Capítulo: #17

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-Sabia que tenía que avanzar o me quitarían lo que ya tiene mi nombre. Pero no me preocupo porque eso no durará ni un minutos más. -dice ella con una sonrisa maliciosa como si tuviera un plan macabro. Que se que lo tenía.

-¿Tienes lo que me prometiste? -pregunto Elizabeth haciendo que vinieran millones de preguntas a mi mente. April andaba igual que yo así que me miró preocupada mientras volteaba a ver a Elizabeth.

-Claro. Soy una mujer de palabra. -dice ella sonriendo. -Ahora entrégalos. -hablo nuevamente mientras el latino se acerca a mí con unas sogas y el maldito asiático más odiado ahora se acerca a April y trata de amarrarle las manos, yo reaccionó rápidamente y lo golpeó en la cara, el latino atrás de mi me aguanta de los brazos y trato de zafarme de su agarre. Mark se acerca rápidamente a mi molesto y me pega su puño con fuerza en mi mejilla izquierda. Mientras que April con su cuchilla en la mano de la clava por la espalda, este se retuerce de dolor y se voltea donde April y le da una fuerte bofetada a April en el lado derecho y ella cae al suelo.

Yo sigo luchando y veo cómo Kenia y un hombre de color se acercan a mí con una jeringa con un líquido trasparente. Yo le doy una patada al hombre en el estómago y este se retuerce de dolor y cae al suelo, de la nada se aparecen dos más y se acercan a mi mientras que veo como Mark aprieta el cuello de April, mientras ella está pegada al suelo y la mujer rubia se acerca a April tratando de inyectarle la aguja. Pasan segundos y yo trato de luchar con patadas con los hombres. April le da una patada en los testiculos a Mark, este la suelta ella aprovecha y rápidamente se pone de pie y toma del cabello a la rubia y la golpea con la cabeza de Mark con tanta fuerza que la rubia y Mark caen inconscientes al suelo. Yo sigo luchando hasta que hago mi cabeza hacia atrás y choco con la nariz del latino haciendo que mucha sangre salga de ella y me tiro hacia atrás con fuerza, callando al césped sobre él y este me suelta. Trato de correr hacia dónde está April pero más de seis hombres que vinieron con nosotros se tiraron sobre mi haciéndome caer al césped, mientras eso sucede veo a April correr mientras que escucho un disparo y veo cómo comienza a correr la sangre en la pierna izquierda de April. Esta cae al suelo y pasan segundo y ella no hace un solo movimiento.

-¡April! -gritó fuertemente su nombre mientras que los seis hombres comienzan a patearme y golpearme.

-¡No! ¡Apriil! -volví a gritar pero no me daba ninguna señal de nada. Así estuvo durante unos minutos, yo continuaba gritando su nombre, mientras todos esos hombres me golpeaban, yo solo miraba a April en el suelo sin recibir ninguna señal de su parte, hasta quedar inconsciente.

•••

Sentía frío. Estaba en algún lugar sin luz, era todo completamente negro como si el lugar en donde estaba no tuviera puertas o ventas. Era completamente negro, solo sentía que estaba sentado en el suelo, recostado de una pared fría al igual que el piso del lugar. No se escuchaba ningún ruido. Ya habían pasado minutos desde que desperté, no podía ver nada solo sentía miedo de no saber dónde estaba, que me habían hecho y mucho peor que había pasado con April.

Me aterraba el hecho de que no pudiera volver a verla nunca y mucho peor no poder oír su voz. Ella se veía tan frágil tirada en el césped.

Yo en este momento lo único que podía hacer era pensar en April y sentir dolor en todo el cuerpo por todos los golpes, también tenía frío y hambre. Ahora no sabía que pasaría conmigo o si volvería a ver a April. Así pase horas encerrado en ese lugar. Tenía muchísima hambre y cada vez tenía más frío y dolor. Al parecer era de noche porque mientras más tiempo pasaba más frío se ponía el lugar. Luego de estar varias horas más tirado en el suelo. Comenzó a hacer calor y escucho una puerta abrirse a lo lejos, aunque estaba lejos lograba escucharlo por el eco. Al parecer era un lugar cerrado y vacío porque se escuchaba el eco muy fuerte.

Luego se escuchan unos pasos por unos treinta segundos y se escucha otra puerta abrirse, ya estaba más cerca, demasiado. Luego se escuchan más pasos acercándose, escucho como una llave abre la cerradura y empujan fuertemente la puerta, no pude ver quién era ya que cuando abrieron la claridad del sol me segó por completo por largos segundos. Era un sol de amanecer, fue lo único que conseguí ver. Luego escucho una risa. Era ella, Kenia.

-Eres tan guapo que hasta todo mugroso te ves muy bien. -dice ella de manera coqueta mientas yo tapo mi cara del fuerte sol.

-¿Qué pasó con ella? -preguntó rápidamente poniéndome de rodillas.

-Que mal educado eres. -decía haciéndose la ofendida. -Yo vengo acá porque me preocupo por ti y tú te preocupas por otra que no soy yo. -ella para de hablar y suspira. -Eso es muy cruel Matt. Pero ya no importa. Ella ya no está. -dice mientras se acerca a mí y se arrodilla para estar a mi nivel y me acaricia el rostro mientras se acerca a mí como si me fuera a besar.

-Aléjate. -es lo último que digo al empujarla. -¿Qué hiciste con ella? -preguntó muy molesto.

-A esta hora ya debió habérsela comido un animal. -dice ella mientras ríe.

-No bromees con eso.

-Si no se la llevó algún animal, tal vez la encontró algún hombre necesitado. -decía mientras volvía a reír.

-¡Dime!

-Podría saberlo, pero no tiene caso decirte.  Tampoco me importa. -dice mirando sus uñas. Es lo último que hace antes de que salte sobre ella y comience a apretar su cuello con mis propias manos.

-¡Dime! ¡Maldita! ¡Juro que te mataré como el hallas hecho algo! -la estaba asfixiando con mis manos hasta que de repente entran 3 hombres corriendo por la primera puerta y yo la aprieto con más fuerza, mientras ella se retuerce en el suelo por la falta de aire, veo cómo se marcan sus venas en la frente y su rostro cambia a un color morado mientras me golpea en la cara casi sin fuerzas por la falta de aire. Entonces los hombres entran y me empujan hacia atrás pegando me contra la pared y luego tirándome al suelo y vuelven a golpearme como lo había hecho antes,  mientras veo cómo otro más viene corriendo del mismo lugar y en cuanto ayuda a Kenia a ponerse de pie y se van del lugar mientras yo le grito por una última vez.

-¡Maldita perra! -y en unos segundo pierdo la nuevamente la noción de todo.

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