Capítulo 14

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-¡Venga dormilona! ¡Arriba! Que ya va siendo hora.

Me desperté con un poco de mal humor porque odio que me despierten, pero me cambió la cara al ver quién era mi despertador.

-¡Mamá! ¿Cómo estás?

-No Laura, la pregunta te la hago yo a ti -me dijo mamá.

-Bien, yo estoy bien. Pero hubiera estado mejor si mi madre -resalté ese determinante- hubiera venido a verme al hospital -dije haciéndome un poco la víctima.

-Lo sé hija, lo sé. Pero es que tenía el pie mal, se me han abierto los puntos y no podía casi ni andar. Si justo acabo de llegar ahora del hospital. Lo siento mucho. ¿Crees que no me hubiera gustado ir a verte?

-¿Del hospital? ¿Ahora?

-Sí, tenía hora a las 10:00.

-¿Y qué hora es? -pregunté.

-Son las 12:00.

-Oye, ¿pero te duele mucho? -me preocupé.

-No, ahora estoy mucho mejor, es que antes tenía los puntos despuntados y no hacían más que clavarse.

-Uf. Debe de doler mucho eso.

-Un poco, ¿por qué no te levantas y bajas a tomar algo? Hoy comeremos algo más tarde de lo normal -me dijo mientras abría las cortinas y subía la persiana.

-Vale, pero déjame un poco más.

-Está bien -me dio un beso en la mejilla y se fue de la habitación.

Pasó un tiempo incalculable.

-¡Dormilona! Despierta de una vez.

¿Otra vez, mamá? Pero esperé un momento y distinguí una voz masculina.

-¡Papá! -dije con mucha alegría.

-¿Y ese entusiasmo?

-No lo sé, debe de ser porque he estado durmiendo más de un día entero, o más -nos reímos los dos juntos.

-Sí, será por eso. Oye, me gustaría verte a la luz del día. Esta manía tuya de dormir con la persiana bajada sin que entre un rayo de luz no me gusta un pelo. Siempre que quiero darte un beso de buenas noches no me lo pones nada fácil -me dijo abriendo las cortinas y subiendo la persiana.

-Pero sí las había subido...

-¿Quién? Porque yo veo que todo está a oscuras.

-Pero... -me entró un rayo de sol justo en los ojos-. ¡Ah, papá! Sabes que no me gusta que me abras la persiana tan de golpe.

-Anda, anda, que llevas muchas horas durmiendo y ya viene siendo hora de levantarse.

Se fue y cerró la puerta. Se me hizo muy raro, mamá ya había subido la persiana antes. ¿Cómo puede ser que se hayan bajado? Llamaron a la puerta de mi cuarto.

-¿Sí? -pregunté.

-¿Se puede? -preguntó una voz femenina des de detrás de la puerta.

-Claro -era mamá.

-Laura, me voy al hospital a hacer rehabilitación, vendré para comer, ¿de acuerdo?

-¿Otra vez al médico? Si acabas de venir del hospital.

-Pero ahora es rehabilitación, lo otro era por lo de los puntos.

-Sí, tienes razón -y entonces cambié de tema-. Una cosa, ¿antes has subido la persiana?

-No, ¿por qué lo dices?

-Por nada.

-Pues nos vemos para comer, volveré sobre las 14:30 más o menos.

¿Mamá...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora