Hubo ese lapso de tiempo en donde las palabras del médico se había esparcido por el aire, se fueron flotando, dejando el eco vació de esa aberración que provocaron estás al yo poder procesarlas segundos después. Sentí la cara entumecida, congelada, pasmada, se endurecieron mis facciones tal y como el yeso, imposible de mover, quedándose de tal forma en lo que el médico me seguía hablando.
—Sé que será difícil señora Norrington pero se lo digo a usted primero porque sé que el señor Richard ha estado pasando un momento difícil, la estoy preparando a usted porque será quien deba darle su apoyo, no será fácil, lo siento mucho.
El rostro se me ensombreció, mis manos se crisparon sobre mis rodillas, quería golpear el escritorio que nos separaba, triturarlo con mis propias manos, desahogar este coraje con quien fuera, con él por no darme las esperanzas que necesitaba, se había dado por vencido, ese había sido su dictamen, su esposo no caminará jamás y es posible que la cura no se encuentre, se había lavado las manos, era un desgraciado.
—Usted dijo que habría un tratamiento —mi cuerpo se sacudía de tanto coraje acumulado que hasta mis lágrimas hacían arder a mis ojos, tenía que dejarlo salir de alguna manera, él era el responsable —¡Usted mismo lo dijo! ¿Cómo es posible que esté diciendo que ya no hay nada más que hacer? Tiene que haber algo, haga más pruebas, las que quiera, adelante.
Meneo la cabeza con delicadeza, estaba tan tranquilo ahí sentado, quitándose con facilidad las penas que le demostraba mi desesperación.
—Lo siento mucho, señora, pero no hay nada que hacer, tenemos las pruebas que necesitamos, su esposo agravó el problema, debió haber venido con un especialista mucho antes, su problema pudo haberse tratado pero no así. Le explico, su esposo debió haberle dicho que sufría de tales calambres, era la principal señal, lo segundo eran entumecimiento en las extremidades y el tercero era el dolor, yo hice lo que pude, quise encontrarle solución pero a un grado tan avanzando no se le puede hacer mucho.
Me deje caer sobre la silla, sentía las gotas gordas del sudor frío que me provocaba el tan solo imaginar la reacción de Richard, no quería estar ahí, iba a hacer lo más catastrófico, no iba a soportarlo, cambiaría nuestras vidas, ya no volvería a hacer igual, esto cambiaría a Richard para siempre junto conmigo, él lo había dicho, no quería quedarse para siempre en la silla, ¿Qué iba a decirle? ¿Mentirle? Que deplorable, si lo hubieras sabido a tiempo.
—Señora Norrington, no quiero ser descortés pero ¿Vive alguien más con ustedes?
Parpadee aturdida, lo miré extrañada y desentendida.
—¿Por qué ? —inquirí con un tono poco amistoso.
—Porque necesitará quien le ayude con esto, un apoyo total porque no será fácil recorrer este camino. Alguien que esté dispuesto a ayudar y se involucre en lo que pueda.
Fue ahí en ese momento donde encontré una chispa de salvación al final del túnel, ya no me encontré sola de repente, ya habría quien me sostendría en el primer recorrido de este camino largo y desconocido.
(...)
2 Meses Después
Tocaban a la puerta, corrí desde la cocina para poder abrirle ya que hoy le tocaba venir a hacerle la terapia a Richard, cada dos veces a la semana venía ahora, ya no era cada mes cómo acostumbraba a venir.
—Buenos días, Nicholas, pasa —lo salude con una amplia sonrisa en el rostro.
Afuera hacía un frió insoportable, mediados de noviembre y ya era un clima tan gélido como los de diciembre, había preparado chocolate porque lo esperaba y si es que en dado caso se quedaba más tiempo a charlar.
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En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]
RomanceLondres, Inglaterra, 1938 La vida de la joven Juliette Boucher parece haberse complicado después de la muerte de sus padres, tal suceso la obliga a dejar toda su vida en Francia para ir a mudarse con sus tíos a Inglaterra, quienes la reciben con lo...