Una hora mas tarde, fuimos a la cabaña de nuestro gigantesco amigo, pero nos sorprendió que tuviera todas las cortinas cerradas. Antes de abrir, Hagrid preguntó: "¿quien es?", y luego, al vernos, nos dejó entrar, para cerrar la puerta de inmediato. Dentro de la cabaña, el calor era sofocante. Aunque era un día cálido, en la chimenea ardía un buen fuego. Hagrid nos preparó un té y bocadillos de comadreja, que decidimos que era mejor no aceptar.
-Entonces -habló Hagrid-. ¿querían preguntarme algo?
-Si -dijo Harry-. Nos preguntábamos si podías decirnos si hay algo más que custodie a la piedra además de Fluffy.
Hagrid lo miró con aire adusto.
-Por supuesto que no puedo -dijo-. En primer lugar, no lo sé. En segundo lugar, ustedes ya saben demasiado, así que tampoco se los diría si lo supiera. Esa Piedra esta aquí por un buen motivo. Casi la roban de Gringotts... Aunque eso ya lo sabían, ¿no? Me gustaría saber cómo averiguaron lo de Fluffy.
-Oh, vamos, Hagrid, puedes no querer contarnos, pero debes saberlo, tú sabes todo lo que sucede por aquí -dijo Hermione, con voz afectuosa y lisonjera. Me miró y capté lo que quería hacer.
-Y bueno, nos preguntábamos -continué yo sonriendo afectuosamente-, en quien mas podría confiar Dumbledore, lo suficientemente para pedirle ayuda. Claro, además de ti.
El pecho de Hagrid se ensanchó al oír mis palabras, y Harry y Ron, nos miraron a Hermione y a mi con una expresión parecida al orgullo.
-Bueno, supongo que no tiene nada de malo decirles esto... Déjame ver... Yo le presté a Fluffy... luego algunos de los profesores hicieron encantamientos... la profesora Sprout, el profesor Flitwick, la profesora McGonagall -contó con los dedos-, el profesor Quirrel y el mismo Dumbledore, por supuesto. Esperen, me he olvidado de alguien. Oh, claro, el profesor Snape.
-¿Snape? -preguntó Harry.
-Ajá... No seguirán con eso todavía, ¿no? Miren, Snape ayudó a proteger la Piedra, no quiere robarla.
Me imaginaba que Harry, Ron y Hermione, no pensaban lo mismo. Y que seguían con la idea de que Snape quería robar la Piedra.
-Tú eres el único que sabe como pasar ante Fluffy, ¿no, Hagrid? -le preguntó Harry, con ansiedad-. Y no se lo dirás a nadie, ¿no es cierto?¿Ni si quiera a un profesor?
-Ni un alma lo sabe, salvo Dumbledore y yo -dijo Hagrid con orgullo.
-Bueno, eso es algo - nos murmuró Harry-. Hagrid, ¿podríamos abrir una ventana? Me estoy asando.
-No puedo, Harry, lo siento -respondió Hagrid. Noté que miraba de reojo hacia el fuego, y Harry y yo también miramos.
-Hagrid -habló Harry-. ¿Qué es eso?
Pero yo ya sabía lo que era ese extraño huevo negro, que estaba en el centro de la chimenea. Era un huevo de dragón.
-Ah -dijo Hagrid con el nerviosismo saliéndole a flote-. Eso... eh...
-¿Dónde lo has conseguido, Hagrid? -le preguntó Ron agachándose para ver de cerca el huevo-. Debe haberte costado una fortuna.
-Lo gané -explicó Hagrid rápidamente-. La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creí que se alegró mucho de librarse de él, si he de ser sincero.
-Pero ¿qué vas a hacer con él cuando salga del cascarón? -le preguntó Hermione.
-Bueno, estuve leyendo un poco -dijo Hagrid, sacando un gran libro de debajo de su almohada-. Lo conseguí en la biblioteca: Crianza de dragones para placer y provecho. Está un poco anticuado, por supuesto, pero sale todo. Mantener el huevo en el fuego, porque las madres respiran fuego sobre ellos y, cuando salen del cascarón, alimentarlos con brandy mezclado con sangre de pollo, cada media hora. Y mirad, dice cómo reconocer los diferentes huevos. El que tengo es un ridgeback noruego. Y son muy raros.
Hagrid parecía muy satisfecho consigo mismo. Pero yo no, y parecía que Hermione tampoco.
-Hagrid. Tú. Vives. En. Una. Casa. De. Madera -le dije recalcando cada palabra.
Pero él no parecía escucharme. Es más, estaba canturreando una canción mientras alimentaba el fuego. Así que ya tenemos algo más de que preocuparnos; lo que le pasaría a Hagrid si se descubría que tenía un dragón ilegal en su cabaña.
Noche tras noche, luchábamos con todo el trabajo extra y las tareas, que nos daban los profesores. Entonces, en un desayuno, Hedwig le entregó a Harry otra nota de Hagrid, pero esta sólo decía: "Está a punto de salir".
Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña, y lo decía tan insistentemente, que ya estaba cuestionándome a mí misma, sobre el faltar a dicha clase. Aunque Hermione no quería ni oír del tema.
-Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?
-Tenemos clases, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien descubra lo que Hagrid está haciendo...
-¡Cállate! -le susurró Harry.
Draco estaba cerca de nosotros y estaba inmóvil escuchando. Quizás cuanto había oído, pero aún así, no me gustó la expresión de su cara y vi por el rabillo del ojo a mi pelo aclararse unos varios tonos.
-Creo -les dije mirándolos-, que necesitamos palabras clave para hablar entre nosotros, de ahora en adelante.
Los chicos asintieron, y me di vuelta; quizás aún alcanzaba a hablar con Draco para ver si había escuchado mucho, y empecé a alejarme en dirección a las mazmorras, pero sentí que me tiraban del brazo. Me volví y era Hermione, arrastrándome para no llegar tarde a Herbología, me resistí, pero ella me lanzó una mirada que decía: "o vienes por las buenas o vienes por las malas". Y bueno, no se ustedes pero yo le temo más a Hermione Granger enojada que al mismísimo Voldemort, así que la dejé llevarme a clase, para que así no se enfureciera conmigo.
En cuanto termino Herbología, corrimos a la cabaña de Hagrid, quien nos recibió muy alegre y radiante. Entramos y vimos al huevo sobre la mesa, este tenía grietas en la cáscara, algo se movía en su interior y un ruido extraño también provenía de allí. Nos acercamos a la mesa y esperamos el ansiado momento. De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. Bonito, en lo que se podría llamar así, bueno, no era. Según yo parecía un trapo al que habían empapado en tinta negra. Y sus alas eran puntiagudas y eran enormes comparadas con el resto de su cuerpo. El dragón estornudó y volaron chispas.
-¿No es precioso? -nos murmuró Hagrid, alargando una mano para acariciarle la cabeza al dragón, pero este le dio un mordisco en los dedos, mostrando unos puntiagudos colmillos.
Iba a dar mi opinión al respecto del dragón, pero Hermione me interrumpió.-Hagrid -dijo-. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
Hagrid iba a contestarle, pero con su rostro blanco como el pergamino, fue interrumpido.
-¿Qué sucede, Hagrid? -le pregunté preocupada, tragándome la opinión sobre el dragón.
-Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina -me respondió-. Era un chico. Y va corriendo hacia el castillo.
Me levanté rápidamente y fui hacia la ventana, poco después sentí a Harry a mi lado. Incluso a distancia, aquel pelo rubio, era inconfundible. Esto es malo. Muy malo. Draco vió el dragón.
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Charlotte Y La Piedra Filosofal
FanfictionApenas la pobre Charlotte nació, y la encontraron, estuvo destinada a vivir en Privet Drive con sus abuelos, con muchas dudas acerca de su pasado, aunque por mas que preguntara, nunca obtenía respuesta sobre sus padres, ni sobre nada acerca de su vi...