Estaba en una casa en medio de la montaña con vistas al mar, un paisaje precioso. Estábamos mamá, papá, Paul y yo, Lasy también estaba correteando por ahí.
-¡A desayunar! -gritó mamá.
-¡Qué buena pinta! -dijo papá.
-¡¡¡¡Churroooos!!!! -se emocionó Paul.
Se sentaron ellos tres en la mesa, yo me quedé contemplando el mar.
-¡Laura! El desayuno está en la mesa.
-Ya voy mamá -hacía tiempo que no podía observar una imagen tan bonita como aquella.
Me acerqué hacia ellos y me senté. Estábamos los cuatro juntos, no estaba con ellos tres des del accidente de mamá, entre que ella comía cuando estaba despierta y entre que Paul estaba desanimado, nunca habíamos estado juntos los cuatro. Los miré a todos, uno por uno, estaban comiendo como si el mundo se acabara esa misma noche y esa era la última oportunidad para comer. Me animé yo también, cogí un churro y lo mojé en el chocolate deshecho y caliente. Lo mordí y una gota me cayó por la cara hasta caer en el mantel.
-¡Laura ha manchado el mantel! -Paul me delató.
-Cállate mocoso.
-¿O qué?
-¿Cómo que o qué? -me levanté para reñirle pero él se levantó rápido de la mesa y empezó a correr-. ¡Ven aquí ahora mismo! -nos empezamos a perseguir de broma. Al final pude alcanzar a Paul. Lo alcé por las piernas-. ¿Ahora qué? -le empecé a hacer cosquillas sin parar.
-Ya basta, déjame -mamá y papá nos miraban con una sonrisa en la cara. Ellos sabían que lo hacíamos sin mala intención.
-Venga chicos venid. Acabemos de desayunar todos juntos -dijo papá.
Solté a Paul y lo dejé en el suelo. Nos acercamos los dos a la mesa y terminamos de comer. Cuando acabamos, recogimos entre todos el desayuno.
-Venga Paul, vístete que vamos a ir a dar un paseo -le dijo papá a mi hermano.
Yo me quedé limpiando los platos que habíamos ensuciado en el desayuno, por mala suerte en esa casa no había lavavajillas. Los dos hombres de la casa se fueron a explorar territorio y mamá se quedó en la mesa a leer el periódico de aquel día.
-Hija ven -escuché des de la cocina.
-¿Sí mamá? -pregunté asomándome por la puerta que comunicaba la cocina con la terraza y secándome las manos con un trapo de cocina.
-Ven siéntate -me acerqué a la mesa y me senté-. ¿Cómo estás Laura?
-Bien. ¿Por qué lo dices?
-Te veo un poco mal estos días.
-No, es que he estado un poco preocupada por ti y Paul. Des del accidente está un poco raro.
-Todavía no lo habrá superado del todo -reveló mamá.
-Sí, supongo. Pero no acabo de entenderlo muy bien, mamá. Todo el mundo me dice lo mismo: ya lo superará. ¿Por qué? ¿Qué tiene que superar? Si te hubiera pasado algo más grave, aún. Pero si estás bien no hay por qué preocuparse.
-A veces en esta vida pasan cosas que a lo mejor solo le afectan a ciertas personas, y Paul es una de estas. Yo pensaba que sería el más fuerte.
-Pero he resultado ser yo -afirmé con convicción.
-No lo sé hija. Las cosas están por ver.
-¿Yo no lo he hecho bien? -ella se quedó un poco pensativa y prosiguió con la conversación.
-Te acuerdas cuando venías del instituto -empezó- y me decías: es que María no hace más que someterse a las otras chicas y no tiene personalidad, pero lo peor de todo es que no se entera de nada. Pues Laura, yo creo que María sí que sabía la realidad, sabía que la estaban manipulando pero prefería pensar que ellas eran sus amigas para poder vivir mejor. Manipulaba la realidad -me quedé un poco confusa con eso que me acababa de decir mamá-. Ven, dame un abrazo -nos abrazamos. Nos estuvimos así un buen rato. Cuando ya parecía que mamá ya no seguiría ese largo abrazo, me apretó aún más. Intenté soltarme pero no pude. Me estaba agarrando fuertemente.
-Mamá, suéltame por favor -no hacía caso, cada vez me apretaba más fuerte. Empecé a notar sus afiladas uñas en mi espalda-. No tiene gracia -le solté un poco enfadada-. Bueno ya, ¿no? -la cogí de los cabellos y con todas mis fuerzas la separé de mí. Lo primero que vi fue su cara. No era ella. Pude observar aquella cosa durante unos instantes pero no evité gritar. Grité tanto que mi grito se oyó a mucha distancia. Salí corriendo de allí.

ESTÁS LEYENDO
¿Mamá...?
ParanormalLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.