-¡Paul! La comida ya está hecha -grité un poco para que me oyera des de la sala de estar.
-¡Ya voy! -percibieron mis oídos.
Nos sentamos en la mesa y empezamos a comer los fideos que había preparado.
-Están buenísimos -dijo Paul relamiéndose-. Te han quedado muy buenos.
-Me alegro mucho pequeñajo y cuidado no te manches -tenía un fideo que le tocaba la camiseta.
Seguimos comiendo y estuvimos hablando sobre nuestra nueva casa. Paul dijo que era muy grande, que le gustaba mucho y que era un lugar perfecto para jugar al escondite.
-Pues si quieres ya jugaremos algún día, puede estar divertido -dije comiendo mis fideos.
-¡Mañana! -dijo con mucho entusiasmo.
-No creo, tenemos que hacer muchas cosas en la casa, hay que vaciar muchas cajas, hay que ayudar a papá.
-Por favor -me dijo suplicando.
-Vale -dije al fin. Él se puso feliz y continuamos cenando, Paul se manchó un poco la camiseta-. Te he avisado, vas a recibir una buena bronca.
-Si casi no se ve, no digas nada y aquí no ha pasado nada -moví la cabeza de lado a lado y le avisé de que tuviera más cuidado.
Ya casi me estaba terminando mis fideos y estaba muy satisfecha. Me retiré un poco de la mesa y dejé una mano muerta y la otra en mi barriga, cerré los ojos y empecé a arrepentirme de todo lo que había comido. De repente alguien empezó a acariciarse en mi mano que había dejado caer al aire. Me había olvidado de ella.
-¡Lasy! ¿Cómo estás? -empecé a acariciarla por todo el lomo, ella movía la cola en muestra de felicidad-, que me había olvidado de ti, ¿cómo puede ser?
-¡Lasy! -Paul se levantó de la mesa e hizo lo que estaba haciendo yo.
-Venga, termínate los fideos, que seguro que ya están fríos -dije cuando ya llevábamos un buen rato con nuestra mascota.
Yo hice el último trago de agua y me quedé reposando para poder coger un postre. Mi móvil sonó. Cuando terminé de reposar y ya no sentía los fideos en mi garganta, me levanté de la mesa y recogí todo lo que había utilizado. Cogí una pera y me senté a tomar el postre. Mi móvil volvió a sonar.
-Te está sonando el móvil, ¿no lo oyes? -me dijo Paul mientras se levantaba de la mesa y hacía lo mismo que había hecho yo, pero en vez de coger una pera cogió un helado.
-No, no lo había oído -cogí el móvil, lo desbloqueé y vi que tenía un WhatsApp.
Raúl: Laura :D ¿Cómo ha ido la mudanza? Los chicos y yo estamos locos por verte - 16 Jul. 23:12
Raúl: Debes de estar cansada así que si quieres hablamos mañana. Buenas noches :* :* - 16 Jul. 23:14
-¿De qué te ríes? -quiso saber Paul. No me había dado cuenta, pero una tonta sonrisa se esbozó en mi cara. La cambié de golpe cuando Paul se dio cuenta.
-De nada mocoso, métete en tus asuntos -reconozco que fui un poco antipática.
-Seguro que ha sido ese tal Raúl, tu novio.
-¡¡No es mi novio!! -dije un poco enfadada.
-Sí, por eso te oí que se lo decías a papá. Ya no soy un niño pequeño, de aquí muy poco voy a hacer seis años -yo me reí.
-¡Es verdad! Pero si ya eres un hombretón. Ven aquí -lo cogí y lo subí hasta mi altura.
-¿O sea que sí que es tu novio no?
-Sí -confesé.
-Lo sabía. Hacéis muy buena pareja -volví a reírme.
-Anda, recógelo todo y ve a tu habitación a dormir, mañana jugaremos al escondite.
-Pero yo estaba jugando a que el pirata Barbaazul estaba en medio de una expedición -dijo un poco triste.
-¿Has visto qué hora es? Tienes que descansar.
-Pero es que estaban a punto de asaltar el barco enemigo -empezó a montarse una de sus historias mientras movía los brazos en el aire y simulaba ruidos de explosiones.
-Pues si el pirata Barbaazul asalta esta noche, mañana no podrás jugar al escondite.
-De acuerdo -acabó obedeciendo, lo dejé en suelo y recogió todo lo suyo y se fue a su nueva habitación.
Yo me paré a hablar con Raúl, hacía mucho que no hablábamos por la mudanza.
Laura: Ohhhh :$ Qué bien que te preocupes por mí <3 - 16 Jul. 23:22
Laura: La mudanza muy bien, ya estamos todos en casa y mañana intentaremos acabar de colocarlo todo, a ver si podemos, porque hay muchas cajas :P - 16 Jul. 23:22
Laura: Tengo ganas de verte, a ti y a los chicos, así que cuando nos instalemos del todo ya quedaremos todos - 16 Jul. 23:22
Raúl: Me alegro que todo vaya bien. Y sí, cuando tú quieras quedamos <3 - 16 Jul. 23:24
Laura: ;) - 16 Jul. 23:24
Raúl: Te dejo que descanses, ya hablaremos mañana <3 <3 Que descanses muy bien :* - 16 Jul. 23:24
Laura: Lo mismo digo, buenas noches :* :* :* - 16 Jul. 23:24
Raúl: <3 <3 - 16 Jul. 23:25
Bloqueé el móvil, recogí la cocina y me fui a mi nuevo cuarto. La cama no tenía sábanas, pero no las necesitaba, estábamos en verano y especialmente esa noche hacía un calor terrible. Me estiré y cogí el portátil, decidí buscar un poco de información sobre lo que me había planteado mientras hacía la cena. Me preguntaba si había alguna posibilidad de que algún ser humano pudiera asemejarse al ser que vi en la calle, en sueños y debajo de la cama de la habitación de mamá y papá.
Media hora y no encontraba nada, pero nada de nada. Así que decidí cerrar el portátil, pero fue justo cuando le iba a dar a cerrar ventana cuando vi un enlace que me pareció curioso porque sucedió en un pueblo cercando a donde yo vivía. Era una noticia de hace unos dos años. Explicaba la historia de un asesinato ocurrido en un manicomio. El titular era así: muere hombre con lepra en el manicomio de Cantercat. Y ahí es donde pude sacar alguna hipótesis. Lo tenía ante mis ojos. La lepra. Estaba convencida de que esa enfermedad me ayudaría a encontrar un porqué de todo lo que me estaba pasando. Así que busqué en Google: lepra. No os lo recomiendo la verdad. Lo primero que hice fue cerrar la pantalla de mi ordenador portátil. Intenté borrar de mi mente las imágenes que acababa de ver, pero no pude, así que cogí coraje de donde no había y volví a levantar la tapa de mi portátil. Lo que temí era verdad. El aspecto de las personas que había en las fotografías que tenía ante mis ojos era parecido al del monstruo o fantasma que, por suerte, hacía mucho no veía. Creí tener suficiente por ese día, así que aunque nos hubiéramos mudado ese día, intenté retomar mi escritura en el diario porque no notaba que estuviera cansada.
No dudé ni un segundo en tachar las únicas dos palabras que había escrito hasta el momento. Me parecían muy cutres y muy infantiles, así que empecé muy directa.
Me desperté a eso de las diez, un poco más temprano de lo habitual. Esta vez no fue ni papá ni mamá los que lo hicieron. Fue la más pequeña de la casa, Lasy, el labrador más dócil que había visto en toda mi vida...
ESTÁS LEYENDO
¿Mamá...?
ParanormalLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.