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Con dificultad abrí los ojos lentamente. Un fuerte color blanco y luces agobiaban mis vista.

—Tyler? – escuche a mi lado. Mire al costado y borrosamente veía a alguien.
Volví mi vista al techo tratando de salir de mi estado de torpeza.

—¿Dónde estoy? – apenas salía mi voz, sentía la garganta seca y con cada palabra que decía sentía como se raspaba más, provocando una tos desagradable.

—En la clínica. – respondió. Esa dulce voz solo podía ser de mi hermana. Ella tomó mi mano, cuando veía con más claridad ella me dedico una sonrisa aliviada.

—¿Qué sucedió? – pregunté confuso.

—Sucedió nuevamente... – madison me miró apenada. – pero todo está bien, Tyler.

—Lo lamento. – murmuré triste.

—No es tu culpa, no te sientas mal. – madison me besó suavemente en mi frente.

—No debí haber salido ayer, no debí haber dejado la casa. – me lamentaba por salir con mis pensamientos confusos.

—Tyler, eso fue hace tres días. – replicó madison. Quede desconcertado, no era posible. Madison se levanto de su asiento  y sonrío. – pero no hablaremos de eso ahora, durante los días que permanecías dormido  vino una joven bastante linda.

Una sonrisa se formó en mostró. –¿Daya? – pregunté. Madison asintió.

Sentía como olvidaba todo lo malo y solo el rostro de Daya apareció en mis vagos pensamientos. Pero... Ella y ...el chico, mi sonrisa se borro. —Ella está afuera, le diré que ya estás despierto.

—Esta bien – murmuré. Comencé a jugar con mis manos algo nervioso, no quería que Daya me viera en esta situación embarazosa.

Delicadamente alguien abrió la puerta. —¿Puedo pasar? – esa dulce voz ... Esa voz era música para mí. Asentí algo tímido, Daya entró con una sonrisa en su cara.

—Que bueno verte despierto. – exclamó. Daya se acercó a mí y se sentó en la misma silla en la que estaba madison hace unos minutos. —Hubieron dos días que no supe nada de ti... – ella me penetraba con su hermosa mirada. – Me preocupe, fui hasta tu casa con Josh, solo tu padre estaba allá, y nos dijo que estabas aquí.

—No era necesario que vinieras. – replique. Daya me miró sería.

—Claro que si, Tyler, estaba preocupada por ti, creí... creí que algo malo te había sucedido. – dijo Daya algo exasperada.

Yo también creí que algo malo le había sucedido días atrás, pero con ese chico a su lado,¿Qué mal le iba a suceder?

—Gracias de todos modos por venir. – respondí frío. Daya frunció el ceño por mi actitud frívola.

Daya suspiró y se levanto del asiento, camino por el lugar se detuvo mirando fijo por el ventanal que había, que daba vista un bello jardín verde. —¿Qué te sucede, Tyler? – preguntó. –creí que te haría bien todo lo que descansaste, pero al parecer no fue así.

Sentí remordimiento por mi actitud, ella solo se preocupa por mí y yo soy un maldito estupido al ser tan frío con ella. —Lo lamento, solo que... No se, que sucede conmigo. – manifesté.

Daya se acercó a mí y tomo mi mano delicadamente. —No te preocupes... – sonrío – Lo que importa ahora es que estás bien...

—Y que tú estás aquí... – Daya me miró, vi como levemente se ruborizó. Bajo la vista nerviosa sonriendo.

—¡¡Eh Tyler, Que bien que despertarte!! – profirió Josh con un sutil gritó.

—Josh, no grites. – le reclamó Daya. – Ignóralo, Tyler...

—No está bien, prefiero escuchar su gritos que estar en un silencio desesperante. – reí.

—Vez, el lo ha dicho... – Josh se sentó a mi lado y me miró con una sonrisa de oreja a oreja. –Que bien que estás vivo. – exclamó.

—Si, lo mismo digo... Espera, ¿Me creiste muerto? – Josh rio.

—Era una broma, oye, hubieses visto a mi hermana como loca preocupada por ti. – Josh tomaba su café, creo que eso lo tenía con energía.

—Josh, cállate... – dijo Daya. 

«Ella se preocupo por mi, como yo estaba por ella...¿Porque? Solo se que ahora estoy mejor...» Podrían estar todos aquí, dándome su apoyo, diciéndome que todo estará bien pero aún así sentía una fuerte ausencia...una ausencia que necesitaba que estuviera presente, mi padre.

—Tyler, el doctor nos ha dicho que ya pronto te darán de alta y podrás salir aquí. – entro zack interrumpiendo lo que hablábamos Josh, Daya y yo

—Eso...eso es genial. – sonreí nervioso

Los nervios me pusieron de punta , zack siempre abre su vocota cuando no debe y ahora está Daya, no quiero ni imaginar lo que dirá ahora.
Zack se acercó a mí y me sonrió. —Ahora se por qué haz estado  tan feliz estos días. – susurro zack.

—¿De qué hablas? – pregunté.

Zack miró a Daya y luego me miró a mi. —Sabes perfectamente de qué hablo.

Mire Daya, y si, zack tenía la razón, por única vez en la vida ahora él tenía la razón. Miraba a mi alrededor, nunca había estado a gusto, nunca me había sentido tan bien después de haber dormido. Esta vez desperté y no me odiaba a mí mismo, despierte y no sentía odio por nada, simplemente... Estaba a gusto con todo.

Todos estaban dejando el cuarto para que el doctor pudiera hablar conmigo a solas, ya habían salido todos, pero Josh se acercó unos segundos —No sabes lo feliz que está ahora... – exclamó.

—¿Quién? – Josh me miró y río.

—Daya, Tyler, Daya... Nunca la había visto tan preocupada sabes... – Josh se levanto, se iba a ir pero se detuvo en la puerta — Le gustas, Tyler... La conozco y eso te lo puedo asegurar.

Josh salió, yo miraba algo perplejo por lo que dijo.

Trees|| Tyler Joseph. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora