Capítulo 21

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-¡Aléjate de ella!- regañó Diego.

-Basta, Diego.- intervine.

Yo estaba en medio de ambos, siendo aplastada por sus grandes cuerpos amenazantes, los dos con puños cerrados, dispuestos a golpearse.

-¡No puedes hacerme nada!- le aseguró Ray a Diego burlonamente.- James jamás te lo perdonaría.

-¿Qué?- pregunté mirando a ambos por respuestas.

-Muy pronto ya no importarás, ya no serás nada y podré partirte la cara.- aseguró Diego, molesto

-Claro, niño.- se quejó Ray sarcástico.

-¡Oigan!- los llamé pero no me prestaban atención.

Ambos seguían con los insultos el uno al otro y posiblemente terminaría todo esto mal, me alejé de ambos y miré algo con que golpearlos.

Pero al girarme noté como ya empezaban a empujarse y como Ray estrangulaba a Diego y como este lo golpeaba en las costillas.

Encontré una manguera que estaba entre las plantas de la entrada, abrí el grifo y el agua salió disparada de la manguera.

Apunté a los chicos y abrí aún más el grifo, el agua los mojó rápido y al estar fria, logró que se separaran y trataran de esquivar el agua.

-¿¡Que...que rayos te pasa!?- gritó Diego molesto, temblando de frio.

-¡Jo..Jous...! ¡¿te haz vuelto loca?!- gritó Ray, molesto.

-¡Nunca escuchan!- me quejé.- Esta era la única forma.

-Claro, ¿Qué mejor forma que morir de un resfriado?- se quejó Diego sarcástico.

-Es hora de que me vaya.- aseguró Ray.- Te veo mañana.

-Aun no acabamos.- le advertí.

Asintió, mientras sus labios temblaban de frio, caminó hasta su auto para irse, no sin antes mirar de forma amenazante a Diego.

Una vez que Ray se fue, Diego me miró molesto, pero rápido retrocedió al verme apuntarle con la manguera.

-Jous, baja la manguera.- pidió Diego asustado.

-Fuiste muy tonto.- le regañé.- ¡Todo un animal celoso!

-Si, muy tonto, pero si me vuelves a mojar, será maltrato animal, tómalo en cuenta.- sonrió nerviosamente.

Arrojé la manguera de nuevo a los arbustos, para entrar a casa, dejándolo ahí afuera él.

Caminé furiosa para subir las escaleras, subí los escalones de dos en dos y corrí a mi habitación.

No podía mantener el control de mis pensamientos, estaban volviéndome loca, no tenían ningún orden y todo lo que pasó esta noche me tenía muy confundida.

Ryan me quería, pero no como hermana.

Diego y él estaban ocultándome algo, algo de verdad importante.

Ray me había ocultado la verdad porque estaba protegiéndome.

Pero la pregunta era...¿De qué?

Me arrojé a mi cama y solté un largo suspiro lleno de frustración, angustia y desesperación.

Quería saber todo de una vez por todas, ya no soportaría descubrir más mentiras de parte de todo mundo.

No me importaba si lo hacían por mi bien, odiaba no saber las cosas, mi cabeza ya no daba para más.

El dolor de mi hueco ardía, el ver a Ray de nuevo y poder pasar tiempo juntos me había hecho feliz, me hacía sentir tranquila.

Era como si él me diera seguridad y eso extrañaba desde que me fui.

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