Capitulo 3

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Liam

Mi día comenzaba a tornarse aburrido y sin nada interesante que hacer, me levante del sofá y apague la televisión para después dirigirme al baño. Me di una relajante y necesitada ducha, pero la ansiedad comenzaba a correr por mis extremidades y la desesperación cada vez se hacía más presente. La necesidad de tener droga dentro de mí se presentaba cada vez más a menudo.

Termine de ducharme y salí de la regadera, tome una toalla y seque mi cabello para después amarrarla alrededor de mi cintura. Puse mis manos sobre el lavamanos y levante mi mirada para ver el espejo, el cual estaba empañado, lo limpie con la palma de mi mano y mire nuevamente. Sentí como se erizaba mi piel al ver en el espejo un reflejo de una persona detrás de mí, pero era alguien idéntico a mí, volteé espantado para mirar detrás pero no había nada.

- Tranquilo- Escuche que me dijeron al oído seguido de una riza malévola. - Acaso te asustas de ti mismo, sólo soy eso, soy tú - El pavor me estaba consumiendo vivo al grado que no me dejaba ni hablar - Oh vamos ahora me tienes miedo, sólo deberías ver tu cara es tan parecida a la cara que tenían los niños que mataste esta madrugada.

No podía seguir allí, no así. Salí del baño y me dirigí a toda velocidad a mi habitación.

- No puedes huir de mi Liam o tal vez debería llamarte Alfa, soy la misma persona que tú, soy quien se lleva la carga en la espalda, gracias a tus errores. - La misma voz macabra resonaba por toda mi habitación.

- ¡YA BASTA! - Grite con frustración para sentir como algo helaba por dentro de mis huesos.

La voz macabra que me estaba aterrorizando era idéntica a la mía, simplemente era mi voz.

Un gran silencio inundó mi habitación y la maldita voz no se volvió a escuchar. Camine con desesperación hacia mi cajonera y tome una de las bolsitas llenas de cocaína. Hice una línea en la superficie de mi cajonera y sin más la inhalé dejando que la droga corriera por todo mi interior. Sentí una tranquilidad enfermiza correr por mi cuerpo, era algo inexplicable, pero sin duda en esos momentos era algo que agradecía sentir.

Un gran alivio me lleno por completo y deje caer todo mi peso de lleno hacia un costado cayendo directamente en mi cama. Me abrase a mí mismo intentando olvidar la escena que acababa de ocurrir. La riza macabra se volvió a escuchar, pero era más que consiente que esa riza era proveniente de mi boca. Me levante y me cambie con lo primero que encontré, puse mi pistola en la cinturilla de mis pantalones y salí de mi departamento.

Bajé a toda velocidad y salí del edificio para montarme en mi Shelby 67. Comencé a conducir como un vil loco por toda la ciudad, con una mano sujetaba mi arma y con la otra dirigía el volante. Pare en una calle desierta y baje de mi auto, me senté sobre el cofre y mire a mi alrededor, no había nadie absolutamente nadie.

A falta de acción comencé a pulir mi arma con mis dedos quitando de ella todo rastro de sangre hasta que el sonido de unos pasos despertó mis sentidos. Giré la cabeza sobre mi hombro con cautela y pude mirar que era una chica, no se veía de más de 25 años. Me acerqué a ella y sin previo aviso empuñé mi arma discretamente hacia su persona, quitando el seguro y obviamente ella lo noto.

- Oh dios mío - Exclamó llegando sus manos a su boca.

- Guarda silencio y camina hacia aquel callejón. - Le ordene señalando con mi cabeza un callejón a sólo unos cuantos metros de distancia. La chica sólo asintió y sin decir más me obedeció.

- Si quieres mi dinero te lo daré, todas mis pertenencias, lo que haga falta. - Lloriqueo la chica una vez que estuvimos en el callejón y me provocó que riera. Era más que obvio que yo no quería su dinero.

Sin previo aviso la tome del cabello y la acerque a mí para comenzar a besar, morder y chupar su sensible cuello. Cuando escuche un lloriqueo salir de su garganta la arroje al suelo y me tire sobre ella. Baje sus pantalones sin el menor cuidado y arranque sus bragas de su lugar, la chica inútilmente comenzó a patalear queriendo zafarse de mi agarre y yo le apunté con mi arma.

- Más te vale no hacerte la difícil, porque de una manera u otra lograré mi cometido - Advertí mientras pasaba la boquilla de mi arma de su sien a su mejilla y sus lloriqueos cesaron.

Doble un poco sus rodillas y abrí sus piernas, permitiéndome una entrada perfecta y la posición más cómoda para mí. Desabotone mi pantalón y baje mi bragueta saque mi miembro de entre mi bóxer y sin darle tiempo de reproche a la chica la penetre, cubrí su boca con mi mano para evitar que gritara, puse me arma en el suelo a una distancia considerable y así pude tener un mejor apoyo. Comencé a embestirla sin piedad alguna y con una fuerza incontenible, mientras con una de mis manos presionaba sus pechos.

Después de algunas embestidas más termine por derramar mi deseo dentro de ella y sus lágrimas que salían de sus ojos mojaron la mano que tenía sobre su boca. Me levante y acomode mi miembro en su lugar para después colocarme bien los pantalones, tome mi arma y la puse en la cinturilla de mi pantalón. La mire tiraba en el suelo intentando subir sus pantalones, después me agache para tomarla por el cabello levantándola del suelo y la coloque de espaldas a mí. Enrolle mi brazo izquierdo alrededor de su cuello, ejercí presión sobre él y acto seguido con mi mano libre gire su cabeza bruscamente hacia la derecha mientras que mi mano izquierda giraba su cuerpo a la izquierda emitiendo para mí el mejor sonido que pudiera existir. Deje caer el cuerpo de la chica ya sin vida al suelo y me dirigí a mi auto, con un botón de mi control abrí el maletero y tome una lona doblada que tenía allí. Me dirigí de nuevo a donde se encontraba el cuerpo de la chica y lo envolví con la lona para después cargarlo, lo llevé hasta mi auto y lo metí sin cuidado en el maletero.

Me monté en mi auto y tomé un cigarrillo de una cajetilla guardada en la guantera, lo encendí y arranque.

Cuando llegue al almacén, estacione el auto y tire la colilla del cigarro que recién me había terminado, sin más baje el cuerpo de la chica para ponerlo sobre mi hombro. Caminé en dirección a la entrada y vi a Michael montando su guardia, el sólo me abrió la puerta para que yo pasará al almacén. Me dirigí a uno de los cuartos de al fondo y el olor inmundo, pero no irreconocible se filtró por mis fosas nasales. Entre en el cuarto y mire al peculiar chico con su mandil de plástico mezclando en un gran recipiente bastantes químicos y por el olor juraría que los restos de un cuerpo.

- Te traje un poco de trabajo Pozolero - Dije llamando la atención del chico.

- Es tan difícil decirme por mi nombre Liam - Espetó molesto el pelinegro.

- No me digas por mi nombre niño y sólo dedícate a hacer tu trabajo Zayn. - Escupí molesto.

- Dale el cuerpo a Logan para que lo corte "Alfa" y así yo pueda deshacer los restos. - Ordeno el chico, lo cual me causó gracia.

- Lo dejaré aquí y tu encárgate de todo lo demás - Mascullé poniendo el cuerpo sobre una mesa metálica y salí de allí mientras escuchaba maldecir al pelinegro entre dientes.

Sin otra cosa más que hacer salí de allí y me monté en mi auto, para irme a mi departamento. Al llegar, me tiré en la cama y caí en un sueño profundo. Ni siquiera matar gente inocente me quitaba el sueño.

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Explicaré por qué el título de la novela y la aparición de posibles espíritus en este capítulo y de otros más adelante. Bien, en un estudio realizado no recuerdo donde se descubrió que el consumo de drogas es casi igual o peor que el practicar el espiritismo. Pues supuestamente muchos de los asesinos que consumían droga declaraban que lo que hacían era porque unas voces y unas grandes personas los obligaban a hacerlo. Ese tipo de cosas se presentaron en varias personas junto con las ganas insaciables de consumir drogas y la ansiedad de asesinar.
Espero haya quedado claro.
Muchas gracias por leer mi Historia y espero este siendo de su agrado.

Los Demonios De Mi PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora