Capítulo 9

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Liam

De todas las chicas en esta cuidad, ella tenía que ser la nieta de Thom.

— Lamento lo de ayer, iba un poco distraído. — Exclame y ella soltó una sonora carcajada, ¿qué fue lo que dije que le causó gracia?

— Y por tus descuidos pude haber terminado en el hospital — Chillo y me miro con odio — Te imaginas si hubiera sido un niño, le hubieras arrancando la vida a una criatura inocente. — Agregó.

— Pero no pasó nada, ya podemos dejar ese tema de lado, tengo clientes que atender. — Le explique y me miro incredula para después mirar a su abuelo.

— Por favor, dime que no lo contrataste abuelo. — Suplicó la chica.

— Está aprueba mi niña, si hace las cosas bien se quedará. — Anunció el hombre.

— Pero es un irresponsable y se nota a leguas que es un rebelde. — Espetó ella.

— Liam, ve a atender tus mesas por favor. — Me ordenó Thom y yo le obedecí.

Mientras atendía a los clientes, podía ver como Thomas y su nieta hablaban o mejor dicho, él hablaba y ella despotricaba. Cada vez se ponía más roja y parecía que sus mejillas estaban por explotar, tenía la mandíbula tan apretada que me sorprendió el hecho de que está no se haya partido en mil pedazos.

Estaba por llevar unos cafés, que tenía sobre una bandeja entre mis manos a una pareja, mire hacia una ventana que daba a la calle cuando algo fuera del establecimiento captó mi atención, en la acera de enfrente estaba unos de eso malditos demonios y era igual a mi. La bandeja entre mis manos comenzó a temblar por culpa del movimiento involuntario de mi cuerpo.

— Liam — La voz de alguien se escuchaba a lo lejos — Liam — Volvieron a repetir — LIAM — Exclamó Luke parado junto a mi y yo di un brinco — ¿Estás bien? — Mire a Luke y después volví mi mirada a la calle pero ya no había nadie.

— Ah si, si, estoy bien, todo perfecto — Murmure y mire la bandeja que tenía entre mis manos, para ver el café que se había derramado — Limpiare esto y después o llevaré a la mesa seis. — Agregue y me fui directo a la cocina.

Deje la bandeja en una de las mesas y me fui hacia el fregadero, abrí la llave del grifo del agua, moje mis manos para después llevarlas a mi cara y cuello. Respire una y otra vez para calmarme, estaba a punto de darme un maldito colapso nervioso, pensába que había superado esa mierda, que sólo era mi maldita imaginación, pero desde lo que pasó ayer comienzo a pensar que esto es más que real. Lleve los nervios a raya y tome un pequeño trapo para limpiar el café que se había derramado en la bandeja y por ende también limpie lo que se escurrio por las tasas.

— ¿Estás bien muchacho? — La voz de Thomas captó mi atención haciéndome dar un brinco del lugar donde estaba y después lo mire — Mirate muchacho, estas pálido. — Exclamó tomando una bandeja, después la puso frente a mi para que pudiera ver mi reflejo y tal cual él dijo, mi piel estaba tal como un papel.

— Si, todo bien Thom, iré a llevar estos cafés. — Tome la bandeja y salí lo más rápido que pude.

Visualize la mesa de la pareja que había pedido los cafés, me acerqué a ellos con mi sonrisa más falsa y deje los cafés.

— Lamento la tardanza, aquí tienen lo que pidieron, que lo disfruten. — Murmure y me retiré.

Cada que sigo esas palabras siento como si estuviera tomando suavizante de telas, odio hablar así pero este maldito trabajo lo requiere. Mire hacia las mesas que se me asignaron para ver si alguien me llamaba por cualquier cosas que les hiciera falta, pase mi mirada por todas las mesas, hasta que su cara con un gesto de niña enfuruñada se cruzó en mi campo de visión.

Los Demonios De Mi PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora