Capítulo 21

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Entré silenciosamente procurando que no me viera Quirrell, me escondí detrás de un pilar que se encontraba cerca de Harry, al tiempo que Quirrell decía: 

-No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contra maleficio, tratando de salvarte. 

-¿Snape trataba de salvarme a mí? -dijo Harry sonando sorprendido. ¡Ja! Se los dije. 

-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que todos no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad, no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando,  después de todo eso, voy a matarte esta noche. 

Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en el cuerpo de Harry. 

-Eres demasiado molesto para vivir, Potter. Deslizándote por el colegio, como en Halloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra. 

-¿Usted fue el que dejó entrar al trol? 

-Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No viste lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente,  cuando todos estaban corriendo por ahí para buscarte, Snape que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, además tu otra amiga, la señorita Fence, de no ser porque ella casi ahoga al trol, yo hubiese tenido más tiempo de ir al tercer piso, pero por su culpa,  Snape llegó justo cuando iba a ir de nuevo. 

Hizo una pausa. 

-Ahora, espera tranquilo, Potter. Necesito examinar este interesante espejo. 

Rodeé por detrás al pilar, y vi que detrás de Quirrell estaba el espejo de Oesed. Quirrell empezó a murmurar cosas que no alcancé a escuchar. Harry habló de repente. 

-Lo vi a usted y a Snape en el bosque... 

-Sí -dijo Quirrell paseando por alrededor del espejo-. Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había llegado. Siempre había sospechado de mí. Trató de asustarme... Como si pudiera, cuando yo tengo a Lord Voldemort de mi lado... 

Luego empezó a bajar el volumen de su voz y de nuevo no pude escucharlo. Aproveché mientras estaba dado vuelta para ir a otro pilar que estaba más cerca de Harry. Desgraciadamente golpeé una roca que rodó escaleras abajo, Harry me vio, pero Quirrell no. Al estar escondida me relajé, pero luego me tensé otra vez, al escucharlo. 

-No comprendo... ¿La Piedra esta dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo? 

Sonaba confundido. Espero que a Harry no se le ocurra hablarme, por lo menos mientras pienso en una manera de ayudarlo. 

-¿Qué hace este espejo? -dijo Quirrell enfadado-. ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro! 

Al principio no sabía a quien rayos le estaba hablando Quirrell, pero luego para mi sorpresa y horror, una voz que parecía salir del propio Quirrell habló:

-Utiliza al muchacho... O a la muchacha... 

Me quedé helada. 

-Sí... Potter... ven aquí -lo desató y luego miró a su alrededor-. Pero no sé de que chica habla. 

De repente hizo aparecer las cuerdas otra vez, pero ahora alrededor del cuello de Harry. 

-¡Donde quiera que estés, sal! -gritó Quirrell-. O tu amigo se queda sin aire. 

Salí rápidamente de mi escondite, viendo por el rabillo del ojo como mi pelo cambiaba de color a blanco. 

-Ahhh, señorita Fence -dijo Quirrell-. Acércate y quédate junto al espejo -hice lo que me decía mientras le decía a Harry-. Mira en el espejo y dime lo que ves. 

Pasó un rato en el cual hubo un segundo en el cual me pareció que Harry me miraba sorprendido. 

-¿Bien? -le insistió Quirrell-. ¿Qué es lo que ves? 

-Me veo con Dumbledore, estrechándonos las manos -le contestó. No era verdad, lo conozco lo suficiente como para saberlo-. Yo... he ganado la Copa de la casa para Gryffindor. 

-Quítate de ahí-le dijo Quirrell. Cuando Harry se hizo a un lado, tropezó y al acercarse a mí, me dijo: "la tengo". Sonreí discretamente. 

-Él miente... él miente... -dijo la voz de antes. 

-¡Potter, vuelve aquí! -gritó Quirrell-. ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que has visto? 

-Déjame hablar con él... cara a cara... -dijo la voz. 

-¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía! -le contestó Quirrell. 

-Tengo fuerza suficiente... para esto -dijo la voz tajantemente. 

Sentí como si me hubiesen echado hielo por la espalda, al ver como Quirrell, empezaba a desenvolver su turbante. Su cabeza se veía extrañamente pequeña a comparación de antes. Entonces, Quirrell se dio la vuelta lentamente. Ahogué un grito. Donde debía estar la nuca de Quirrel, había un rostro, era pálido y apenas se notaban algunos rasgos básicos. 

-Harry Potter... -susurró-. ¿Ves en lo que me he convertido? -dijo la cara-. No más que en sombra y quimera... Tengo forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro... Pero siempre ha habido seres deseosos de dejarme entrar en sus corazones y en sus mente... La sangre de unicornio me ha dado fuerza en estas semanas pasadas... tú viste al leal Quirrell bebiéndola para mí en el bosque... y una vez que tenga el Elixir de la Vida seré capaz de crear un cuerpo para mí... Ahora... ¿por qué no me entregas la Piedra que tienes en el bolsillo? 

Oh, no. Él lo sabía. Miré a Harry,  preocupada, y él ya me estaba mirando, preocupado igualmente. 

-No seas tonto -se burló el rostro-. Mejor que sálvese tu propia vida y te unas a mí... o tendrás el mismo final que tus padres... Murieron pidiéndome misericordia... 

-¡MENTIRA! -gritó de pronto Harry, haciendo que me sobresaltara. 

Quirrell empezó a andar hacia atrás, y así Voldemort podía hablar con Harry. 

-Qué conmovedor -le dijo la cara-. Siempre consideré la valentía... Sí, muchacho, tus padres eran valientes... Maté primero a tu padre y luchó con valor... Pero tu madre no tenía que morir... ella trataba de protegerte... Ahora, dame esa Piedra, a menos que quieras que tu madre haya muerto en vano. 

-¡NUNCA! 

Harry me tomó del brazo y corrimos hacia la puerta en llamas, pero Voldemort le ordenó a Quirrell que nos atrapara, y al siguiente momento sentí como él me tomaba de la muñeca y me arrastraba hacia atrás, soltándome de Harry. Tropecé y caí haciéndome una herida en la rodilla. Con el polvo que tenía en la mano con la cual me había apoyado al caer, hice que le entrara en los ojos a Quirrell. Éste me soltó y yo me alejé. Luego tomó a Harry, que de inmediato empezó a retorcerse del dolor, apretándose la cicatriz. Me intenté acercar para ayudarlo, pero Quirrell me vio, y prácticamente me hizo volar por lo aires, y choqué contra un pilar. Al caer vi unas sombras, oí voces, pero sin reconocer lo que decían, luego simplemente todo se volvió oscuro. 

Charlotte Y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora