Como fue de esperarse Richard no asistió al día siguiente por suerte solo tuve su ausencia aquel día ya los siguientes fueron mucho mejor para ambos, cuando pudimos hicimos el mayor esfuerzo para vernos en la biblioteca pero cuando no se podía hacer mucho solo nos mandábamos en secreto unas miradas desde lejos, detestaba tener que hacer cada de nuestros encuentros un secreto. Esa mañana mi tía y Stella me pidieron acompañarlas a la tienda de vestidos para que pudiera darle mi opinión acerca del vestido que fuese llegar a escoger, al principio intenté buscar una excusa que me librara del compromiso pero no había nada que fuera tan importante por hacer que acompañarlas.
Disminuí en su totalidad mi inconformidad en todo el camino hacia la tienda de vestidos, traté de integrarme a su comportamiento animado, fue difícil pero lo logré con un buen triunfo. Al llegar, Stella fue quien no espero para entrar primero, cuando yo entré no pude evitar acercarme al aparador de telas y acariciar las texturas de las telas, los encajes, una escena hermosa se formó en mi cabeza que me hizo sonreír a escondidas, Richard y yo, comprometidos, casados, disfrutando de un amor exquisito.
—¿Juliette? —la voz lastimosa de mi prima irrumpió mi fantasía sin perdón —Ven, tienes que dar tu opinión acerca de este vestido.
Me acerque y vi que ya llevaba un vestido puesto, era un vestido muy clásico, discreto pero elegante, tenía encajes por donde se le mirase y era excesivamente blanco, un blanco puro que a ella no le sentaba en absoluto.
—¿Qué opinas? —me preguntó con las manos a cada lado de la cintura, se miraba en el espejo dándose giros.
La examine con una expresión inconforme.
—Es bello...pero no te queda ese color.
Stella se volvió a mí con brusquedad y mi tía se indignó como fue de esperarse.
—¿Cómo que no le va el color? —me reprocho mi tía con la voz gruesa e indiferente, tenía los ojos abiertos, asustada. —Es perfecto, es un blanco muy hermoso.
—Sí, lo es pero yo me refería a que Stella es muy pálida y un color demasiado blanco la haría ver...—intenté encontrar una palabra que justificara todo —Sin vida.
Mi tía aflojo un poco su semblante disgustado y se volvió hacia el vestido donde comparó lo que yo le hice ver.
—Un poco —coincidió ella, irritada de que fuese verdad —Aun así debe llevar blanco, el vestido será blanco, de eso no hay duda.
No contradije nada, ella se fue hacia el recibidor donde pidió que le mostrasen el catálogo de los vestidos, así que eso hizo que Stella y yo nos quedáramos solas en el rincón de la tienda, ella aún se seguía modelando para si misma y yo tuve que mirar hacia otra parte para no ser más hipócrita.
—Estoy segura de que en algunas semanas tampoco te quedará el color blanco —comento con un aire muy orgulloso —No después de haber besado a un hombre comprometido.
Me le acerque rápidamente con los ojos dilatados y el corazón bombeándome con pavor, ya podía sentirme descubierta por el simple hecho de ver a mi tía muy cerca de nosotros, mirándonos con atención.
—¿¡Que has dicho!? ¿De qué hablas? —le jale el brazo para acercarla y convertir nuestra conversación en algo muy privado.
Ella se deshizo de mi agarre de una sacudida y me hablo con voz áspera.
—Te vi en el invernadero y tu que no te creías capaz, eres una mentirosa —me miró con desprecio, su expresión me era familiar, caí en la cuenta que era la misma con la que yo la miraba cuando la había descubierto con su amante. —Parece que no hay nadie quien se salve de la tentación, ni siquiera tú quien me reprocho lo deplorable que había sido.
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En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]
RomantizmLondres, Inglaterra, 1938 La vida de la joven Juliette Boucher parece haberse complicado después de la muerte de sus padres, tal suceso la obliga a dejar toda su vida en Francia para ir a mudarse con sus tíos a Inglaterra, quienes la reciben con lo...