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N•Josh.

—¡Josh, déjala! ¡Que se vaya lejos si es posible! – mi padre tomaba mi brazo fuertemente evitando que fuera en busca de Daya. Pero el maniático recibió un fuerte codazo en su estómago, al instante soltó mi brazo.

—Daya...daya... Nunca debí haber arreglado ese auto. –me decía a mí mismo.

En la desesperación miraba a todos lados, tome mi skate, tal vez no era lo más veloz aún así cualquier cosa era más rápido que yo tratando de correr. Lejanamente veía mi auto.

A Mi auto lo podía reconocer entre montones y montones. Iba a kilómetros de distancia incluyendo que además iba a toda velocidad.

Mis piernas me dolían de tanto hacer fuerza para aumentar la velocidad de mi skate estaba paranoico, Daya no sabia conducir un auto en lo absoluto y en su estado anímico era de esperarse lo peor. Me faltaba el oxígeno, me faltaban fuerzas y energía, mi rostro iban lleno de sangre al igual que mis manos ardían.

El auto cada vez se alejaba más y más, no me podía rendir no podía dejarla ir a así como así, es mi hermana la única persona con su juicio sano y a la única mujer importante en mi vida.

Entre ese gran recorrido que he hecho hasta ahora, por mis venas corrían la culpa y la ira... La ira de querer quitarle la cabeza a mi padre para poder jugar con ella, la ira de querer arrancarle ese maldito corazón si es que alguna vez lo tuvo y la culpa de querer lo mejor para Daya, no debí darle la idea de que se fuera Tyler ahora nada de esto estaría pasando, sería culpa mía si algo sucedía con ella.

Me detuve unos segundos mirando al cielo tratando de recuperar todo el oxígeno perdido, cerré mi ojos un momento para poder calmarme y seguir adelante.
-He golpeado a decena de personas y no puedo andar kilómetros en skate, muy bien Josh. - tire mi skate al suelo acomodándolo para seguir.

Alzó la vista nuevamente. Él auto había desaparecido... No podía desaparecer era un carretera directa, no habían calles a los costados para que pudiera doblar. ¿dónde se metió Daya? Avanzaba lentamente en el skate mirando a todo lados, sin embargo cada vez que me acerca había un desastre delante de mí, la luces brillante de un camión taponaban mi vista.
-¿qué demonios?. - pausadamente me acercaba al lugar, divisé a una persona que ojeaba todo el cataclismo.

Deje mi skate atrás no importó en lo absoluto para seguir caminado. Miraba el camión con impacto estaba toda la parte delantera destruida. -¿Josh?. - Quería ignorar esa voz, pero la reconocí al instante.
—¿Qué haces aquí? – pregunté, mirándola con el ceño fruncido.

—Iba conduciendo y me topé con este camión chocado. – respondió.

—Pero no hay ningún otro auto, el camión no pudo haber chocado solo. – reclame. Esto era confuso.

Ella negaba con su cabeza triste. —¿No te haz dado cuenta, Josh?.

—¿Darme cuenta de que? Aparte de que fuiste a reclamar tu maldito auto a casa... No, no me he dado cuenta de otras cosas. Por cierto no pienso pagarte el maldito auto ¿está bien?.

—Eso no importa ahora. – Jenna me miraba triste. Hace una hora me miraba con odio. -Solo te pediré que voltees, y lo veas con tus ojos.

Le obedecí, quizás podría ser algo importante.

Me quedé parado mirando a la oscuridad petrificado. Mi corazón dejó de latir sentía cada órgano de mi cuerpo en mi garganta al ver tal escena frente a mis ojos. Estaba aturdido... Sentía como la sangre me bajaba ... No podía creer nada en este instante.
—¿Cómo? – fue lo único que salió de mi boca.

Jenna sin responderme se acercó al auto antes de que lo hiciera yo. Estaba en un completo estado de shock, de incertidumbre, mirando el auto en el que Daya conducía. Estaba destruido, completamente dañado.

Por fin logrando reaccionar fui a buscar a Daya, no lograba visualizar nada todo estaba completamente oscuro jenna decidió ayudarme con la luz prendiendo la linterna de su teléfono. Su rostro de espanto al verla apenas prendió la luz me lo dijo todo.

Dirigí mi vista a Daya.
Esto no podía ser parte de la realidad.
Esto no podía estar pasando.

—¿Qué esperas? ¡Sácala de ahí! –Con mi temblorosos brazos trataba de mover a Daya, maldicion, no el cinturón de seguridad traía puesto. Su rostro tapado en sangre, todo su cuerpo dañado...solo quería desatarme en lágrimas mientras la sacaba de ese auto, me odio...oído a mi padre por todo esto... La tome en mis brazos...la miraba fijamente sin saber cómo sentirme... Sin saber qué hacer ahora.

Varios minutos en estado de shock, jenna me hizo reaccionar sacudiendo mi brazo, lentamente volvía al mundo escuchando sus desesperados gritos. —¡Josh! ¡josh! ¡Reacciona no tenemos toda la noche! –gritaba, apuntando a su auto para que la subiera. Caminaba en zig zag, mis piernas temblaban, hacia un gran esfuerzo para seguir de pie porque en este momento solo quería caer en el piso desmayado.
—¿Por qué la ayudas? – pregunté a jenna, con mi voz entrecortada. Ella echo andar el auto rápidamente, creí que me había ignorado.

—Hay límites en la vida, tal vez la golpee, pero no la dejaría morir... No dejaría morir a nadie en este mundo, la vida es algo sagrado. – respondió. No le puse le total atención a lo que me decía, mi vista estaba en Daya quien estaba inconsciente.

Mi corazón se encogía del dolor. Mis ojos se taparon en lágrimas que comenzaron a caer por sobre mi rostro, agache la cabeza tapando mi rostro con mi mano. —Todo esto mi culpa. –murmuré.

Quería dormirme, solo quería eso así para cuando despertara habré salido de esta pesadilla, todo volvería a ser normal... Mi padre feliz, mi madre tan cariñosa como antes, Daya tan feliz junto a Tyler...

Tyler

Él no sabe nada... Él debía saber lo que sucedía... Estoy segura que aunque Daya esté inconsciente ella necesita de él.

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Quiero avisar que esto ya está llegando casi en los últimos capítulos. 💔

Trees|| Tyler Joseph. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora