Mi vida como policia

CAPITULO 4

Mi padre siempre a estado encima mía desde que murió mi madre. Esa noche dormí con el. Si iba a ser nuestra ultima noche juntos, durante meses, pues queríamos pasarlas juntos.

Esa noche ninguno de los dos pudimos pegar ojo. Estábamos tan tristes que no queríamos ni dormir, y eso en mi es extraño porque, yo adoro dormir.

-----------------------------------------------------

Cuando me levante, mi padre ya estaba despierto. Estaba sacando el uniforme del armario y cogiendo algunas cosas más. En ese momento, se giró y me vio. Me dedicó una de sus mejores sonrisas y yo hice lo mismo. Me levante y le di un abrazo. En ese momento me eche a llorar, no podía fingir que todo estaba bien cuando, no lo estaba.

Me separé de él y me fui escaleras abajo. Empecé a preparar las tostadas con mermelada de fresa que a mi padre tanto le gusta, y su café cargado.

Bajo y al encontrarse eso, empezó a llorar, creo que hoy no iba a ser un buen día. Solo quería que no se olvidara de mi, mientras estuviera allí.

Mientras desayunábamos, alguien llamó a la puerta. Tenía miedo de que fuese su jefe., o como se diga.

Pero parece que la suerte no estaba nunca de nuestra parte. Si con solo 15 años me pasaba esto, no me imagino con mas años.

El coronel se metió en nuestra casa, con la invitación de mi padre, claro.

El coronel, se sentó en nuestro sofá. Yo en ese momento me dirigí hacia el y le ofrecí un café, el lo acepto y le dio un sorbo.

- Pero que bueno está este café, es uno de los mejores que he tomado.

- Gracias, es el preferido de mis padres.

En ese momento a el coronel se le entristeció la cara. A lo mejor se acordó que mi madre estaba muerta y que mi padre a lo mejor podía morir.

- Siento mucho quitarte a lo único que te queda pero tu padre es un hombre fuerte que no se rinde jamas. Te lo habrá podido demostrar con todas las medallas y cinta que trae a casa.

- Si. A mi padre no le gusta presumir de matar gente, aunque esa gente quiera matarle a el.

En ese momento, me iba a decir algo, pero bajo mi padre con las maletas y se calló.

El coronel y mi padre salieron al porche y no eran los únicos que se iban a la guerra. Había chavales jovensisimos en el coche de guerra. El coronel se montó en el coche y dejó a mi padre un tiempo a solas conmigo.

En ese momento lo abrace tan fuerte que un poco más y lo hago caer. No quería que se fuera.

Dos chavales que estaban en el coche ayudaron a coger las maletas de mi padre. Uno de ellos se dirigió a mi.

- Todos hemos visto marchar a alguien y ahora mismo piensas que no volverá pero, te digo una cosa, siendo tu padre como es, volverá y te dará todos esos abrazos que no te dio cuando no estuvo contigo.

- ¿Has perdido a alguien en la guerra?

- Si, el año pasado perdí a uno de mis hermanos, pero regresaron mi padre y mi hermano mayor. Es verdad que no no todos vuelven, pero la esperanza es lo que les ayudan a seguir vivos

- Que bonitas palabras. ¿No estarás intentado conquistarme, para terminar casándonos hoy mismo y esperarte hasta que vuelvas de la guerra como un héroe no?

- No, claro que no. Pero si quieres conocerme, te escribo cartas y así hablamos y cuando vuelva nos tomamos un café.

- Claro que me gustaría, pero antes de irnos a tomarnos ese café, te permito utilizar mi ducha.

En ese momento nos empezamos a reír. Es la primera vez, desde que me enteré de que mi padre se iba a la guerra que me río.

- ¿Te puedo pedir un favor? Cuida a mi padre, por favor.

- Claro, lo aré.

No lo conocía de nada pero, le di un abrazo para que tuviera un poco de ayuda en el campo de batalla.

En ese momento mi padre y el se montaron en el coche. Mientras se iban empecé a llorar otra vez. Quería echar a correr pero, algo o alguien me lo impedía. Era mi vecino, Alexander.

- Papa, no te vayas, papaaaaaaaaaa, vuelveeeeeeeeee. No te vayas......... por favor.

Alexander me estrujo contra su pecho y yo le agarre hacía a mi para que me diera un abrazo. No puedo con esto yo sola. ¿Por qué me tienen que pasar todas esta cosas a mi?

Charlotte salió de su casa con sus dos hijos. Ella estaba llorando. No se si estaba llorando por mi padre o por mi.

No me gustaba que me vieran llorar a si que me libre de los brazos de Alexander y me metí en mi casa. Cerré la casa con llaves y con los pestillos.

No sabía que hacer. Estaba sola. ¿Que voy ha hacer ahora?