¿Qué de qué?

9 3 2
                                    

Entramos en la sala y un hombre mayor nos recibió. Tendría unos 60 años.
-Así que el menor de los Viña ya tiene la edad. Una suerte, ¿no?-
-Aún no sabe nada- le respondió mi padre.
-¡Ahhh!- cogió un libro y lo colocó en la mesa.- Castiel tienes que escuchar lo que digo y tener la mente abierta, ¿de acuerdo?- paro.- Eres un telépata. Tiene poderes de telepatía, puedes mover cosas, alterar su forma, su estado y controlar la mente de las personas... No obstante no todos podemos hacer todas esas cosas. Sin embargo tú familia es antigua y pura. Así que probablemente puedas hacer esas cosas ¿Te queda claro?-

Si estaba totalmente claro. Estaba en un psiquiátrico o algo por el estilo. Seguro. Cómo que telépata y eso de controlar cosas. ¿Mi familia pura? Ja. Ni que fueramos la realeza. Yo un telépata. Imposible. No podía ser. Como una a ser capaz de leer las mentes de las personas si no sabía aprobar un miserable examen.
-Si, claro. Venga ya. Mover cosas.-
Entonces levantó su brazo y empecé a elevarme.- Estaba levitando. Me asusté mucho más de lo que ya estaba. Creo que casi me desmayo.
-Tranquilo, hijo.- mi padre me dio un vaso de agua. Intentaba respirara bien.- Inspira, expira.-
- Mañana tus poderes se activarán y podrás empezar a estudiar con nosotros.- dijo el hombre mayor.  No me podía mover del sitio estaba en shock. No acababa de creérmelo.

Mi padre tuvo que usar sus poderes para moverme. No podía creerme que fuera capaz de hacer esas cosas. Mi padre un telépata y ¿ nunca usa sus poderes en casa? Un momento si era telépata podía saber que estaba pensando en este momento.

-Si, hijo. Puedo hacer eso.- se me escapó un alarido. Era verdad.
No terminaba de creermelo. Volvimos a casa. No cene, fui directo a mi habitación aun estaba un poco en shock. No sabía cómo se suponía que tenéis que reaccionar a algo así.

Mi hermano entró y se sentó a la vera de mi cama. Estaba enrollado en el edredón.
- Se que es difícil de asumir a todos nos a costado.-
- Un momento a todos.- di un brinco.-  Sois telépatas y no me los habéis dicho.- le respondí enfadado.
-No podemos son las normas. Todos hemos o asistimos a ese colegio.Pero no te preocupes no es difícil, harás amigos.- aquello me pareció gracioso.
-No me convences, pero si no tengo más remedio, no me importa.- la verdad, no sabía cómo me iba a librar de aquello. Lo más probable era que todo aquello fuera una gran mentira.
-Pues menos mal porque vas a tener que ir todo el verano.- mis ojos se pusieron como plato.- Bueno rectifico todo los que queda de año y de aquí a que cumplas los veinte.-
-¿Como?-  creo que casi se me salen los ojos de la cara. Jajaja
Se fue no me dijo más nada, supongo que vio mi reacción o sabía que pensaba de todo aquello.  Una gran falsa. Tendría que ir por cuatro años mas a ese colegio más el instituto. Pero y la  universidad. Pensaba irme de aquí cuando cumpliera los dieciocho para ir a la universidad  en a otra ciudad. Eso era imposible. Tenía muchas cosas que hablar con la almohada.

Un Tímido Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora