17

1.9K 350 55
                                        

Ventajas...

No podía negarlo más, me era imposible. Con solo verlo las ganas de abrazarle me inundaban. Quería que posara sus manos en mi rostro, que me acariciara. Insoportable, que más decir.

¿Por qué le quería tanto? Podría ser por lo esforzado que había demostrado ser, pero esto estaba en su cumbre en los últimos días. Quizás toda la atención que me pone, por sus cuidados, por sus promesas, por ser tan de palabra. Tan lindo, tan creativo, tan el. Apenas me aguantaba e iba a besarle.

— Señor Min, ¿Trajo la composición? — Su rostro mostraba desagrado. Se notó que no era la primera vez que me lo repetía. Concentrate, Yoon.

Asentí y le acerqué la carpeta. Mordí mi labio y posé mis ojos en mi mesa. Debo estar más atento, estúpido Nam.

— ¿Ocurre algo? — Su mano tocó mi hombro y un escalofrío descendió por mi cuerpo.

— No — Respondí seco — Tenía algo en mente. Una canción — Mentí.

— Si quieres, materializa esa canción hoy. Acompañame a mi estudio.

Lo quedé mirando tontamente. Las leyendas decían que el nunca invitaba a nadie a su estudio. No debía emocionarme ni hacer estúpidas teorias sobre esto. No debía ilusionarme.

— Bueno, puede que me ayudes — Respondí mientras hojeaba uno de mis libros.

Caminamos uno al lado del otro por el pasillo. Mis manos iban en mi cuello, buscando un poco de calor y las de Nam en sus bolsillos, en busca de lo mismo, creo. Me sonrojé cuando el notó que lo miraba. El frío, tenía pensado decir.

Al entrar me deshice de mi abrigo, el lugar estaba temperado. La decoración era oscura, pero daba un toque de elegancia, seriedad. Muchos cuadros colgaban de las paredes y se reflejaban en el brillante piano. Se parecía mucho a mi estudio, excepto que yo tenía muchos kumamon y el muchos osos.

— Sientete como en casa. — Habló cuando ya estaba frente a su computadora.

— Mi casa es mas linda. — Rió solo porque yo mantuve mi cara seria. Aveces puedo ser algo molestoso, solo aveces.

Me senté en el pequeño banquito del piano y comencé a tocar algo al azar.

No me podía concentrar, tampoco tenía canción en mente. No sabía que hacer. Tenía un poco de alivio al notar que Nam llevaba audífonos y no parecía recordar lo que le dije en la clase.

En mi mente solo se respetia su nombre.

Mierda.

— Nam — Quitó sus audífonos y se giró para mirarme — Es posible... Bueno...  — Que difícil — Estoy dedicándote parte de mi tiempo.

Mantuvo su vista en mi un par de segundos y luego volvió a su cuaderno.

No dijo nada.

Quizás no lo recuerde.

Valor perdido, por la borda.

Muchas ventajas, debería existir algún des que aguantar.

dos veces × namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora