La nueva vida que nos atrajo el destino parecía funcionar, iba excelente, éramos diferentes en el sentido de maduración, ya sabíamos que esperar, no teníamos miedo y eso se parecía notar, nada nos detuvo, en estos seis meses todo iba viento en popa, Richard había conseguido un trabajo a media hora de casa siendo constructor, le iba muy bien que el dinero que nos había sobrado de lo que me dieron al vender la tienda de Victoria se hizo una suma impresionante, era nuestro ahorro de emergencia y siendo sincera nunca habíamos tenido tanto dinero, era un sueño que todo funcionara tan bien, en armonía y en sincronía. Richard ganaba bien que habíamos decorado la casa con más cosas, incluso le dio mantenimiento al piano y lucía radiante, casi como si fuera nuevo, me hacía sentir plena que poco a poco estuviéramos construyendo esa vida que habíamos deseado desde el principio, tal parecía que la vida empezaba a tornarse justa y eso me gustaba.
Esa mañana yo había salido a comprar las cosas para la comida ya que recibiríamos la visita de Nicholas después de casi un mes, era casi una tradición que nos visitara al menos una vez por mes para platicar o para distraernos ya que nosotros no conocíamos a nadie de por aquí, era muy agradable y cómodo saber que tendríamos visitas sin importar que se tratara de la misma persona. Había juzgado mal a Nicholas desde un principio, sobre todo por su comportamiento a veces tan apresurado, Richard me decía que aún tenía el problema de las deudas, que lo resolvía lo mejor que podía y eso era de admirarse, no la pasaba muy bien así que debíamos apoyarlo porque nosotros también éramos su única familia.
Preparé un poco de pollo, ensalada y papas horneadas, Richard llegaba a las cinco así que me apresure, puse la mesa y fui dándole los últimos toques de sazonador a la comida. Richard llego justo después de que yo apagara el fuego, vio que ya había puesto la mesa así que logré ver que estaba aliviado de no ayudarme a ponerla ya que noté que de todas maneras lucía cansado.
—No tarda en llegar, vamos, siéntate —lo apresuré, con los dientes apretados a que se sentara en el sofá. Yo era perfeccionista y sin importar que se tratara del mismo invitado y que viniera casi siempre el mismo día cada mes yo siempre trataba de quedar bien.
Puse todo en el centro de la mesa y fue coincidencia que sonara el timbre de la puerta, cerré los ojos frustrada de no haber dado los últimos retoques a la mesa, Richard fue a abrir y yo rápidamente me incorporé, corrí detrás de él para recibirlo también. Nos saludó con ese humor tan característico suyo, traía una canasta de galletas, era otra tradición más bien suya de traer un presente, le pedíamos que no trajera nada pero replicaba.
—Galletas de canela y avellanas —alzó con gracia la canasta que llevaba un listón rojo que representaba el obsequio.
Una sonrisa se me formó en el rostro, era considerado seguir trayendo obsequios, le agradecí y me fui adentro dejando que Richard lo hiciera pasar, lleve las galletas a la cocina ya que iban a hacer nuestro postre. Ya todos tomaron asiento, serví con todo cuidado posible y a la hora de servirme a mí misma tiré un poco de ensalada en el mantel, me levanté para limpiarlo pero Richard me ganó y cuando se inclinó hizo un gesto de dolor, nos detuvimos.
—¿Estás bien, Richard? —le pregunté con la voz impregnada en preocupación, hice un gesto al ver que al retomar asiento lo hizo con mucha lentitud —¿Quieres ayuda?
Nicholas y yo compartimos miradas preocupadas, Richard ya estaba suspirando al lograr sentarse otra vez, no me gustaba para nada que estuviera cargando cosas pesadas en el trabajo, era un sacrificio como él decía pero no me gustaba que lo hiciera y le costara después algo mayor.
—¿Estás mejor? —Nicholas indagó en el semblante de Richard para asegurarse.
Richard asintió con los ojos cerrados para tratar de controlar las punzadas de dolor, al abrirlos vi que había una pizca de alivio que poco a poco atravesó todo su rostro, al darse cuenta que era víctima de nuestras miradas rió con poca gracia.
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En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]
RomanceLondres, Inglaterra, 1938 La vida de la joven Juliette Boucher parece haberse complicado después de la muerte de sus padres, tal suceso la obliga a dejar toda su vida en Francia para ir a mudarse con sus tíos a Inglaterra, quienes la reciben con lo...