Domingo por la mañana y sin planes. No quiero pasarme el domingo en casa. Me levanté de la cama y me vestí. Anoche pasé "un poco de calor con Isaac en la cama"
Bajé al salón y como no tenía ganas de desayunar todavía, cogí la ropa de la lavadora, que había puesto anoche y me la llevé arriba para tenderla. Mientras tendía, me acordé de mi amiga. Recordé cuando me dijo que estaba embarazada y como vi crecer a su hijo dentro de su vientre. En ese momento, llevé mis manos a mi vientre. Me imagina estar en mis primeros meses y notar como mi abdomen va aumentando de tamaño y notar como se movía.
- ¿Qué estas haciendo? - dijo una voz varonil.
Me giré, retirando las manos en mi vientre y volviendo a tender.
- Solo tendía, no quería despertarte así que me he puesto a tender la lavadora que pusiste anoche. Se quedó en el quicio de la puerta de una pequeña terracita que teníamos, apoyado y sin moverse.
- ¿Segura?
- Si, estoy segura. - dije mintiendo y sin mirarle a la cara. Sabía que si le miraba me iba a descubrir y como que no.
Se acercó a mi y me rodeo por la cintura. Me empezó a dar besos por el cuello. Esa era su manera de sacarme las cosas, pero esta vez no me la iba a sacar.
Cuando vi que no conseguía lo que quería, se cruzó de brazos. Se veía como un niño chico cuando no conseguía lo que quería. Pasé por su lado, le di un beso y me fui ha hacer el desayuno. El me siguió y se sentó en el sofá. Estaba tan mono. Me fui a el y mientras le daba besos por el cuello, le dije en el oído que era una tontería, que solo me había acordado de una tontería. Me tiró en el sofá y esta vez, sentí sus labios posarse en los mios. Su cuerpo contra el mio, haciendo que quedara atrapada, entre el sofá y el.
No podía creer el efecto que seguían causando todavía sus besos sobre mi. Parecía que acabábamos de empezar, quiero decir, todavía siento esas mariposas que se sienten cuando tu quieres a alguien y ese alguien te estuviera besando. Mi corazón se disparaba y mi cuerpo temblaba.
- Tengo hambre. - dije mientras me seguía besando.
- Siempre tan oportuna. - dijo riéndose. Se levantó y se fue a la cocina. Lo seguí para preparar el desayuno, cuando alguien llamó a su teléfono. Lo cogí y se lo entregué.
Se fue al salón y lo sabía que quien lo había llamado, era un hombre. Cuando terminó de hablar, llevé su desayuno a la mesa. Empezamos a comer y encendí la televisión para ver que ponían.
- Era tu primo, decía que nos tenía una sorpresa preparada hoy en la base. Ah, y a dicho que vayamos cómodos, en plan mayas o pantalón de chándal. No se que querrá que hagamos, pero a sido muy especifico. - dijo mientras se metía la tostada en la boca.
- A saber donde nos querrá meter............... - dije solo de imaginármelo.
- Bueno, no lo hagamos esperar. - dijo cogiéndome en brazos y llevándome al vestidor.
Nos vestimos y salimos de casa. Hicimos caso a mi primo poniéndonos ropa cómoda, porque conociendo lo cafre que era, me podía esperar cualquier cosa. Cuando llegamos, todo parecía normal, soldados corriendo por la calles, entrenándose. Salimos de el coche y vimos a mi primo hablando con unos amigos suyos, todos vestidos de camuflaje. Nos dirigimos hasta donde estaba y nos paramos detrás de el. Se giró y nos saludó.
- Bueno, ya estáis aquí. Pensé que no ibais a llegar. Vámonos.
- ¿A donde? - dijimos Isaac y yo.
- A hacer mi deporte favorito, PINBALL.
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- Odiaré a mi primo para siempre, estoy toda dolorida. - dije sentándome en el coche.
- Cuando tu primo diga que vengamos o nos llame por teléfono, no lo voy a coger. - dijo Isaac sensandose a mi lado.
- Parecéis dos críos, dejad de quejaros. - dijo mi primo sentándose para conducir. Se había ofrecido a llevarnos después de "nuestra matanza". Nos dividimos en dos grupos de 14 personas. Isaac y yo nos movíamos juntos. Cuando solo quedaban cuatro persona en cada equipo, empezaron a volar las balas de colores y todas parecían que impactaban en mi. Creo que "le había caído muy muy bien" Acabé de todos los colores posibles. Cuando llegué casa, de lo cansada que estaba, me caí al suelo. Mi primo se empezó a reír de mi, pero cuando vio que yo no me reía y le decía que no podía moverme, me cogió y me llevó a mi habitación. En ese momento apareció Isaac y le grito:
- Si yo tambien me caigo, ¿me cojeras?
- Tu ya tienes muchos pelos en los ...........
Mi primo me siguió cogiendo y me llevó hasta mi cuarto. Me sentó en la cama y se sentó mi lado.
- Por muchos dolores que yo tenga, hoy me lo he pasado muy bien y quiero repetir. Pero, antes, me enseñaras a utilizarla bien, que la clase de hoy no me ha ayudado mucho.
- Claro cuando quieras repetimos. - dijo dándome un beso en la frente. En ese momento llegó Isaac y se saludaron en el pasillo. Después, lo acompañó a la puerta y mientras me fui a dar una ducha.
Mientras me frotaba con cuidado los moratones que habían ocasionado las bolitas al estallar en mi cuerpo, noté que alguien mas se metía en la bañera. Me giré y vi a Isaac sonriendo de oreja a oreja.
- ¿Qué pasa? - dije acercándome a el y abrazándole.
- Te ves horrible. - dijo riéndose.
Le eché jabón en la cara y se siguió riendo y más fuerte.
- ¿Gracias? Tu te ves guapísimo. - dije irónicamente.
- Eso ya lo se yo. - dijo sin poder parar de reírse.
Le volví a tirar jabón y me eché encima de el calmando todas las articulaciones y partes de mi cuerpo. Cogí mi móvil y puse la canción de PONTE SEXY. Estaba tan a gusto, que sabía, que si seguía más metida dentro de la cama, me dormiría en la bañera. Isaac salió antes que yo y se relió la toalla en la cintura. Ahora si es cuando podía verle el tatuaje que le regalé por su cumpleaños. Ese tatuaje era mi preferido de los tres que tenía. Se puso el pijamas y me ayudó a salir de la ducha. Estaba tan cansada que no tenía fuerzas ni para levantarme. Me miré al espejo y pude ver mi rostro, con un moratón cerca de mi ojo. Cualquiera que me viera, creerá que Isaac, me pega. Bajé la vista a la parte de la clavícula y del pecho y no había parte que no haya sido golpeada.
Me puse mi pijama de pastelillos y nos tumbamos en la cama. Estábamos tan cansados que no podíamos más y nos quedamos dormidos. ¡Temo, porque el gobernador llame mañana diciendo que quiere verme!
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Mi vida como policia
ActionGrace, una chica buena y sencilla, sufre desde pequeña. Con el paso del tiempo, se da cuenta que por mucha cosas malas que le pasen, tiene que seguir hacia delante. Cuando se ve sola en un situación critica, aparece alguien inesperado que le cambia...