Capitulo 8

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Tal vez fuera porque estaba ocupada tres noches a la semana con las prácticas de quidditch, además de todo el trabajo del colegio, que me sorprendí bastante al comprobar que llevaba ya dos meses en Hogwarts. El castillo ya se estaba convirtiendo en mi segundo hogar, y la verdad eso me gustaba. Las clases también eran mas interesantes, una vez aprendidos los principios básicos.

En la mañana de Halloween, me desperté con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que en clase de Encantamientos, el profesor Flitwick anunció que pensaba que ya estábamos listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos nos moríamos por hacer, desde que vimos como el profesor hacia volar el sapo de Neville.
El profesor Flitwick puso a la clase en parejas para poder practicar. A Harry le tocó con Seamus Finnigan y a mi con Neville. Pero a Ron le tocó ser la pareja de Hermione. Era muy difícil decir cual de los dos estaba mas enfadado. Ella no le habla a los chicos desde que Harry y yo recibimos nuestras escobas. Al lado de ellos estábamos Neville y yo, y miré a Harry con cara de: "ayúdenme, no quiero estar con estos enemigos mortales". Me reí para mis adentros.

-Ahora, no olviden ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando-dijo agudamente el profesor Flitwick-. Agitar y golpear, recuérdenlo, agitar y golpear. Ah, y también pronuncien las palabras mágicas correctamente.

Ron no estaba teniendo mucha suerte.

-¡Wingardium Leviosá!-dijo, agitando los brazos hacia todas direcciones.

-Espera, espera, espera, le sacaras un ojo a alguien -dijo Hermione seriamente-. Además, no se dice así -le corrigió-. Es "Leviósa", no "Leviosá"

-Hazlo tu si te crees tan lista -le espetó Ron-, hazlo, ¡Hazlo!

Hermione se arremangó y dijo con voz clara y fuerte.

-¡Wingardium Leviósa!

La pluma de Hermione se elevó y llego hasta mas de medio metro por encima de nuestras cabezas. Luego también quise intentarlo así que dije las palabras mágicas, pero en una voz más baja.

-¡Wingardium Leviósa! 

Ahora eran dos plumas en el aire. Hermione y yo nos miramos y sonreímos entre nosotras.

-¡Bien hecho!-chilló el profesor-¡Miren, la señorita Granger y la señorita Fence lo han conseguido!

Al finalizar la clase, Ron parecía estar de muy mal humor, pero lo ignoré y me quedé con Hermione después de clase, mientras él se iba con Harry. Luego Hermione y yo íbamos por el patio, cuando vimos a los chicos en frente de nosotros, y logramos captar algo de lo que estaban diciendo.

-"Es leviósa, no leviosá" -imitó Ron a Hermione, hablándole a Harry-. No es raro que nadie la aguante, es una pesadilla, te lo digo en serio, ahora sé porque no tiene amigos.

En ese momento pasamos, entre los chicos golpeándolos, Hermione solo pasó llorando y se fue. Parecía realmente dolida. Yo en cambio, paré en frente de los chicos. Estaba realmente molesta, tenia el pelo y los ojos también seguramente, de un rojo que jamás había visto, y hubo un viento que los sacudió, e incluso yo llegué a tambalearme un poco. Estaba tan molesta con ellos, que decidí enfrentarlos. Otra vez.

-¡Escúchame bien, Ronald! ¡Que tu no tengas más amigos que Harry, yo y la comida, no significa que los demás también seamos así! ¡No tenías ningún derecho a decir eso de Hermione, porque ella si tiene a alguien! Ella me tiene a mí.

Cuando dejé de gritarle a Ron, vi que había retrocedido y que se había puesto pálido. No se esperaba que me pusiera así, ni yo en realidad. Me acerqué más a él, sin pensar mucho, levanté mi puño y lo estampé contra su cara, aunque sin tanta fuerza, pues tampoco quería hacerle daño. Luego me acerqué a Harry:

Charlotte Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora