Capítulo 18

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DAMIÁN

Dos meses después.

Damián miró hacia el exterior mientras movía el pie derecho rápidamente. Una suburban de color negro entro en el campo de su vista, seguida de otra y otra más. Sam a su lado le lanzó una mirada y como siempre esta no decía nada.

Las puerta abriéndose y cerrándose de golpe llamaron totalmente su atención, varios hombres armados salieron y revisaron el perímetro de la propiedad antes de que una vez más, una puerta se abriera y saliera de la camioneta la mismísima "Ex- Señora de la mafia", una antigua colega.

—Gracias, cariño. —habló rápidamente mientras Lucas la ayudaba a salir de la camioneta. Los ojos color gris de Sara se posaron en él antes de pasar sobre Sam, donde hizo una mueca y negó con la cabeza. —A ver, niños de mamá, ¿en qué diablos están metidos ahora?

—No te gustaría saber. —respondió Sam en un murmullo. Ella soltó un suspiro y entrecerró los ojos en su dirección.

—Bien, vamos adentro.

Antes de que pudieran entrar al almacén que habían adquirido para reunirse, el rugido de una moto llenó el aire, haciendo que todos, incluyendo Sara, Lucas, Damián y Sam sacarán sus armas y apuntaran en un movimiento fluido hacia el intruso. Todo eso fue seguido de un jadeo y una maldición de parte de Lucas. El hombre parecía que iba a explotar.

—¿Qué diablos haces aquí, Ducan? —preguntó, adelantándose hacia el joven de algunos 17 años.

—¡Papá! —una voz femenina sonó detrás del joven con un tono de reprimenda.

Él se detuvo y empezó a caminar más rápido.

—¿Samantha? ¿Qué diablos?

—No sabía que tenías hijos. —susurró Damián a Sara, quien se encontraban a su lado.

—Sí, tengo dos. Dos dolores en mi maldito trasero. —ella negó y frotó su frente en forma de frustración. —¡Hey, amor! ¿Te encargas de nuestros dolores en el trasero? —preguntó a su esposo.

—Ve a lo tuyo, ya me encargo de esto.

—Bien. —se volteó hacia Damián. —Empecemos con esto. —Ambos hombres asintieron antes de entrar en el almacén, seguidos de Sara. La habitación sólo contaba con una bombilla en frente de poca iluminación, una mesa y cuatro sillas. Cada uno tomó asiento.

—Esto está muy mal. —murmuró Damián hacia Sam, quien estaba algo inquietante últimamente.

—Ni que lo digas. Skylar me está esperando en casa, y te aseguro que ese dolor en mi trasero se hará real.

—A ver, niños, ¿qué tanto cuchichean? Parecen nenitas.—Se burló Sara.

Damián sonrió, seguía siendo la misma Sara.

—Que seas mayor que nosotros no significa que puedes patearnos como sea. —Sara negó con la cabeza, pero pudieron ver la sonrisa en sus labios antes de que todos se pusieran serios.

—¿Qué pasa? ¿Para qué llamaron? —Damián se aclaró la garganta.

—Bueno, queremos salir de esto.

—¿Ambos? —Sam iba a replicar, pero Damián lo miró para que se callara, lo cual hizo con un bufido.

—Ambos. —respondió Damián.

—Chico Collins no parece estar de acuerdo.

—En realidad yo... —empezó Sam, pero Damián le cortó.

—Ambos vamos a salir de esta mierda. —Sara asintió y se acomodó mejor en la silla.

—Hablaré con Brent y Cameron, comandaré esta operación. Mi primo Josh también ayudará. —Ella miró a ambos hombre y luego puso sus ojos en Sam. —Para Sam las cosas serán más fáciles, sólo hay que hacer papeles y desaparecer algunas personas. —miró a Damián. —Pero para ti, no tanto. Tengo entendido que todos piensan que hay alguien más grande detrás de ti, que sólo eres el peón de esa persona.

»Van a haber muertes, y la tuya va a ser una de ellas si quieres que todo esto termine de una vez. Tendremos todo listo, esperaremos un mes antes de que tu mujer de a luz para hacer las cosas. Luego de que tres meses pasen puedes volver a resurgir de los muertos y, como siempre, —ella hizo una pausa y una mirada de dolor cruzó por sus ojos. —no puedes decirle a nadie, aparte de ustedes dos sólo Jess puede saber que en realidad no estarás muerto.

—¿No hay otra manera? No puedo perderme el nacimiento de mis hijos.

—Esta es la más facil, sabes que yo más que nadie sé de lo que te estoy hablando. Intenté salir y viste lo que me pasó. Mi familia sufrió más que yo, y la pregunta es ¿quieres eso para tu familia?

—No. —Sara se levantó de la silla y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Bien, nos reuniremos dentro de unos meses para hacer esto. —Fue todo lo que dijo antes de que saliera y dejar ambos hombres dentro del almacén.

Damián se levantó de la silla mientras se halaba el pelo hacia atrás. ¡¿Cómo iba a perderse el nacimientos de sus hijos?! Alysha le cortaría las bolas aún pensando que estaba muerto. Le exigiría a Jess llevar a ver su cuerpo para poder cortar sus bolas.

—Hermano, lo siento. Si ayuda de algo, haré todo lo posible para que puedas ver el nacimiento de tus bebés, pero creo que a Sara se le olvidó decir algo. —Damián se volteó para enfrentar a Sam. El hombre era como su hermano, habían vivido y sufrido juntos y por separado. —Hay que hacer sacrificios en la vida y el tuyo es perderte un momento de tu vida para poder vivir los otros de una manera más tranquila.

Eso fue todo antes de que el otro hombre también abandonara la habitación.

—¿Y ahora qué voy a hacer? —susurró a la habitación vacía.

Embarazada de un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora