| 24 | ¿Con cuántas?

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Sentía pesadez en mis ojos,pero no quería cerrarlos. Thomas me miraba y sonreía,yo trataba de dormir,pero honestamente no quería cerrar los ojos por miedo a que todo fuera un sueño. Por primera vez en mucho tiempo me sentía segura, no tenía frío y el abrazo de Thomas era adictivo. Su calor, su olor, su voz ronca, la forma en la que acariciaba con delicadeza mi cabello y sus besos repartidos en mi cara.

-Duerme-Thomas dijo en voz baja mientras yo negué con la cabeza.

-Si no duermes, mañana no vendré.

-¿Vendrás mañana?-Pregunté sintiendo emoción, mi mirada se fijó en sus ojos mientras él sonreía.

-Si quieres que venga lo haré todos los días.

-Sí quiero,todos los días.

-Entonces duérmete.-Repitió mientras dejaba un beso en mi frente queriendo convencerme de seguir sus palabras.

-¿Qué va a pasar cuando amanezca?-Pregunté cerrando mis ojos mientras enredaba mis manos en su cuello. Thomas me apretó aún más contra él.

-Te voy a dar un beso y me iré en silencio.

-No te vayas-Dije hundiéndome aún más en el hueco que se formaba entre su cuello y la almohada.

-¿Quieres que tus papás nos encuentren así?-Preguntó riendo. Su risa resonó en su cuerpo y sentí mi cuerpo vibrar con ella.

-No estamos haciendo nada malo, solo nos estamos abrazando muy cariñosamente.

-Sí, pero no creo que les agrade que me haya colado por tu ventana a la mitad de la noche y esté bajo todas estas cobijas.

A nadie le haría gracia eso, pero en ese momento no podría importarme menos. Las manos de Thomas seguían deslizándose por mi espalda y su calor invadía todo mi ser. De pronto mi mente retrocedió en el tiempo a cuando hablaba sobre él con Cat, la manera en la que lo miraban las demás chicas de la escuela y como él parecía disfrutarlo. Necesitaba saberlo, necesitaba respuestas y necesitaba saber si yo era realmente la única persona en la que él pensaba así como yo sólo pensaba en él.

-¿Tienes experiencia entrando en medio de la noche en las ventanas de las personas?.-Pregunté mientras cerraba mis ojos como si la respuesta que Thomas fuera a darme inevitablemente fuera a doler.

-No, pero tengo experiencia escalando. Cuando vivía en Inglaterra mis papás y yo a veces hacíamos senderismo. Paul y yo éramos más tontos y comenzamos a aprender a escalar, así aprendí.

Sentía la mirada de Thomas atravesando mis párpados, como si mi piel no existiera y esa barrera fuera un velo para él. Abrí lentamente mis ojos y la mirada de Thomas no se había movido. Sus ojos cafés parecían buscar algo en los míos, y yo no sabía que podía ofrecerle mi mirada que resultara tan interesante.

-Un centavo por tus pensamientos.-Thomas susurró sin dejar de mirarme.

-¿Sólo uno?

-¿Un beso?

Sonreí por sus habilidades de negociación, y me entristecí por mi falta de ellas. Thomas estaba realmente interesado en saber lo que yo pensaba, le preocupaba el motivo de mis ojos cerrados y mis preguntas incómodas. Yo quería hacer muchas preguntas, necesitaba saber muchas cosas para entender en qué momento la vida nos había llevado a mi habitación en esa noche particularmente fría. Pero yo no podía pedirle algo que yo no estaba dispuesta a dar. Si quería que él fuera honesto conmigo, yo tenía que ser honesta a cambio.

-Eres demasiado bueno para estar aquí conmigo. Eligiendo a la hermana de tu mejor amigo por encima de todas las chicas que están enamoradas de tí. Soy un desastre Thomas, tan solo mira mi habitación. Estoy bastante segura que sólo estás conmigo porque quieres demostrar que puedes tenerme y ...-Sentí los labios de Thomas sobre los míos mientras mis palabras se ahogaban.

-Un beso por tus pensamientos.-Thomas interrumpió el beso mientras se separaba un poco de mí. Sentí su aliento chocar contra mis labios y de pronto no quería nada más en el mundo, sólo a él y a sus besos para el resto de mis días.- No me colé en tu ventana porque quiero demostrarle algo a alguien, me colé en tu ventana porque quería estar con la única persona que me hace que mis días malos se vuelvan buenos. Si las demás chicas quieren estar conmigo, eso será algo que tengan que resolver ellas en su mente y en su corazón. Yo jamás les he dado esperanza porque a la única chica que esperaba era a ti. Espere meses,pacientemente para esto, te dije que tenía novia para que no creyeras que me estaba enamorando de tí y sólo estaba siendo un estúpido. Y si estaba siendo un estúpido, un estúpido que solo podía ver a la chica que le gustaba de lejos y no podía intentar nada más que molestarla para que ella pudiera darme un poco de atención. No era estúpido, era patético.-Thomas río contra mis labios y controlé mi necesidad de acercarme a darle un beso.- Sé que he sido una persona horrible en estos meses tratando de no arruinar las cosas entre el grupo, Emiliano, tú y la investigación. Pero quiero intentar tenerlo todo: a mis amigos, a la chica que quiero, y mi futuro premio Nobel.

Thomas me miró en silencio y dejó un pequeño beso en mi frente mientras sus manos se aferraban a mi cuerpo. La sola idea de perder ese calor por la mañana comenzaba a asustarme, mi cuerpo no se volvería a sentir igual cuando sus manos faltarán. Mi corazón no volvería a sentirse tan alegre mientras él no estuviera mirándome. Nada iba a volver a ser igual si Thomas faltaba algún día.

-Un beso por tus pensamientos.- Susurré mientras me acercaba a él y dejaba un pequeño beso en sus labios.

-¿Estamos a mano?

Asentí mientras sentía las piernas de Thomas enredarse con las mías. Mi cuerpo parecía buscar su calor, y por un momento me pregunté cómo había logrado existir sin ese calor junto a mí. Odiaba la idea de que él hubiera compartido eso antes con alguien, qué alguien lo hubiera extrañado como yo o que alguien tuviera ese mismo efecto sobre él. Thomas no era invisible, y eso me asustaba.

-¿Puedo preguntarte algo?- Pregunté mientras acomodaba mis piernas en las suyas. Parecían un pequeño rompecabezas diseñado para encajar perfectamente, su altura contra la mía hacía que el rocé fuera perfecto.

-Dime.-Respondió mientras dejaba caer su cabeza contra mi frente.

Yo necesitaba respuestas, y por más dolorosas que fueran yo quería la verdad. Cualquiera que fuera yo podría aceptarla y vivir con ella, con saber que alguien más ya había amado a Thomas y él también. Las palabras sonaban ridículas en mi mente, pero la opresión que comenzaba a sentir en el pecho era más grande y me pedía decirlo para poder respirar.

-¿Con cuántas chicas te has acostado?  

Nada más(Thomas Sangster y _______)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora