Enero de 1942
Esa tarde cuando llegamos a casa después de haber ido al hospital para su chequeo mensual su humor volvió a ser el mismo, las cosas había vuelto a la misma rutina de Richard desde hace dos meses, en navidad, año nuevo y ahora, su egocentricidad subió a un nivel muy alto, su indiferencia como su irritación fueron cada vez menos insoportables y por supuesto mi límite estaba casi a su tope, el médico seguía repitiéndole que una cura para su enfermedad no tenía mucho avance, eso lo desanimo demasiado y estaba claro que su temperamento iba a hacer el reflejo de aquello.
Lo deje solo en su habitación, se quedó dormido luego de darle sus analgésicos cuando el sonido del teléfono resonó en toda la casa con estruendo, contesté lo más rápido que pude para que no lograra despertarlo.
—¿Diga?
—Soy yo, Nicholas —un brincó saltó desde mi corazón, hace casi dos semanas que no venía y es que su trabajo lo había mantenido alejado y no había podido venir a hacer las terapias a Richard, no podía negarlo pero extrañaba tenerlo aquí alegrándome siempre con todo lo que hacía por mí. —Quería saber cómo ha estado todo.
Fue instinto mirar a la dirección de su habitación, las cosas iban empeorando con su actitud hasta con Nicholas lo pareció también, él le jugaba bromas y no había nada que pudiera servir para hacerlo reaccionar, estaba lleno de arrogancia, era apático con ambos.
—No muy bien, sigue igual que hace estos dos meses, sabes que aunque hagamos lo que podamos nada lo arreglara.
Oí un suspiro derrotado del otro lado de la línea, era cansado intentarlo, nos gastaba emocional y físicamente, hace un mes tratamos de llevarlo a tomar un café pero se negó gritándonos que nos fuéramos y que dejáramos de atormentarlo, el Richard que conocí no estaba ahí eso es seguro, me había mentido porque nunca estuvo ahí, me lo hacía creer para que no le perdiera amor pero si bien mi amor estaba deshaciéndose en pedazos porque él lo quería.
—No quisiera resignarme tan pronto pero han pasado casi seis meses y nada funciona, Juliette cuanto siento por lo estás pasando.
—Me siento perdida aquí, Nicholas, ya no se quién soy, me vuelvo loca —mi tono de voz subió sin haberme dado cuenta porque mi desesperación era extrema —Quiero salir corriendo de aquí, conocer el mundo, estar lejos de este encerramiento, respirar el aire de afuera, sentirme libre.
—Me duele escucharte hablar así, es muy difícil todo esto por lo que pasas, tienes toda la razón y tengo una propuesta.
Volví a verificar que no hubiera movimiento por el pasillo de su habitación, me pegué el teléfono al oído y la cara, quería que todo esto quedara entre nosotros.
—¿De qué hablas? ¿Qué propones?
Escuche otro suspiro suyo pero este fue diferente, era como si tomara valor a lo que iba a decirme.
—Necesito hablar contigo, te invito a tomar un café, es importante.
Se me derribó la respiración, entre en pánico, quería con todas mis fuerzas insistir de que se trataba esto y porque tenía que esperar hasta encontrarnos personalmente, no me gustaba esta confusión , me daba una pinta muy mala.
Fue urgente para mi saber aunque fuera solo un poco.
—¿Qué ocurre? No...lo entiendo —tartamudee —¿De qué se trata?
—No puedo decírtelo por teléfono, estaré esperándote en diez minutos en la cafetería a dos cuadras de tu casa, espero verte ahí.
—De acuerdo —acepté con rapidez.
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En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]
RomanceLondres, Inglaterra, 1938 La vida de la joven Juliette Boucher parece haberse complicado después de la muerte de sus padres, tal suceso la obliga a dejar toda su vida en Francia para ir a mudarse con sus tíos a Inglaterra, quienes la reciben con lo...