Capítulo 7

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Raúl preguntó por mí. Me había quedado paralizada, no sabía qué quería mi padre. Le enseñé el mensaje a Raúl y cogimos su coche rápidamente para ir a mi casa. Entré rápido. Paul estaba en el sofá cabizbajo.

-¿Qué ha pasado? -dije para averiguar alguna cosa.

Papá entró en el comedor con un vaso de agua. Lo dejó encima de la mesa y me hizo un gesto para que me acercara a él.

-Que él se vaya -me dijo al oído con voz muy baja para que Raúl no lo oyera.

No sabía qué quería decirme papá. Pero obedecí. Me acerqué a Raúl, nos despedimos y se marchó.

-¿Qué ha pasado papá? ¿Ha ocurrido algo? ¿Os ha pasado algo? -dije muy preocupada.

-Tranquila hija, estamos bien -dijo papá para tranquilizarme-. Solamente queremos decirte una cosa que habíamos estado pensando Paul y yo.

-¿El qué?

-Ven, siéntate -me acerqué hacia ellos y nos sentamos todos en el sofá. Bebí un poco de agua-. Pues verás, con todo lo que ha pasado Paul y yo queremos distanciarnos de todo lo que nos recuerde al accidente.

-¿Qué quieres decir? -dije confusa.

-Paul y yo hemos decidido que nos vamos a mudar.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? -me levanté del sofá enfadada.

-Laura, tranquilízate. Creemos que es mejor para todos.

-¿Pero quién lo ha decidido? ¿Paul? ¡Si solo tiene cinco años! ¿Cómo puede decidir una cosa así? Encima que no me consultáis nada, lo decidís vosotros dos solos.

-Cálmate -alzó papá la voz-. Paul vete a tu cuarto -nos quedamos papá y yo solos a discutir sobre la idea que habían tenido ellos dos.

-Aquí tengo a mis amigos, a mis amigos de toda la vida. ¿Tú sabes lo que es eso? No pienso moverme de aquí.

-Ya harás nuevos amigos.

-Qué fácil es decir eso. Encima seguro que nos vamos a la puta montaña, porque sé que que te gusta la montaña. ¿Dónde hay para hacer amigos allí? -se quedó en silencio-. ¿Nos mudamos al campo verdad? -quise saber. Él me miró y asintió con la cabeza-. No me lo puedo creer. Encima de obligarme a abandonar a todos mis amigos, me dices que tengo que ir a la montaña a vivir. Yo alucino.

-El pueblo solo está a 10 minutos en coche.

-¿Cómo puedes saber eso? ¿Ya has ido a la casa? ¿Ya la has visto? -su mirada lo delató-. ¿Desde cuándo estás planteando la mudanza?

-Des de la operación de mamá, creo que debemos pasar página. No quiero que nadie más sufra, y si por ello me tengo que mudar, me mudo. Solo quiero que Paul esté contento y alegre como lo era antes.

Me lo quedé mirando sin decir nada. Me fui a mi habitación y cerré la puerta de un portazo. Nunca solía fumar. Solamente cuando salía de fiesta y cuando tenía que relajarme, y en ese momento tenía una ganas de fumarme un cigarrillo que no eran normales. Me lo encendí y abrí la ventana. Me apoyé en el poyete de esta y empecé a hacer una calada tras otra. No podía parar de pensar en Raúl, no podía separarme de él. Lo quería. Lo amaba. No podía perderle. De repente llamaron a la puerta. Eché el humo que tenía en la boca hacia la ventana junto con el cigarrillo encendido e intenté disuadir el poco humo que podría haber entrado en el cuarto.

-Adelante -dije.

-Sé que fumas, no te preocupes en esconderlo. Cuando tenía tu edad también lo hacía sin que tus abuelos me vieran. En este tema los padres siempre nos hacemos los tontos. En este, y en muchos otros.

¿Mamá...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora