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~Mensaje de la escritora.
Aunque la historia ha llegado a su fin. Esto continua un poco más. Si  todo va bien tal vez haga una segunda parte. Si os gusta la idea. Esto es solo  para que sepáis algo sobre el futuro de Castiel.

~Narrador Castiel~

Aún el hospital. Aquella mujer Vigdís venía a visitarme a diario. Por alguna razón yo era el único que había despertado. Uno de esos días vino con un hombre no aparentaba más de treinta. Nos dejó a solas.
-¿Eres otro de esos loqueros? Créeme estoy bien, mientras la habitación siga siendo oscura, nada de blanco.- una sonrisa leve salió de sus labios.-¿Te parece graciosos?-
-Sigues siendo igual que antes.- aquello me desconcertó.
-¿Perdón nos conocemos?- según la mujer habían pasado unas cuantas eras, ¿cómo podía ser que alguien me conociera?
-Nos conocíamos.- otra vez esa sonrisa, me recordaba a alguien.- Los oscuros tenemos la creencia de que vivimos varias vidas. En una de esas vidas nos conocimos. Por cierto bienvenido al futuro.-

Era muy gracioso, pero después de todo lo que había pasado en la nada ya no sabía si era real o no.
-Mi nombre es Warren. Mi novia por así decirlo es quien ha conseguido sacarte de ese estado.-
-¿Vigdís?-
-Noo, ella es la ahijada de  mi novia.- hizo unas comillas con las manos.- Ella fue quien creó lo que ha conseguido que despiertes. Tú con otros seis estabais en un laboratorio suyo. Llegasteis a esta nave mucho antes de que mandara los planos para hacerla. Sus notas son un montón de ideas. Tenemos que probarlas todas, con todos, pero si uno se ha despertado supongo que solo hay que encontrar la cura y la persona.-
-¿Y todo esto porque?-
- Para saber porque aquel chico telépata, con el que no me llevaba muy bien, que pensaba que no me importaba lo que le había pasado a Gadriela. Es uno de esos sietes que estudiaba. Podía haber sido cualquiera, pero tú eres el único por ahora que sabemos que está directamente relacionado con su pasado.-
-¿Azrael?- aquella sonrisa era la suya, pero su cuerpo, su forma de vestir. No podía ser él.
-Así es, pero por favor llámame Warren. Esa vida no fue nada fácil. -
Una chica de unos doce años de pelo oscuros y ojos marrones apareció con un par de papeles.
- Papá, necesitamos ayuda. No sabemos como colocar a cada uno de los sujetos con las vacunas de madre.- sujeto los papeles y le dijo que esperara.

-Si necesitas algo. Respuestas, otro tipo de comida dímelo. - me sonrió para volver a ir al trabajo.
-Espera, ¿Cómo sabes que Gadriela y "tú novia" son la misma persona?-
-Aunque nuestras vidas son distintas, siempre hay una cosa igual en todas. Gadriela, mi novia  siempre ve la muerte de su madre y yo pierdo el brazo derecho.- no había apreciado que no era real. Se levantó la manga. Solo tenía una mano y un conducto metálico que llegaba hasta la zona de brazo que conectaba con el cuerpo.
-¿Pero en la vida nuestra no te pasó?- aquello pareció traerle malos recuerdos. Sus ojos parecían estar a punto de soltarlo todo, pero aguanto.
-Si que pasó. Gadriela y yo intentábamos arrastrarte hasta el avión. Yo te sujete las piernas y ella los brazos. Me dieron un balazo. Al principio no parecía nada, pero del esfuerzo que realice teniendola adentro, se infectó al par de días lo perdí.- pude ver que sus ojos se humedecían. Tal vez no fuera por el hecho de haber perdido el brazo en esa vida, pero si en está.
-Espera ¿Qué le pasó a Gadriela en  nuestra vida, mi vida?- ya no sabía ni cómo tenía que hablar.

-¿El por qué desapareció?- le afirme.- Sufrió lo que llamamos una Sitiania Blanca. Se provoca cuando el cuerpo absorbe más radiación blanca que delanim que es la sustancia que nos convierte en oscuros. Ambas son incompatibles así que provocan un fallo orgánico terminal, que puede durar meses tras captar esa radiación. Los telépatas la tenéis y parece ser que intensa. Las almas viven en un lugar en el que el delanim es todo lo que hay. Se recuperó, vio la situación que sufrían las almas y que su hogar no era tan bonito como habían pintado. Ellos le enseñaron el resto del mundo y siempre los oscuros éramos como la peste. Discriminados, ridiculizados... Solo nos necesitaban para matarnos entre nosotros.
Por eso empezó la sublevación y por eso nos fuimos con ella. Para cambiar el mundo. ¿Y qué pasó? Que el mundo no cambio.-

Era demasiada información, entonces   sí que había estado enferma y tal vez por mi culpa.

Mis pensamientos cesaron cuando abrió la puerta dejándome solo en la sala de paredes grises hasta la siguiente vez que nos volviéramos  a ver

Un Tímido Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora