Levanté la cabeza abriendo los ojos de nuevo. Mamá estaba sonriendo. Aunque tuviera muchas vendas por todo su cuerpo, estaba guapísima.
-Dos semanas que se me han hecho eternas -continué la conversación.
-Oye, ¿por qué no bajas a bajo y te tomas un respiro?
-Acabo de llegar, quiero estar contigo.
-De acuerdo pero después haces lo que te he dicho.
-Sí, mamá -dije subiéndome a la cama y poniéndome a su lado.
Me quedé unos minutos a su lado en silencio. Contemplé el techo y pensé la suerte que tenía por tener a mi madre sana y salva. Le susurré qué quería de cenar, pero no obtuve respuesta. La miré y se había quedado dormida. Me levanté de la cama y salí de la habitación de mis padres sigilosamente y cerrando la puerta.
-¿Cómo estás hija? -me preguntó papá desahogándose la corbata negra que llevaba, aquel día vestía todo de negro.
-He tenido días mejores, pero estoy bien.
-Han pasado muchas cosas estos últimos días, debes de estar cansada. ¿Por qué no duermes un rato e intentas olvidar un poco todo esto?
-Vale papá -me dirigí a mi habitación y él a la suya.
Finalicé mi jornada en la cama. Agotada, mirando las estrellas y pensando en mis cosas.
Me desperté más temprano de lo normal. Estaba un poco desanimada por lo que le había pasado a mamá. Pero ahora estaba bien, la operación había salido con éxito y ya la teníamos en casa para poder cuidar de ella. ¿Qué más podía pedir? Fui abajo, solo estaba papá. Supuse que mamá estaría descansando en su habitación, tenía la pierna rota y moverla no era lo apropiado, así que estaba en su cuarto durante la mayor parte del día y yo le llevaba la comida a la cama y a veces comía junto a ella.
-¿Has dormido bien? -me preguntó papá.
-No del todo. Estaba un poco inquieta y me costó un poco dormirme pero al final lo conseguí.
-¿Cómo que te has levantado tan pronto?
-Me he desvelado y ya sabes que después me cuesta volver a coger el sueño -papá asintió y miré qué había puesto en la televisión, era un programa de deportes. También miré a Lasy y le hablé-. Ven Lasy, vamos a dar un paseo.
-No ya voy yo -papá se ofreció.
-No tranquilo. Con todo esto de mamá no he salido en ningún momento a la calle. Deja que tome un poco el aire que lo necesito.
-Lo que tú prefieras, ¿pero por qué no desayunas primero?
-Está bien.
Desayuné un bol de cereales con leche. Lo dejé todo recogido y cogí la correa de Lasy. Ella se volvió loca. Salimos a dar un paseo.
-Si tardo no te preocupes, quiero meditar un poco -hice saber a papá.
Salí de casa y empezamos a andar las dos juntas, una al lado de la otra. Cuando voy sola con ella me gusta hablarle como si ella me diera consejos y escuchara mis preocupaciones. Eso muchas veces me consolaba.
-¿Sabes? Raúl y yo ahora estamos más unidos que nunca. Des del accidente de mamá ha estado a mi lado todo el rato -me quedé en silencio pensando en todo aquello que me había dicho.
-No te preocupes, yo siempre estaré a tu lado -me dijo cuando se acabó la operación de mamá.
-Escúchame, si necesitáis ayuda me avisáis. Siempre puedo cuidar de Paul, y pedidme cualquier cosa -nos dijo cuando llegamos a casa después de darle el alta a mamá.
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¿Mamá...?
ParanormalLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.