•38•

3.6K 395 29
                                    

Daba pasos cada vez más rápidos en la calle, había salido de casa sin avisar a nadie de hecho ahora deben creer que estoy tirado en mi cama descansando. El sol ya se había escondido por completo, las estrellas no estaban visible, la noche estaba nublaba lo que hacía algo escalofriante el lugar y el momento.

Iba por las vacías calles con la vista baja. Tenía decidido todo lo que quería, lo que sabía que era mejor para mí, todo eso ya lo había tomado en una decisión ignorando los límites que me ponen mis padres.

Me detuve a varios metros lejos de casa de Daya, las luces estaban prendidas así que debía haber gente adentro, me acercaba lentamente sin quitar la vista de la puerta, en cualquier momento podría salir alguien, alguien como un demonio amargado quién sería el padre de Daya. Luego de estar un poco más cerca me percaté de que el auto estaba afuera;-El mismo al que me subí con Josh-; Tenía gente adentro. Me detuve en seco, me quedé parado tratando de ver quién era. Al abrirse las puertas de aquel auto bajo Josh. Suspire aliviado y me acerqué rápidamente a él.

—Josh...– Susurre atrás de él. El volteo con una cara de espanto lo que me causo gracia. –Josh quiero hablar contigo.

—Como quiero golpearte nuevamente por darme un susto. – reclamo. Pero luego sonrió. – ¿Qué pasó? ¿de qué quieres hablar?

—¿Puedes decirle a Daya que estoy aquí? – Josh frunció el ceño confuso.

—¿Porque no entras? – sugirió,rápidamente me negué.

—Tu padre no dudará en matarme si me ve, Josh.; por favor, dile a Daya que estoy aquí afuera. – Antes mis suplicas, Josh decidió ir a buscar a Daya.

Me apoye en el auto con los brazos cruzados esperando a Daya, miraba a cada segundo la puerta para ver si salía, sabía que debía ser paciente pero estaba demorando mucho. Con dudosos pasos me acerqué un poco más a la casa, mirando a todas partes para ver si había movimiento pero nada, no se veía nadie.

Ya casi rendido y aceptando de que nadie iba a salir, alguien apareció desde la parte trasera de la casa entre la oscuridad, entrecerraba mis ojos tratando de descifrar quién era. Era Daya, quien caminaba sigilosamente. Una sonrisa de felicidad se formó en mi rostro, quería correr hacia a ella pero si lo hacía iba a llamar la atención.

—Estas loco, ty, no debiste haber venido. – exclamó acercándose a mi.

—sé que estoy loco, Daya. Yo vine aquí para...– Un fuerte abrazo no me dejó terminar la frase. Yo solo correspondí el abrazo satisfecho, la abrazaba fuertemente apretando su cuerpo contra el mío, nadie sabía lo feliz que me hacen sus abrazos. Luego de ese largo abrazo Daya se apartó de mí unos centímetros.

—Mi padre está loco... No quiere que te vea más, dice que eres un mal chico para mí... Cree un montón de cosas sobre ti que no son reales. – Dijo Daya, completamente apenada. –Ty, yo no quiero dejar de verte.

Lleve mi mano a su mentón para alzar la vista de Daya delicadamente. —Yo tampoco quiero dejar de verte, No sabes lo feliz que me siento cuando estoy cerca tuyo, lo sano que me siento con cada abrazo que tú me das, Daya. – ella me sonreía con gran tristeza. –Vine hasta acá... Por que necesitaba hablar contigo.

—¿Sobre qué? – preguntó. Suspire profundo y le mostré una nerviosa sonrisa.

—Sobre una decisión que tome; una decisión que tome ignorando por completo los límites que te pone tu padre, ignorando los límites que me pone mi padre, ignorando a todo a el mundo, solo tome la decisión pensando en lo que es mejor para nosotros dos.

Tome la cálida mano de Daya acariciandola lentamente, miraba nuestras manos, había tomado una decisión pero no había pensado en una gran consecuencia, ¿Qué respondería Daya? ¿qué pensaría ella?

—y ¿Qué es mejor para nosotros dos? – alce la vista, ella me sonreía esperando a que dijera lo que tenía que decir.

—Daya... Yo...vine hasta acá corriendo el riesgo de que tu padre me viera y me matará . – reí – vine hasta acá para preguntarte algo.— En cualquier momento mi corazón se saldría, sentía como cada pulsación golpeaba mi pecho. volví a bajar la vista dándome unos segundos para continuar...—Daya... – volví a mirar a Daya fijamente. — ¿Quieres intentar algo junto a mí? ...Poder intentar ser felices juntos... Ignorando toda la mierda que se nos oponga, ser más allá de los amigos que somos ahora... Ser dos correctas personas tratando de amarse.

Luego de esas palabras me quede mudo, ambos nos quedamos mudos, veía impacto en la cara de Daya, ella no reaccionaba ni yo tampoco, aún tenía su mano entrelazada junto a la mía. Ella bajo la vista unos segundos, luego me volvió a posar su mirada en mi con una sonrisa marcada en su rostro, pero aún no decía palabra alguna. —Entenderé si no... – fui interrumpido por un repentino beso de Daya, bruscamente se había abalanzado sobre mí para hacerlo. No sabía si eso lo debía tomar como un si.  Separamos nuestros labios unos centímetros para poder mirarnos.

—Tyler... Yo quiero poder ser feliz junto a ti, ignorando a todo el mundo... ¿ intentar algo contigo?...Claro que si – Dijo Daya.

La abrace fuertemente hundiendo mi cara en su cuello. Maldicion, Por fin después de tantos años, por fin después de tanto dolor, por fin estaba completamente feliz, con mi sonrisa llena de una felicidad honesta, una felicidad que nunca había sentido acompañado de un sentimiento de emoción.

Trees|| Tyler Joseph. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora