Liam
— Nada más y nada menos que cinco toneladas de marihuana colombiana pura, sé que no durará y por eso hay que celebrar mis perros. — La voz de Guzmán, mi jefe retumbo en mis oídos me hizo prestarle atención más de fuerza que de gana. — Vayan a divertirse que les traje gatitas nuevas y les prestare unas cuantas de mis niñas.
Eso fue lo único que me pareció interesante de todo lo que había dicho. Sin más salimos de ese estúpido edificio abandonado donde hacíamos las entregas, intercambios y compras de productos químicos, para dirigirnos al almacén donde siempre celebramos. Cuando estaba a punto de entrar, sentí como alguien me sostuvo del brazo haciéndome girar con brusquedad.
— Esto es para ti mi pequeño líder de la jauría. — Un paquete de cocaína se atravesó en mi campo de visión y no dude en tomarlo. — Alfa no me decepciones y mantén a estos cachorros a raya. — No entendía cuál era la manía de Guzmán por la cual nos trataba como a simples perros.
— Claro Guzmán, no tienes que decírmelo dos veces. — Le aclare adentrándome al almacén y dejando a Guzmán atrás, pues se debía ser tonto para creer que él se quedaría a celebrar con nosotros.
Llegué y me senté justo en uno de los sofás de los rincones de ese inmenso lugar, para después sacar una pequeña bolsa con cocaína de que mi chaqueta e hice una línea en el dorso de mi mano. Sin cuidado alguno inhale la sustancia por una de mis fosas nasales, mientras tapaba con mi dedo pulgar la otra.
Ese hábito comenzaba a volverse enfermizo para mí y debía terminar por dejarlo antes de que fuera tarde.
— Hola Alfa— La voz de una chica rubia de la cual apenas recordaba el rostro me hizo alzar la mirada de mi tarea impuesta, guarde la bolsa y me recargue en el respaldo del sofá.
Era una de las chicas preferidas de Guzmán, una de sus niñas.
— ¿Qué quieres? — Escupí con palpable desagrado después de haber sacudido mis manos para deshacerme de los restos de polvillo blanco en ellas.
— Quieres que disfrutemos un momento tu y yo, a solas — Dijo la rubia sentándose sobre mi regazo con sus piernas abiertas y quedando con su pronunciado escote pegado a mi pecho. Eso fue más que suficiente para despertar el monstruo sediento de placer en mi interior.
La tomé por la cintura bajándola de mi para después levantarme, nos dirigimos a un pequeño cuarto arrinconado y entramos en este. Ni un minuto tarde en quitar toda prenda en su cuerpo, pero ella por el contrario se tomó su tiempo para quitar la ropa que cubría el mío mientras besaba cada uno de mis músculos. Eso desató una inmensa locura en mí.
— Termina de una buena vez perra. — Solté fastidiado y ella alzó la mirada a mi rostro para mirarme burlonamente. Una vez que terminó de quitarme la ropa me levante con brusquedad haciéndola tambalear. — Inclínate
— Pero Alfa... — Protestó haciendo que mi poca cordura se fuera a la basura.
— Dije que te quiero en cuatro, que parte no entiendes de eso, inclinarte para mi maldita sea — Escupí irritado y ella me obedeció.
Me aproxime a ella y pose mis manos sobre sus glúteos presionando levemente, para después subirlas por su cintura hasta llegar a su abultado busto tomando sus pechos entre mis manos, presione sus duros pezones entre mis dedos índice y pulgar haciéndola jadear. Me fue inevitable acallar un gruñido al sentir como abría sus piernas dejando la entrada de su feminidad al descubierto para mí, mientras rozaba sus húmedos pliegues en mi masculinidad ya erecta.
— Solo falta el preservativo Alfa— Susurro entre cortado por sus jadeos y me incline sobre ella para que mi boca quedará a la altura de su oído.
— Y quién dijo que te penetraría por aquí —Masculle rozando la entrada a su feminidad con mi dedo medio.
Dicho eso me levante bruscamente y de un sólo movimiento la penetre por completo por su cavidad anal. Seguí penetrándola bruscamente mientras presionaba sus glúteos, hasta que unas inmensas oleadas de placer me llenaron, gemí de lleno encajando mis dedos en sus caderas y perdiendo mi cordura por la intensidad del orgasmo. Salí de ella y limpié mi miembro con la blusa que había arrancado de su cuerpo, después se la lancé a la rubia que aún permanecía inmóvil tirada en el suelo. Me vestí y salí de allí con el peso de un nuevo demonio cargándose en mi espalda.
Ese maldito soy yo. Buscando mi placer a costa de los demás. Ese es Liam Payne.
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Los Demonios De Mi Pasado
Misterio / Suspenso¿Has sentido alguna vez que tu pasado te persigue?, ¿Qué todo lo que has hecho mal no te deja vivir en paz? Pues eso le pasa a Liam Payne un chico que su vida fue basada en drogas, carteles y asesinatos de personas inocentes. En resumen, una vida ma...