Llegué a casa muy cansada sin saber muy bien qué es lo que había ocurrido exactamente durante las últimas semanas. Subí las escaleras y sin detenerme en ningún lugar llamé a la puerta.
-Adelante -obedecí a la voz que venía del interior de la habitación.
-¡Mamá! ¿Cómo estás? -me preocupé por ella.
-Bien hija, bien. No te preocupes por mí.
-Te he echado mucho de menos.
-Si solo he estado dos semanas en el hospital. En nada ya estoy dando guerra, ya verás.
Aún confusa, cerré los ojos y me puse las manos en la cabeza. Mamá apoyó las suyas también en el mismo sitio donde yo lo había hecho. Me dio un beso y poco a poco empecé a recordar todo lo que había pasado hace dos semanas.
-Laura, soy papá. Necesito que vengas corriendo al hospital, es muy urgente
-¿Papá? ¿Qué ha pasado? ¿Papá? ¡Papá!
-¿Qué pasa Laura? -preguntó Raúl bastante preocupado.
-No lo sé. Es mi padre, dice que vaya rápidamente al hospital.
-Corre, ves a anular el pedido. Yo voy a recoger el coche.
Muy confusa fui a la barra lo más rápido posible. Creo que se me cayó alguna lágrima por el camino. No sabía qué pasaba, y si le había ocurrido algo a mamá, a Paul o a Lasy pensé, estaba muy preocupada y tenía mucho miedo.
Por fin conseguí entrar en el coche. Raúl empezó a conducir a mucha velocidad. Suerte que no nos cruzamos con ningún guardia de servicio, porque le hubieran quitado el carné a Raúl. Los dos estábamos callados, yo de vez en cuando echaba una lágrima, pero él estaba concentrado en llegar cuanto antes. Llegamos al hospital. Pasaban veinte minutos desde la llamada de mi padre. Entramos en el edificio y preguntamos en recepción por papá. Me preguntaron que quién éramos. Le grité que yo era su hija con un poco de nerviosismo que se había apoderado de mí. La recepcionista nos dio el número de una habitación y se nos lamentó por lo que había ocurrido, cosa que no ayudó mucho. No cogimos ningún ascensor, fuimos por las escaleras y las subimos de dos en dos, y también de tres en tres. Al llegar a la planta que nos habían indicado miramos los carteles que había allí al lado. Ahora sí que sí, cogimos aire e intentamos prepararnos para lo peor. En la habitación que nos habían dicho podíamos ver una mujer estirada en la camilla con muchos cables y bolsas de suero conectados a ella. Veíamos también un hombre, de la misma edad que la mujer hablando con una enfermera. El hombre tenía la cara pálida y cansada, la enfermera estaba disgustada. Fuera de la habitación había un niño pequeño sentado en las sillas de delante del cuarto.
-¡Laura! -gritó el niño pequeño. Se levantó de la silla y vino hacia mí para hacerme un abrazo-. Por fin has venido.
-¿Qué ha pasado Paul? -me agaché hasta alcanzar su altura-. ¿Qué le ha pasado a mamá?
-Papá solo me ha dicho que ha tenido un accidente de coche, pero está muy mal Laura, está fatal -dijo entre lágrimas.
Me levanté, miré a Raúl y me miró con cara de tristeza. No pude echar ni una lágrima, no me lo podía creer todavía.
-Me quedo yo con él -alegó Raúl. Yo lo miré y no me salió darle las gracias, pero se las di con la mirada.
Fui rápido hacia la habitación. Mi padre fue a abrazarme pero se lo impedí, quería ver a mamá.
-Laura -dijo papá.
-Déjame -lo dejé de espaldas a mí y miré hacia mamá.
La enfermera se llevó a papá de la sala, dejándonos a mí y a mamá juntas. Estaba con los ojos cerrados, su respiración la hacía una máquina por ella. Tenía toda la cara quemada y podía ver que tenía toda una pierna rota. Los dedos de la mana izquierda también estaban envenados, igual que todo su cuello. Dos bolsas estaban conectadas a sus brazos, una era de suero y la otra de morfina, lo pude leer en las etiquetas.
-¿Mamá...? -no tuve respuesta-. ¿Mamá...?
-Está descansando, pronto se despertará -me giré, era papá. Ahora sí que lo abracé con todas mis fuerzas. Él lo notó, sabía que estaba asustada y yo también que él lo estaba. Nunca olvidaré ese abrazo.
-¿Qué ha pasado papá?
-Por la tarde fue a hacer la compra -mis lagrimales se pusieron a funcionar.
-Le he dicho mil veces que no salga por la tarde a comprar.
-Lo sé, pero ella no tiene la culpa. El problema fue el todoterreno que venía de frente con las luces largas encendidas. Mamá se deslumbró y chocó. El culpable se dio a la fuga.
Me quedé paralizada al oír las palabras de mi padre. Estaba muy asustada en ese momento, demasiado.
-¿Qué tiene? ¿Qué ha dicho el médico?
Papá empezó a llorar. No había visto nunca llorar a papá y eso me impactó y me puso más inquieta de lo que estaba.
-¿Qué le pasa? -dije con un tono un poco alto y queriendo saber la respuesta.
Papá se estabilizó un poco y se sentó en una silla que había allí en la habitación. Me obligó a que yo también lo hiciera.
-Dicen que está en estado muy crítico. Su despertar será rápido pero habrá que operar lo antes posible, seguramente esta misma noche.
-¿Solo hay que operar? Eso son buenas noticias.
-Sí, pero hay otra cosa.
-¿Qué cosa?
Se le hizo un nudo en la garganta, no le salían las palabras. Le di una botella de agua medio vacía e hizo un par de tragos que permitieron que pudiera continuar. Lo miré para que me respondiera.
-Tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir -dijo con los ojos cristalizados.
El mundo se me vino abajo, se desvaneció todo. El ruido que había en el hospital desapareció y me quedé mirando un punto fijo sin pensar en absolutamente nada. Ahora sí que empecé a llorar en los brazos de papá como una desconsolada.
-¿Qué tal la película? -dijo una vocecita débil.
-¡Mamá! -respondí con los ojos llorosos.
-¿Te pensabas que me iba a olvidar de tu magnífica tarde con tus amigos?
La abracé muy fuerte. No pude decirle nada, las palabras no me salían. No tenía el cuerpo como para preguntarle ni cómo se sentía. Me quedé mirándola. Toda ella, detalle a detalle. Nunca me había parado a pensar tanto tiempo en ella. Papá ya había ido a ver a la enfermera para que la revisara. También dejó que Paul entrara en la habitación. Él también la abrazó y mamá le dio muchos besos, a mí me tocó un poco después. La enfermera dijo que había que operarla ya. No nos lo pensamos ni una sola vez. Mamá se despidió de todos nosotros. Creo que en ese momento no tenía ni idea de adónde la llevaban, pero en ella había una sonrisa que nos transmitió seguridad a todos. Le deseamos suerte, Raúl también lo hizo. Por último, papá la abrazó como nunca la había abrazado y se dieron un beso apasionado. Mamá entró en quirófano.
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¿Mamá...?
ParanormalLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.