Capítulo 18

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Supongo que habría sentido pena por Hagrid, de no haber sido porque estaba preocupada por los riesgos que corrían Harry y Hermione llevando el dragón a la torre. Luego de que se fueron, de inmediato me fui a dormir, deseándoles que la suerte que yo no tenía les llegara a ellos. Al día siguiente me enteré de que no había funcionado. 

Con solo ver el gigantesco reloj de arena que indicaba la puntuación de Gryffindor, me di cuenta de que habían descubierto a los chicos. De ser una de las personas más populares del colegio, Harry pasó a ser súbitamente el más detestado. Hasta los de Ravenclaw y los de Hufflepuff le giraban la cara. Por donde quiera que pasaba Harry, lo señalaban e insultaban, bueno, excepto los de Slytherin, ellos, por su parte, lo vitoreaban y le aplaudían por haber perdido tantos puntos. Ron, por su parte, intentaba animarlo:

-Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando.

-Pero nunca perdieron ciento cincuenta puntos de una vez, ¿verdad? -le replicó Harry tristemente.

-Bueno, no... -tuvo que admitir Ron.

Pobre Harry, tanta era la vergüenza que sentía, que me pidió que lo acompañará a hablar con Oliver, para presentarle su renuncia.

-¿Renunciar? -exclamó Wood-. ¿Qué ganaríamos con eso? ¿Cómo vamos a recuperar puntos si no podemos jugar al quidditch?

Aunque las prácticas definitivamente, ya no eran lo mismo. El resto del equipo no le hablaba durante los entrenamientos, y si alguna vez se tenían que referir a él, le decían "el buscador". Yo, para expresar mi apoyo a Harry, sólo le dirigía la palabra a él. 

Sé que en parte si tuvo la culpa de perder puntos, pero lo hizo para ayudar a Hagrid, y tampoco había derecho de descargarse sobre él, ya era suficiente con lo que tenía que soportar en los pasillos. Bueno, él no era el único que sufría, Hermione y Neville también se llevaron su parte, aunque en menor grado, porque no eran tan conocidos, pero de todas maneras les afectó. Se notaba, porque ahora Hermione, en clase se quedaba con la cabeza baja, trabajando en silencio. 

Con tantos problemas de por medio, los exámenes eran casi regalos, porque las lecciones que teníamos que repasar alejaban las desgracias de nuestras agotadas mentes. Los chicos y yo nos quedábamos juntos, trabajando hasta ya bastante entrada la noche, recordando ingredientes de pociones, hechizos, y fechas de descubrimientos mágicos.

Una tarde mientras estábamos en la biblioteca, Harry salió solo y nos dejó confundidos, pero el montón de cosas que teníamos que estudiar no nos dejaban mucho tiempo para distraernos, así que Hermione y yo le ayudábamos con Astronomía a Ron. Pasó un rato y Harry volvió agitado a contarnos que había escuchado en un aula, a alguien amenazando a el profesor Quirrell, y que este luego había salido de allí apresuradamente, pareciendo a punto de llorar. Harry creía que era Snape la otra persona, para variar. En algún momento les voy a decir: "se los dije".

-¡Entonces Snape lo hizo! -dijo Ron-. Si Quirrell le dijo como romper su encantamiento anti-Fuerzas Oscuras...

-Pero aunque fuera el profesor Snape, aún queda Fluffy -dije yo tranquilamente.

-¿Y tú sigues pensando que no fue Snape? -me dijo Ron, irritado-. Seguro que Snape descubrió como pasar ante Fluffy sin preguntarle a Hagrid -miró el montón de libros a su alrededor-. Seguro que por aquí hay un libro que dice como burlar a un perro de tres cabezas. ¿Qué vamos a hacer, Harry?

Se notaba que Ron quería volver a investigar otra vez, pero Harry ya se había dicho que no a si mismo, y antes de que este respondiera, Hermione se le adelantó:

Charlotte Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora