-No sé mamá, no sé qué le ocurre a Laura, está muy rara últimamente.
-Hijo, tienes que entender que es muy difícil superar la muerte de una madre.
-Lo sé mamá, lo sé.
-Recuerda que a ti te costó mucho superar la mía. Que no es una cosa fácil.
Mateo se puso las manos en la cabeza, muchas preguntas rondaban en su interior.
-No quiero que le pase a Laura lo que me pasó a mí -dijo con los ojos lagrimosos.
-Mateo, hijo mío, tranquilo. Lo tuyo ya se remedió hace años, no va a volver a ocurrir. Ve a cuidar de tu hija Laura, que lo necesita, ahora más que nunca -Mateo y su madre se abrazaron-. Es la hora Mateo, despierta ya. ¡Despierta!
Mateo se despertó e hizo un pequeño salto del sofá. Su respiración estaba acelerada y estaba un poco desorientado. Se levantó y fue a cenar. Un poco de pasta que había sobrado el día anterior con salsa de atún, y de postre un trozo de bizcocho que había horneado ese mismo día por la mañana. La casa estaba en silencio. Paul estaba en la fiesta de cumpleaños de uno de sus compañeros de clase. Laura estaba en casa de Raúl, que había quedado para dormir con sus amigos, ya que des de su mudanza todavía no los había visto.
-¡Venga Laura! Cuenta aquello que querías contarnos -dijo Ferrán al empezar la noche.
-Es un poco difícil de explicar... -dijo Laura.
-¿De qué nos quieres hablar? -habló Marc.
-¿Qué tal por la montaña, pequeñaja? -anunció Raúl mientras dejaba cervezas en una mesa que hacía de centro de la situación-. ¿Muy aislada o qué?
-¿Ya no te gusta esto del campo, la naturaleza y los animalitos? -balbuceó Pedro que ya se le empezaba a notar la primera cerveza que había cogido nada más llegar a casa de Raúl-. ¿O es que os vais a volver a mudar? -todos se rieron, incluso Laura.
-No, no es eso -dijo Laura abriendo una botella de cerveza-. Es otro tema, un poco más delicado.
-Pues no te andes con rodeos y cuéntanoslo ya.
-Tú no lo entiendes Pablo, es difícil para mí.
-Déjala, que se tome su tiempo -dijo Raúl dándole un pequeño codazo a Pablo que lo tenía sentado a su derecha.
-A ver, empezaré por el principio. Empecé a escribir un diario personal, hará ahora un par de semanas, donde empecé a escribir lo que me estaba ocurriendo.
-¿Lo que te estaba ocurriendo? -preguntó Pedro.
-Déjala terminar anda -protestó Ferrán.
-Des del accidente de mi madre me han empezado a suceder cosas.
-¿Cosas? -se preocupó Raúl.
-Sí.
-¿Qué tipo de cosas?
-Cosas paranormales.
-¿Paraqué? -dijo Ferrán asustado.
-Paranormales Ferrán, paranormales.
-Laura... ¿Estás segura de eso?
-Sí, Pablo, estoy muy segura.
-¿Dónde está ese diario? ¿Sigues escribiendo? -dijo el último que había hablado.
-De hecho es por eso que os lo estoy confesando. Dejé de escribir.
-¿Por qué? -quiso saber Marc.
-Porque siempre que me ponía a escribir ocurrían cosas todavía más extrañas. Algunas veces oía ruidos o incluso veía seres desconocidos o niños pequeños. Al fin y al cabo, fantasmas, creo que veía fantasmas. Todo transcurría en el momento en el que abría el diario -echó una lágrima-. Le empecé a coger miedo, demasiado.

ESTÁS LEYENDO
¿Mamá...?
ParanormalLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.