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Ya habían pasado casi una semana de aquel suceso, Daya y yo comenzamos a ser más unidos que antes, pero en eso cabe mencionar que aún no somos nada. La mayor parte de mi tiempo me la paso junto a ella, riéndonos, hablando de cómo estuvo nuestro día, sobre alguna que otra anécdotas. En mucho tiempo no me había sentido como ahora, seguro de mí mismo, decir lo que se me plazca sin escuchar crítica alguna. Me sentía libre de ser yo mismo.

Daya estaba afuera de mi casa esperándome, me había hecho una invitación para ir almorzar a su casa. Tuve que tomar mucho valor al aceptar, ya que estaría su padre.

So I kiss goodbye to every little ounce of pain Light a cigarette and wish the world away I got out, I got out, I'm alive and I'm here to stay – tarareaba una de las canciones que últimamente daban vuelta en mi cabeza mientras salía. Abrí la puerta, Daya estaba parada esperándome con una gran sonrisa y sus brazos extendidos, camine hasta a ella y la abrace fuertemente levantándola unos centímetros del piso, dándole un pequeño beso en su mejilla.

—Ya vamos, mi madre tenía casi listo cuando salí de casa. – exclamó Daya.

—Esta bien, ¿Y cuál es el menú de hoy? – pregunté.

—Solo te diré que hay camarones, no adelantare nada. – rio Daya. La mire sin expresión alguna en mi rostro.

—Eh...Daya... Odio los camarones. – ella me miró con el ceño fruncido.

—¿Enserio? – preguntó confusa.

Le di un pequeño empujón. —Es broma, es broma... – reí.

— Broma o no, igual te los hubiese tenido que comer. – replicó sería. –Estarás frente a mi padre, ¿no?

—No me lo recuerdes, por favor. – Daya solo rio y me devolvió el empujón.

Al llegar a casa Josh estaba afuera arreglando un auto color rojo oscuro, me causó un poco de gracia verlo sucio con aceite de auto.

—Tórtolo, ya entra a comer. – le dijo Daya a josh.

Josh volteo y una expresión de felicidad se formó en su rostro. —¿Es una maldita broma? – preguntó. No sabía cómo reaccionar, no sabía si estaba feliz de verdad o solo bromeaba con su expresión.

—¿Qué cosa? – pregunté. Daya y yo nos miramos confusos.

—Ustedes...ya...Bueno...ustedes ya, ya tuvieron su...–Daya lo interrumpió

—Josh, ¿podrías ser más directo?

—¿Ya pasaron a tercera face?, si es así díganme que usaron protección. — Daya y yo nos quedamos callados y serios.

Sin responderle a josh ambos entramos a casa. — ¡son unos pesados! – gritó Josh. — ¡Era una broma! –Solo lo ignoramos.

—¡Ma! Traje a Tyler. – la madre de Daya salió de la cocina y me saludo cálidamente con una sonrisa.  — Es algo callado, pero es un buen chico. –agregó Daya.

—Eso está bien... – dijo su madre. –Llamaré  a tu padre para que baje a comer.

Daya me miró algo preocupada cuando me noto algo tenso. —Ty, solo ignora  a mi padre, solo piensa; a mi madre le agradas y a josh también. – dijo Daya acariciando mi mano.

Trees|| Tyler Joseph. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora