Navidad

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En Navidad la noche del veinticuatro al veinticinco fuimos a la misa del gallo después de cenar todos juntos.  Los días entre Navidad y año nuevo los pasamos mis hermanos y yo ayudando a mi padre en su taller.

El treinta y uno fuimos a casa de mis tíos a celebrar año nuevo. Tenían una casa enorme de dos plantas con un salón como el tamaño de una pequeña casa. Así que todos los años invitaban a toda la familia y algunos amigos o vecinos. Se que habían invitado a sus vecinos, pero había ocho platos que no sabía a quien pertenecían. 

Entonces vi entrar por la puerta a Gadriela. Llevaba un vestido azul marino con encajes de flores también azules, le llegaba por encima de las rodillas. Tenía el pelo suelto ondulado. Al principio no la reconocí hasta que vi esos ojos marrones oscuros tan hermosos que tenía.

La cena iba a empezar y al ser tanta gente mis tíos colocaron unos pequeños carteles con nuestros nombres. Me tenía que sentar entre mi hermano mayor y Gadriela. Ella estaba hablando con su hermano. Cuando vi que habían terminado decidí hablar con ella.
- ¿Qué te parece la fiesta?- fue lo único que se me ocurrió preguntarle.
- Parecidas a  las que organizamos en mi casa. Pero con menos gente y la comida sabe mejor.- me reí un poco. Pensaba que me diría algo como no te burles, pero ella también se rió.
Estuvimos hablando toda la cena. Nos reímos bastante la verdad. Fue increíble.
- ¿Te has echo tu el vestido? - no quería decirle eso, pero no me atreví.
- Si, porque ¿Te gusta?- fue lo que me dijo y me miró.
- Bueno es que estás preciosa con él- por fin lo dije. Ella me miró con una sonrisa tímida y miró al suelo. Mi hermano mayor me dio un codazo.  
- ¿Que tal ligando con ella?- me susurro. Le miré con una cara de anda déjame en paz.

Llegó la hora de las uvas. Sonaron las campanadas y empezamos a comer. Mi tío abrió el confeti justo cuando acabaron de tocar las campanadas. Brindamos con champán. No todos porque algunos aún éramos menores. Aunque Gadriela si tomo. Lo que me resultó extraño, pero tampoco era tan raro. Por una vez al año. De todas formas aunque me hubieran ofrecido no hubiera querido. El champán sabe horrible.

Mi tío había contratado a un DJ pero no apareció. Gadriela dijo que ella podría ocuparse que sabía usar la mesa de mezclas. La verdad es que lo hizo muy bien. Estuve bailando o algo parecido, hasta las cerca de las dos.

Gadriela tenía que irse así que la ayude a encontrar su abrigó. Se le cayó una moneda que llevaba en el bolsillo. Fuimos los dos a por la moneda y nos dimos un cabezazo. Vi que llevaba unas manoletinas negras. Lo que más me sorprendío fue que tenía un tatuaje en el tobillo izquierdo. No sabría bien cómo describirlo, así que le pregunté por él.
- ¿Que significa el tatuaje del tobillo?- miró con cara rara cuando se lo pregunté
-Ahh, Es un tatuaje familiar. Todos en mi familia se hacen uno al cumplir los trece.¿por que?- no sabía que decirle.
- Es que... tiene una forma muy extraña- le dije un poco nervioso.
- Son unas alas atravesadas por un arco y unas flechas.- me respondió y se fue con su familia. Lo dijo un poco seca, como si no quisiera hablar del tema.

Hasta el día de los Reyes Magos estuve pensando en el tatuaje. Creo que no significa lo que me dijo. Busque en internet pero no encontré ninguno que se le pareciera ni el que buscaba.
Las fiestas fueron genial me regalaron un montón de cosas videojuegos, películas, libros y una bicicleta nueva.
Este año había tenido suerte, por que la fiesta caía en viernes y no tendría que ir al instituto hasta el lunes. Pero cogí un resfriado y no puede ir al instituto hasta el miércoles.

Seguía pensando en el tatuaje y lo único que encontré fue que algunas veces  las flechas podían representar la muerte. Pero descarté esa opción. Las alas podían significar libertad. El arco resistencia, sigilo, agilidad, guerra...
Pero todo junto no conseguía tener un significado lógico.

Un Tímido Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora