DAMIÁN
Ella simplemente me golpeó, y no cualquier golpe. Una mujer normal me hubiese dado una cachetada, pero no Alysha.
Ella jodidamete, me pegó un puñetazo. Duro. En las bolas.
Y yo lo tenía merecido.
Al enderezarme, pude verla. Sus ojos, desde que había llegado habían cambiado de emociones rápidamente... Hagamos un repaso de todo los que he visto desde que llegué:
Confusión, miedo, ira, y la peor de todas: tristeza.Sabía que al hacer esto no simplemente me estaba haciendo daño a mí, sino que también le estaba haciendo daño a ella. Nunca dudé de que ella había caído duro en la cosa del amor por mí, al igual como yo había caído por ella. Pero, como había dicho Sam, "Hay que hacer sacrificios en la vida, y el tuyo es perderte un momento de tu vida para poder vivir los otros de una manera más tranquila."
En ese momento el bastardo había hecho parecer las cosas de una manera más sencilla, pero ahora mismo solo quería pegarle un puñetazo en las bolas para ver qué opinaba ahora. Además, ¿qué sabía el bastardo? Él no tuvo que fingir su muerte.
Tomé asiento en el sofá y traté de respirar hasta que el dolor pasó. En todo ese tiempo, Alysha se había quedado parada mirándome de una manera que hizo que por un momento olvidara el dolor de mis bolas, porque el dolor de mi corazón se intensificó. Claro, por un momento.
—Me pegaste. En las jodida bolas, Alysha. ¿Cómo crees que tendremos más hijos en un futuro? —Vi el orgullo brillando en sus ojos antes de que la tristeza volviera.
—No vas a tener más hijos. —Bufé.
—Si sigues golpeándome, claro que no lo tendremos. —Ella tomó asiento en el sofá del al lado, lejos de mí.
—Te merecías eso y más. —Hice una mueca, estando de acuerdo con ella.
—Lo sé. —Bajé mi mirada hasta mis hijos, quienes estaban durmiendo, sus caritas angelicales calmando todo dentro de mí.
—Me hiciste creer que estabas muerto. ¡Yo te enterré!
—Lo sé.
—Eres un hijo de puta.
—Lo sé.
—Te odio.
—Lo s...espera, nena. —Eso definitivamente llamó mi atención. —No puedes odiarme, cariño.
—Puedo,y quiero hacerlo. —En ese momento me di cuenta que estaba llorando desconsoladamente. Olvidando mi dolor de huevos, me levanté, tratando de acercarme lentamente a ella, hasta que la envolví en mis brazos, donde empezó a llorar de verdad.
ALYSHA
No sabía qué pensar, no sabía qué hacer. Mis emociones estaban cruzadas: feliz porque Damián estaba vivo, el hombre de mi vida estaba aquí; pero sentía ira también porque aún no sabía qué había pasado.
Deshaciéndome de sus brazos, que estaban tan cálidos, me sequé las lágrimas y me alejé lo más que pude de él. Él gruñó, no estaba contento con eso, pero que se joda. Él hizo esto.
ESTÁS LEYENDO
Embarazada de un mafioso
Action¿A quién se le ocurría salir a perder su virginidad a un club nocturno? Exactamente, a ésta estúpida. Y como todo lo que se hace sin ser consciente de lo que puede traer esa acción en el futuro, todo eso trae su consecuencia, y la mía, lamentablemen...