Dos días faltaban para la boda de mi primo y yo como loca, seguía buscando un vestido para la ceremonia. Todos los que me gustaban eran para estar en un restaurante pero como la boda era en la playa.....
Isaac, Gabi y Jack ya tenían los trajes comprados. Yo me fui sola al centro otra vez para ver si veía algo. Me estresaba. No encontraba nada. Al final, como todos los días me vine sin nada. Llegué a casa, me tumbe en el sofá y me quedé un rato allí. No podía creer que, tres días que he ido a las tiendas no he encontrad nada de nada.
Me metí en la ducha y estuve como una media hora metida allí. Mientras me imaginaba que era Lucrecia de Águila Roja, me acordé de la madre de Isaac. Cogí mi teléfono móvil y la llame. Me acordé de que una amiga de ella, tenía una tienda de ropa y quería que me buscara algo para ir a la boda. Ella me dijo que iba a buscar y que intentaría encontrarme algo. Cuando salí de la bañera, bajé al salón y me encontré a mis tres hombres de la casa.
- ¿Dónde estabais? - dije dándole un beso a Isaac.
- Fuimos a una tienda de Honolulu para ver algunos vestido para ti pero, si a mi no me a gustado ninguno, no creo que te guste a ti. - cuando Isaac dijo eso, me acerqué a el y le di un abrazo.
- Aiiiii mis niños que los quiero yo más que a nadie. Os como. - dije dándoles un beso a todos.
- Pues empieza. - dijo Gabi. Cuando dijo eso, aproveché que tenía el sofá detrás para tirarme encima de el y chuparle la cara que es lo que a el mas coraje le daba. - ¡Para! ¡Para! - dijo gritando y riéndose.
- No querías que te comiera, lo estoy haciendo - dije mordiéndole el pecho. - Pero si quieres que pare, tendrás que pedir pizza tu y pagar tu. - dije cogiéndole las muñecas.
- Trato echo. - dijo. Cuando me levante de encima de el, intentó tirarme al suelo pero como yo soy muy lista, me aparté haciendo que el volviera a caer en el suelo.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
- Esta tarde te vienes conmigo. - dijo Isaac cogiéndome de la mano y chocandome con el.
- ¿Y dónde vamos a ir, señor. - dije rodeando su cintura y con la otra, poniéndola encima de su cuello para acercarlo a mi.
- Es una sorpresa pero lo único que te puedo decir es que, tiene que ir usted algo arreglada. - dijo besándome los labios como tanto me gustaba. Me encantaba estar con el. El era quien llenaba todo ese dolor y vacío que yo tenía en el pecho y veía que algo bueno se avecinaba a nuestras vidas.
Llegaba la hora de salir y opté con ponerme un vestido negro con unos complementos en plata. No sabía a donde me iba a llevar Isaac pero si el mismo me dijo que me arreglara, tiene que ser algo importante para el y que quiera recordarlo a lo grande. ¿Y si esta embarazado? Me lo acabo de imaginar. (DIOS, QUE COSAS PIENSO)
Al caer la noche, salí de el vestuario que teníamos en la planta de arriba y bajé los escalones. Allí solo encontré a Jack en boxers y a Gabi con toda la boca manchada de Doritos. Al verme, los dos se levantaron para mirarme. Sabía que estos complementos y este vestido le resultarían conocidos a Jack, ya que fue el, quien me los regaló. Me fui a la entrada donde me esperaba mi pequeño "princeso" y de la mano, nos fuimos al coche que tanto le gustaba conducir, el mío.
Estuvimos mucho tiempo dando paseos de un lado a otro hasta que paramos cerca de la playa, cerca de un acantilado precioso donde me gustaba venir para ver las estrellas. Al bajarme de el coche, Isaac cogió una cinta roja y me la ató al rededor de los ojos. Me quedé quieta, sorprendida de lo que estaba haciendo. Después, me cogió en brazos y me llevó playa adentro. Se escuchaba de fondo las olas romper en la orilla, a los pájaros cantar y una brisa tranquila y fresca que, azotaba mi pelo de un lado a otro.
Isaac dejó de caminar y me soltó lentamente en el suelo. Después me quitó la venta y al abrir los ojos vi algo que me sorprendió mucho y me hizo derramar lágrimas. Lo que tenía delante de mis ojos, era el acantilado que más me gustaba de Hawaii, con una cueva en el interior donde se veía velas encendidas y rosas derramadas en el suelo.
- Isaac..... esto..... esto es precioso. - dije volviéndome para besarlo y abrazarlo.
- Esto es poco para lo que tu de verdad te mereces. -dijo el abrazándome y besándome en la frente. - ¿Que te parece si, vamos a ver lo que hay allí dentro? - dijo besándome el cuello. Yo asentí y con cuidado de que no me cayera con los tacones por la arena, llegamos a donde estaba la cueva. Me quité los zapatos y sentí cada uno de los pétalos que estaban en el suelo, suaves y con olor un olor perfecto.
Nos sentamos y vi, que en el suelo, se encontraba dos botellas de vino y dos copas con dibujos. Al acercarme vi, que en cada una de ellas, ponía nuestros nombres. Todo esto era precioso, era como estar en un cuento de hadas. Al sentarme, Isaac abrió una de las botellas y empezamos a beber. Era todo tan bonito, tan acogedor que, me gustaría congelar el tiempo y quedarme allí para siempre con el, los dos juntos.
- Grace, llevo tiempo queriéndote decir y darte una cosa pero, con el miedo y los casos no he tenido oportunidad. Quiero decirte que eres y seras la mujer más maravillosa que hay en este mundo y la que me cambió la vida. A tu lado,recuperé las ganas de amar después de que, tantas mujeres me hicieran daño y por la perdida de mis padres, tu me ayudaste a seguir a delante. Mientras tú me asegurabas que en ningún momento tu me abandonarías pasara lo que pasara, me enseñaste lo que era el verdadero amor. Pero no hay sosiego ni tranquilidad en este amor, así que no puedo ir más despacio, no puedo esperar más. Dicen que algo como esto sólo se siente una vez en la vida. Dicen que cuando llega el verdadero amor, se nota. Todos esos momento de lágrimas, de risa o de tristeza, de nuestros juegos, de viajes inesperados que no todos salían como esperábamos y de nuestros planes e ilusiones me llevan a preguntarme muchas cosas. Pero especialmente una, ¿quieres casarte conmigo?
Mi corazón se paró en seco al escuchar esas palabras y al ver, que de su bolsillo sacaba una pequeña cajita. No podía creer lo que estaba pasando, no podía respirar. Quería decirle que si, pero mi voz no salía de mi garganta.
- Si..... si...... Si quiero casarme contigo. - dije abalanzándome sobre el y besándolo con locura. Esto me había superado, lloraba como una magdalena. Estaba feliz, nerviosa, tranquila, preparada..... todos esos sentimientos se me juntaban y no podía ordenarlos.
Isaac es lo mejor que a mi me ha podido pasar en mi vida y no me arrepiento de haberlo conocido.
ESTÁS LEYENDO
Mi vida como policia
AcciónGrace, una chica buena y sencilla, sufre desde pequeña. Con el paso del tiempo, se da cuenta que por mucha cosas malas que le pasen, tiene que seguir hacia delante. Cuando se ve sola en un situación critica, aparece alguien inesperado que le cambia...