Capítulo 13

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A la mañana siguiente la nieve aún seguía intacta sobre los terrenos del colegio, mientras que yo estaba resfriada. Admito que en parte fue mi culpa, por la noche anterior salir, al patio a practicar y ayer salir de nuevo por lo del espejo. Estábamos desayunando y hablábamos sobre que hacer hoy.

-¿Quieres jugar al ajedrez, Harry? -le preguntó Ron.

-No -respondió este.

-¿Por qué no vamos a visitar a Hagrid? -siguió insistiendo.

-No... vayan ustedes...

-Se en que estas pensando, Harry, en ese espejo. No vuelvas esta noche -le dijo Ron.

-¿Por qué no? -preguntó Harry.

-No lo se. Tengo un mal presentimiento y, de todos modos, ya has tenido muchos encuentros -respondió Ron.

-Filch, Snape y la señora Norris andan vigilando por ahí -añadí yo estornudando.

-¿Que importa si no te ven?¿Y si tropiezan contigo?¿Y si chocas con algo? -dijo Ron preocupado.

-Parecen Hermione -nos dijo él.

-¿Y por que tendría que ser eso malo? -dije algo indignada-. Para mi es un halago. Y volviendo al tema, hablo en serio. No vayas.

Él asintió vagamente, mientras que yo estornudé varias veces mas, haciendo que Harry me mirara y que Ron me abrazara por los hombros. 

-Agh, maldito resfriado -dije apoyándome en él.

-Ya se te pasara -me dijo Ron-. Pero si quieres vamos con Madame Pomfrey a que te de algo.

Asentí y me levanté, los chicos igual y fuimos, esta vez Harry abrazándome y Ron al lado. Cuando llegamos, Madame Pomfrey me miró preocupada, seguramente tenía un aspecto horrible. Mejor no preguntar. Me dio una poción para el resfriado y un trozo de chocolate para el sabor. Luego de tomarme la poción, que tenía un gusto repugnante, y mientras me comía el chocolate, Madame Pomfrey me dijo que tenía que ir allí cada día por una semana para que me diera la poción. Asentí y salimos de allí. Nos dirigimos a la sala común, ya que no teníamos nada que hacer. Al llegar cada uno se sentó en las butacas al frente del fuego, cada uno mirando un punto diferente de la sala común. 

Así pasamos el día, de repente hablando de algo que se nos ocurra en el momento o si no, solamente en silencio. Llegó la noche y nos fuimos a dormir, bueno ellos, yo no podía dormir, tenía el presentimiento de que iba a pasar algo. Mientras me revolvía en la cama intentando dormir escuché pasos que bajaban de la habitación de al lado, así que bajé y seguí el sonido de los pasos por el castillo llegando a la habitación en donde estaba el espejo. Creo que ya sé quien esta aquí. Entré a la habitación silenciosamente, cuidando que Harry no me viera, ni escuchara. Él estaba sentado en el suelo frente al espejo, así que me acerqué y me quedé escondida detrás de un pupitre. De repente se escuchó una voz, que dijo:

-Entonces de vuelta otra vez, ¿no, Harry? -era el profesor Dumbledore.

-No... no lo había visto, señor.

-Es curioso lo miope que se vuelve uno al ser invisible -vi que sonreía-. Señorita Fence, salga de ahí, se va a resfriar más de lo que esta -me sobresalte y salí de allí rápidamente para quedarme al lado de Harry-. Ustedes, como cientos antes que ustedes, han descubierto las delicias del espejo de Oesed.

-No sabía que se llamaba así, señor -dijo Harry a lo que yo asentí.

-Pero espero que se hayan dado cuenta de lo que hace, ¿no? -nos preguntó.

-Bueno... me mostró a mi familia y...

-Y a tu amigo Ron lo reflejó como capitán -terminó el profesor.

-¿Cómo lo sabe...? -preguntó Harry confundido.

-No necesito una capa para ser invisible -nos dijo amablemente.

-¡Encantamientos desilusionadores! -exclamé por lo bajo, a lo que el profesor sonrió.

-Y ahora ¿pueden pensar qué es lo que nos muestra el espejo de Oesed a todos nosotros?

Ambos negamos.

-Déjenme explicarles. El hombre mas feliz de la tierra puede utilizar el espejo de Oesed como un espejo normal, es decir, se mirará y se verá exactamente como es. ¿Eso les ayuda?

Harry se puso pensativo y dijo:

-Nos muestra lo que queremos... lo que sea que queramos...

-Si y no -dijo el profesor.

-¿Nos muestra los que mas queremos? -dije yo luego.

-Algo así. Nos muestra ni mas ni menos que el mas profundo y desesperado deseo de nuestro corazón. Para ti, Harry, que nunca conociste a tu familia, es verlos rodeándote. Ronald Weasley, que siempre ha sido sobrepasado por sus hermanos, se ve solo y el mejor de todos ellos. Sin embargo, este espejo no nos dará conocimiento o verdad. Hay hombres que se han consumido ante esto, fascinados por lo que han visto. O han enloquecido, al no saber si lo que muestra es real, o si quiera posible.

Hizo una pausa y luego continuó:

-El espejo será llevado a una nueva casa mañana, Harry, y te pido que no lo busques otra vez. A ti también por si acaso Charlotte. Y si alguna vez se cruzan con el, deberán estar preparados. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir, recuérdenlo. Ahora, ¿por qué no se ponen de nuevo esa magnifica capa y se van a la cama?

Nos pusimos de pie.

-Señor... profesor Dumbledore... ¿Puedo preguntarle algo? -dijo Harry.

-Es evidente que ya lo has hecho -le respondió sonriente el profesor-. Sin embargo, puedes hacerme una pregunta más.

-¿Qué es lo que ve, cuando se mira en el espejo? -preguntó Harry.

-¿Yo? Me veo sosteniendo un par de gruesos calcetines de lana.

Harry lo miró asombrado y yo sonreí, sabiendo que había acertado en mi regalo.

-Uno nunca tiene suficientes calcetines -explicó Dumbledore-. Ha pasado otra Navidad y aparte de la señorita Fence, no me han regalado ni un solo par. La gente insiste en regalarme libros.

Luego se fue. Nos pusimos la capa y salimos de allí en silencio. Ninguno habló en el camino de vuelta y cuando llegamos a la sala común, cada uno se fue a su dormitorio. Ojalá mañana sea un mejor día.


Charlotte Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora