-¿En qué piensas? -me preguntó papá mientras contemplaba des de fuera mi casa de toda la vida.
-Son tantos recuerdos, tantas vivencias y tantas emociones, que me cuesta un poco separarme de ella.
-Ven aquí -y me dio un abrazo-. Piensa que vamos a un lugar mejor donde vamos a crear otros recuerdos -dijo sin soltarme-. Ves al coche que nos vamos ya, yo voy a repasar que no nos hayamos dejado nada -en el momento que papá entró en casa, Paul salió de ella.
-Enano, ¿cómo estás? -pregunté.
-Bien.
-Vamos al coche que nos vamos ya -dije con energía.
Nos dirigimos hacia el coche. De camino Paul se paró secamente.
-¿Qué te pasa Paul? -se me quedó mirando fijamente a los ojos, parecía que estuviera a punto de llorar. De golpe empezó a correr y se subió en la parte delantera del coche-. ¡Eh! -grité en medio de la calle. Me acerqué hacia él pero ya había cerrado la puerta del coche y cuando fui a hablarle bajo su ventanilla con un tono chulesco-. Te dejo y no sé por qué. Ponte el cinturón -le advertí y cumplió con lo que le exigí.
-Vámonos Lasy, vamos al coche -papá salió de casa con las llaves en una mano y con la correa de Lasy en la otra.
-¡Espera! -dije corriendo hacia él-. Ves al coche ahora vengo. Dame las llaves que quiero cerrar yo -papá me las dio y entró en el coche. Mamá estaba apoyada en sus muletas que le hacían posible su caminar-. ¿Estás bien mamá?
-Por supuesto, solo estaba recordando todo lo que he vivido en esta casa -nos abrazamos y me di cuenta de que las dos sentíamos lo mismo por aquella casa.
-Anda vámonos -dije-. Hoy nos toca ir detrás las dos juntitas con Lasy. Paul se nos ha adelantado.
-No pasa nada -ella se rio y yo también
Salimos las dos de la casa, yo llevaba las llaves que me había dado papá antes. Cerré la puerta, la última vez que pude tocar esa puerta, la última vez que pude girar la llave. Nos dirigimos las dos hacia el coche. Se veía a papá y a Paul. Papá le estaba explicando cómo funcionaba una cosa del coche a Paul. Entramos mamá y yo dentro y el coche se puso en marcha.
-Bueno chicos ya sabéis que como mucho el viaje son unos veinticinco minutos, poneros cómodos -nos informó papá.
El viaje se me hizo corto, no sé si fue porque quería indirectamente llegar a mi nueva casa cuanto antes, pero se me hizo corto. Estuvimos todo el viaje callados. Yo me lo pasé escuchando música, pero no se veía ninguna boca moviéndose. Papá rompió el silencio una sola vez.
-Cuando lleguemos no quiero ninguna discusión sobre quién va a cada habitación, eso ya está decidido. ¿Está claro? -todos asentimos sin decir nada.
Llegamos a nuestra nueva casa y Lasy salió corriendo para marcar ya su territorio. Nos habíamos mudado a una casa enorme. Papá nos había contado que antiguamente pertenecía a una familia real del siglo XV.
La casa estaba dividida en dos ambientes. Antiguamente, el ambiente situado en la parte superior era la casa de la realeza, y el ambiente inferior era el establo. Cuando hicieron las reformas para modernizar el edificio, habilitaron el establo y lo intentaron integrar a la casa construyendo dos entradas a la casa, una por arriba y otra por el antiguo establo. Fuera había una barbacoa con una mesa para comer en verano, cosa que seguro que íbamos a disfrutar.
La casa era enorme. Al entrar por la puerta de arriba te encontrabas con un pequeño recibidor. A la izquierda había una puerta que te conducía a la cocina que estaba integrada en el comedor, estaba todo en un solo ambiente. Des del comedor se podía llegar a una sala llena de libros con una chimenea, un sofá y dos butacas, ideal para pasar una tarde de invierno a la luz de la chimenea con vistas a la montaña. Si volvíamos al comedor, se podía llegar al cuarto de baño y también a lo que sería la habitación de mamá y papá. En ella había otra chimenea al lado de la cama y un pequeño aseo.

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¿Mamá...?
МистикаLa vida de Laura cambia completamente tras un accidente casi mortal que sufre su madre. A partir de aquel día la protagonista va a tener que enfrentarse a criaturas en las que nunca había creído. Los fantasmas.