Capítulo 54. Un Refugio

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Esa tarde yo iría a la casa de Heather para encontrarme con su esposo ya que quería ver a Lucy, al parecer Heather lo había convencido de poder verla y encariñarse con ella como la misma Heather lo había hecho, si su esposo la aceptaba ya era un hecho que Lucy estaría en buenas manos yo no quería que siguiera viviendo en esta casa, era una tortura, fue suerte que las dos estuviéramos dormidas cuando Alexander llego pasada de la madrugada, estaba borracho como siempre, lo escuche gruñir y supe que había perdido una buena cantidad de dinero, en estas semanas su dinero aumentaba como también descendida, era cuestión de si la suerte estaba en su contra o a su favor.

Baje para hacer el desayuno, cómo Alexander no fue a la habitación a dormir supe que estaría en su despacho que es donde amanecía cuando llegaba borracho, no fui a despertarlo si hasta que tuve el desayuno en la mesa. Con miedo abrí la puerta de su despacho, lo vi acostado sobre el escritorio, ya era tarde así que tenía que despertarlo para que llegara temprano al trabajo. Me acerque a él y con mis manos temblorosas lo agite del hombro, al principio parecía que no iba a despertar jamás pero se recobró poco a poco.

—Son casi las ocho, llegaras tarde, el desayuno está servido. —le susurré.

Al levantarse me llene de espanto, tenía la cara hinchada por no haber dormido lo suficiente, estaba casi pálido y los labios resecos, el cabello desaliñado y apenas pudo mantenerse en pie aferrándose del escritorio. Nerviosa lo vi alejarse y llegar hasta la puerta tambaleándose, no le quite la mirada de encima hasta que desapareció del pasillo, en lo que él llegaba a la mesa yo trate de poner orden en su escritorio desordenado, acomodé unos papeles para ponerlos en un cajón cuando casi se me escapa un grito de horror al descubrir ahí dentro un arma, la sangre me bajo de súbito hasta la punta de los pies, el aliento se me aceleró, ¿Por qué tenía esto aquí? Rápido cerré el cajón dejando los papeles sobre el escritorio.

No podía ser pero lo era, un arma, en esta casa ¿Con que fin lo tenía? Nunca había indagado en su despacho ni me atrevía pero ahora que sin querer lo había descubierto me fue imposible no sentirme extremadamente preocupada por mí y Lucy, ¿Desde cuándo la tenía ahí guardada? No podía preguntárselo pero más que nunca debía sacar a mi hija de esta casa antes de que fuera tarde. Salí corriendo de ahí cerrando la puerta con la intención de no volverá a entrar ahí jamás.

(...)

No había visto una casa tan preciosa en mucho tiempo, era una de las casas más lujosas y glamurosas que alguna vez haya podido ver, fue muy difícil de controlar la impresión descomunal que me había dado este lugar, era mágico e imaginar que Lucy podría vivir aquí casi me gana en un llanto de alegría.

Heather me recibió cuando él mayordomo me dejo en el vestíbulo, se le iluminó el rostro cuando vio a Lucy en mis brazos, la química entre ambas era muy peculiar, Lucy muchas veces no se sentía cómoda con extraños pero con Heather era diferente, era como si la hubiera conocido desde hace mucho, como si ella supiera que la amaba.

—¿Tú esposo está aquí? —le pregunté con evidente interés.

—Sí, está allá arriba, en seguida lo llamo, vamos te llevo a la sala.

Me llevo hacia la sala que era enorme, mucho más grande que la de la casa de mis tíos o de Félix, era evidente que vivían definitivamente con todos los lujosos posibles, lo decía hasta la tapicería de los muebles, eran tan cómodos y finos, la mesita de centro de caoba, los portarretratos encima de la chimenea de plata pura, el candelabro de piedras simulando pequeños diamantes colgando sobre mi cabeza y unas cortinas de encaje hechas a mano, era una casa de ensueño, una fantasía.

—Voy a llamarlo, por cierto una cosa, Juliette.

Estuve atenta a lo que iba a decirme ya que su expresión fue seria y eso era señal de que debía ser importante. Se inclinó un poco hacia a mí para mantenerlo en secreto.

En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora