¿A dónde?

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La ciudad parecía intacta. Nadie hubiera dicho que un ejército la hubiera dominado. Andábamos en fila india siguiendo. La verdad es que no sabía a quien seguíamos. Estábamos en medio de la fila, pero no llegaba a ver el inicio. Mi hermano iba más atrás. No quería que viniera si no quería, pero no podía decírselo porque no lo veía bien.
Pasábamos alrededor de soldados. Las casas estaban cerradas, pero en algunas pude ver a gente dentro. Todos los soldados se alarmaron. Una familia salió corriendo de la casa. Pude oler el fuego. La casa se están incendiando. Gadriela llegó con un hombre enchaquetado. No aparentaba ser un soldado, más bien un hombre de negocios. Gadriela le ordenó algo y fue a hablar con la familia.

Ella se adentro en la casa. Mientras que el hombre sacó agua del suelo y la echaba a la casa. Se adentraba poco a poco en ella, cerciorándose de apagar cualquier rastro del fuego. Cuando ya no podía verle, volvía a ver a Gadriela estaba en la planta de arriba que aún estaba en llamas. Salto con algo en los brazos. Llegó al suelo perfectamente sin un rasguño.

La familia se acercó a ella. Llevaba a una niña de unos cuatro años en brazos y se la dio a sus padre.

-Increíble , ¿verdad?- me dijo Azrael que estaba detrás mía. Asentí. - Pues algo más loco, es que ha entrado sin usar sus poderes. Cualquiera de nosotros lo hubiera hecho, pero con nuestros poderes. Debe estar muy enferma todavía.- lo mire de repente.

No parecía que estuviera enferma ni nada por el estilo ¿Quién iría enfermo a la guerra? - Pues cualquiera de nosotros si nos obligan- iba a quejarme.- Sé que no te gusta que te lea la mente, pero estoy intentado leer la de estos soldado y la tuya es tan fácil que casi lo he hecho sin intención.- aquello me ofendió bastante, pero ya se me pasaría el enfado y supongo que en parte tenía razón.

Llegamos a un avión enorme militar. Yo parecía el más sorprendido. Hasta Miguel se burló de mí. Le vi la sonrisita en la cara. No sé cuánto tiempo pasó desde que subimos hasta que aterrizamos , pero seguramente había pasado una noche, porque casi todos nos habíamos dormidos.

Al salir estábamos en un patio enorme, se podían ver lo edificios del fondo. Un hombre alto, con medio rostro quemado, ojos oscuros casi negros al igual que el cabello se presentó ante nosotros. Casi todo los de allí estaban atónitos. Hasta creo que algunos se arrodillaron.
- No porfavor. No tenéis que hacerlo. Eso es una tontería. Yo no soy superior a vosotros. Solo algo más viejo.- él se rió y los demás también. Parecía que estaban un poco tensos. - Podréis comer cuando lleguemos a la ciudad además se os dará una habitación, así que os recomiendo que os pongáis por familia o amigos como queráis. Son de diez personas las más grandes y de cinco las pequeñas.

No sabía que hacer, mi hermano y yo éramos dos y tal vez Hunter porque nadie de su familia había venido. Todos se pusieron ha hablar. Los soldados están descargando cosas del avión. Hunter y Samuel venían juntos él no tenía ningún problema en quedarse con nosotros lo prefería a estar con su familia. Samuel miraba a Azrael, parecía que le pedía que se quedará con nosotros. Se fueron hablar a solos, discutieron , pero decidió quedarse al final. Aunque no lo veía muy conforme.

-Bueno espero que ya hayáis decidido, porque nos vamos a Sugova. - Samuel y Azrael se miraron emocionados y Hunter y yo confusos.
-Es la capital de los oscuros. Es una ciudad sagrada para ellos. - nos dijo mi hermano.

La habitación estaba bien cinco literas. Cenamos a gusto y nos dejaron por ahí. Samuel y Azrael estaban emocionado íbamos detrás de ellos todo el tiempo. Los edificios eran muy diferentes entre sí había algunos completamente de cristal y otros de madera. Creo que vimos toda la ciudad. El último sitio donde querían ir era increíble. Estaba al aire libre, pero las paredes eran oblicuas, parecía que se movía. Era una sala de entrenamiento. Había materiales de todo tipo, para tiro con arco, jabalina, artes marciales, espada, campo de tiro... Era una pasada. Era como un gimnasio, pero más guay y más grande.

Samuel y Azrael encontraron a Gadriela. Yo quería ir e iba a hacerlo , pero escuché la voz de Azrael en mi cabeza diciéndome que no. Le dieron un abrazo, estuvieron hablando con ella. Estaba un poco enfadado con ellos yo quería hablar con ella y no había podido hacerlo.
El camino de vuelta no fue igual, fue más callado. Algo debió de decirles para que estuvieran así.
Estaba harto de aquel silencio.

-¿Que ha pasado?- grité cuando estamos ya dentro. Todo se asustaron. -Sabéis perfectamente a qué me refiero. Sin excusas.-
-Dentro de tres días se hará un debate y en cuatro se votará. - no veía nada malo.- Si no gana un bando oscuro - Azrael se paró.
-Si no gana un bando oscuro digamos que no podremos vivir más aquí. - continuo Samuel.- Al parecer los blancos se están radicalizando. Quieren acabar con nosotros.- todo volvió a ser silenciosos. Nadie habló más aquella noche.

Un Tímido Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora