13

2K 378 46
                                        

Si fueras ciego...

- ¿Seguro?

- Sí, Nam. Estoy seguro que no quiero - Ya era la quinta vez que me preguntaba. Que molesto.

- ¡Vamos! Sólo será un poquito.

- Ya, basta. - Le apunté con mi dedo - No me gusta.

No sé porque, pero accedí a ir a almorzar con Nam y, este, no se aburría de preguntarme cada dos minutos si quería comer un poco de su plato. Y no, no quería. Mas que no me gustase es porque debo cuidar mi alimentación, pero... no quiero sacar ese tema a colación.

- Aamarrrgaaaaadoo.

- Infantil - Le mostré mi lengua y el rió de una forma muy tierna.

Terminamos nuestras bandejas y nos paramos rápidamente. Como era usual, teníamos tarea atrasada y debíamos aprovechar cualquier momento para terminarlas. El fin de semestre estaba a unos meses, de todas formas.

Caminamos hacia la salida del casino, uno al lado del otro. Su mano acarició mi brazo, pensé que fue por accidente, pero deseché la idea en cuanto intento tomar mi mano. Mierda.

Antes de que pudiera reaccionar y ofenderlo con palabras no muy lindas, agarró mi codo y me llevó hacia él con fuerza, envolviendome entre sus brazos. Me estaba abrazando por la espalda.

- Gracias por venir a comer conmigo, Yoon. - Juntó nuestras mejillas.

Mi estómago se sentía raro, cosquilleaba mucho, pero mi corazón seguía su mismo ritmo, iguales latidos. Era relajante. No, no, no.

- ¡Hey! - Hice fuerza y me solté de su agarre - Demasiado afecto, Nam. ¿Qué te ocurre?

- ¿No te gusta?

¿Me gustaba?

- N-no lo sé.

Incómodo momento. Nos quedamos mirando unos segundos que parecieron eternos y el los rompió con una pequeña risita. Aún no se iban los cosquilleos y les aseguro que mis mejillas estaban coloreadas.

- Te acompañaré a tu cuarto ¿está bien? - Asentí. Debía hacer deberes de teoría así que no me servía ir al estudio.

Caminamos tranquilos hacia mi cuarto. En cuanto llegamos abrí la puerta con la llave de mi bolsillo, que por cierto era pequeña y de color dorado, y entré dejando a Nam afuera.

- Eh... Adiós - Dije dándole una sonrisa exagerada.

Puso su mano en mi cabeza y desordenó mi cabello.

- Adiós, Yoon. Nos vemos.

Cerré la puerta en cuanto comenzó a caminar hacia las escaleras y me afirmé en ella por unos momentos.

Si fuera ciego, seguro Nam me causaría aquellos cosquilleos de igual forma, y me sentía débil por ello.

dos veces × namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora