y decidí por fingir mi sueño. Una de sus manos se posó en mi mejilla y la acarició con su pulgar. Delicado y suave, así se sentía. Sus brazos envolvieron mi cuerpo y fui arrastrado, despacio, hacia su lado. Volvió a acomodar sus brazos y ahora los cruzó en mi cintura, pegando mi cabeza a su pecho. Suspiró despacio.

- Lo siento, pero no puedo aguantar las ganas de abrazarte. - Susurró más para el que para mi y se dispuso a dormir.

Y ahí estaba mi corazón, tranquilo y en paz.

Al despertar, lo primero que hice fue ver el reloj. Habíamos dormido dos horas completas. Nam ya no estaba abrazándome y tenía su cuerpo mirando hacia la pared. Lo sacudí en un intento de despertarlo y lo logré. Se sentó en la cama y talló sus ojos.

- Nam, me tengo que ir. ¿Me dirás que ocurrió? - Bajó su mirada y sus mejillas se colorearon.

- Te arrastré hacia la cama. Lo siento si...

- No eso - Lo interrumpí. Mi voz salió cortada y fuerte. Terminé por acompañar a Nam en su sonroje. - Me refiero a el por qué no fuiste a clases.

Comenzó a reír y luego desparramó su cabello con una de sus manos. Su mirada se tornó nerviosa y poco confiable.

- Estaba cansando y no tenía ganas. Sabes que no estoy en buenas condiciones.

Dudé, era imposible no dudar con esa forma de hablar y de mirar. Terminé por asentir para no seguir con el tema. Nam no hacía eso conmigo, no debería seguir molestándolo. Me levanté de la cama y el también lo hizo. Abrí la puerta con pocas ganas, no quería irme, seguía preocupado.

- Nos vamos, Nam.

- Gracias por ve...

Un sonido secó apareció y me volteé al instante. Nam estaba entre el suelo y en la cama, inconsciente y demasiado pálido. No sabía que hacer, me sentí inútil y desesperado. Me pregunté si así hice sentir a Jin la primera vez que me desmayé a su lado.

Terminé por llamar a SeokJin y juntos lo llevamos a enfermería. Lo tenían en una camilla, conectado a suero, y nos informaron que había sido un desmayo por desahucio. Le faltaba azúcar y horas de sueño. Me senté al lado de el a esperar a que despertara y pedirle alguna explicación. Me estaban dando algo de mi propia medicina y era bastante molesto no saber que era lo que le sucedía a una de tus personas cercanas. Nam y yo no eramos cercanos antes, sólo compañeros de clase, o así lo veía yo. Tenía mi excusa por si intentaba defenderse, pero eso importaba poco o nada. Solo quería que despertara.

- Yoon...¿Dónde estoy? - Levanté mi rostro al instante y noté que aún mantenía sus ojos cerrados, o quizás, entreabiertos.

- En la enfermería. Te desmayaste y ahora me explicaras por qué. - No quería chácharas y mentiras. Quería la verdad directa y dolorosa.

- Te enojaras si te digo - Abrió sus ojos y me miró. Le indiqué con mi mano a que siguiera. - Me ofrecieron más dinero si trabaja unos días más, viernes a lunes. Pensé que podía.

- Pero no. - Hice una mueca y baje mi rostro - ¿Por qué lo hiciste?

- Quería ayudar más a mi familia. Enviarles dinero. - Razones como esas hacían que sintiera algo de lastima, pero la rabia y la impotencia no se iban.

- Ya lo estabas haciendo aligerando gastos. Si trabajas de más te terminarás enfermando y causando más problemas.

- ¡Lo sé!

- ¡No! No lo sabes. ¡Debes estudiar y salir adelante! Aquí es donde debes dar tu máximo. - Me levanté de mi asiento - Prométeme que te cuidaras y que no harás nada que te lastime así de nuevo - No respondía. Solo me miraba atónito. - ¡Prometelo!

- Yoon... ¿Estás llorando?

- N-no.

Toqué mis mejillas, al instante, y las sentí húmedas y demasiado tibias. Mi cara se tornó roja al darme cuenta. No sabría decir si Nam me estaba haciendo bien o mal, pero no quería dejarlo.

- Lo siento. - Tomó una de mis manos y me acercó a el. Limpió mis lagrimas con su ropa y acarició mi cabello, para luego apoyar mi cabeza en su cuello - Estaba muy preocupado. No te veías para nada bien.

- Tranquilo. Lo prometo, Yoon.

Sus manos en mi, su tacto en mi piel, era algo que querría tener siempre. Algo que quería volver a sentir una y otra vez.

Hola. Lees quería contar que editaré los primeros capítulos. Quiero narrarlos y volverlos acorde a los demás. La idea principal del capitulo será la misma, pero ahora estarán narrados, nada más.

Gracias por leer y seguir esta historia.

dos veces × namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora