Capítulo 1

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ALYSHA

¿A quién se le ocurría salir a perder su virginidad a un club nocturno?

Exactamente, a ésta estúpida. Y como todo lo que se hace sin ser consciente de lo que puede traer esa acción en el futuro, todo eso trae su consecuencia, y la mía, lamentablemente, fue quedarme embarazada de él.

Con el peor de todos, un mafioso. ¿Que cómo lo sé? Mis poderes mentales de divina me lo informaron...

No, eso no es cierto. Él me lo dijo.

¿Pero qué puedo decir?

Estaba desesperada, es que no es normal que una persona de veinte y dos años no haya perdido su virginidad, y esa había sido yo hasta hace sólo unas semanas.

También había que agregar que me convencí inútilmente de que el hecho del alcohol en mi sangre no sería capaz de pensar en el dolor que iba a tener cuando todo estuviera hecho, cosa que no sucedió.

—¿A quién trato de engañar? Nada de esto tiene justificación. —Llevé mi mano para golpear a mi frente ante mi estúpido intento de justificar todo.

—Todo va a estar bien, Alysha. —Killian se sentó a mi lado mientras acariciaba mi espalda. —Verás que seré una buena tía. —Dijo, ésta vez un poco más alegre. La miré mientras fruncía mi ceño.

El problema no estaba en que Killian -mi mejor amiga- fuera una buena tía, el problema estaba en ¿Qué iba a hacer yo, con tan sólo veinte y dos años, con un bebé? ¡Si apenas puedo cuidar de mi vida!

—No me mires así y dime qué vamos hacer. —Admiraba la forma en la que ella siempre se involucraba en todo junto a mí, siempre dispuesta a todo por mí, como yo lo estoy para ella.

—Lo voy a tener, eso es seguro. —Me levanté del asiento y sacudí mi cabeza. —Iré a hacerle una carta, no voy hacer como esas idiotas que le niegan el derecho a su hijo de saber quién es su padre.

—Me parece buena idea. —Habló mientras se levantaba. —Pero, siéntate, iré a traer todo por ti.

—No estoy coja. —Sonreí melancólicamente, al punto de llorar. —Sólo estoy embarazada.

—Lo sé. —Ella sonrió antes de darse la vuelta y entrar en mi habitación.

Me volví a sentar en el sofá a pensar en lo que escribiría en esa carta, ¿Cómo se le dice a un mafioso que estás embarazada de él?

A ver...

Querido... No, así no.
Señor mafioso... No, así tampoco.

Damián... Tampoco, no tengo mucha confianza con él.

—¡Aquí está! —Miré a Killian, quien parecía más feliz con la idea, que yo.

Tomé lo que me ofrecía y lo dejé en mi regazo. Respiré y exhalé varias veces, sintiendo como las náuseas se hacían presente en mi estómago, y no son precisamente por las náuseas del embarazo.

—Tranquila. —Susurró Killian.

—¿Eh?

—Estás temblando.

Miré mis manos y tenía razón, estaba temblando. Volví a respirar y a exhalar un par de veces más antes de dejar que las palabras fluyeran a través de la tinta.

Para: Damián.

Lamento tener que darte las noticias mediante un papel, pero supongo que ya no te acordarás de mí. En fin, eso no importa; lo que es realmente importante es que estoy embaraza, y tú eres el padre.

Embarazada de un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora