Capitulo 34

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La beso mientras sonrío.

-¿Tu de verdad crees que soy guapo?

-Guapo no... GUAPISIMO... pero solo mío

-Solo tuyo y para siempre mi amor hermoso- la vuelvo a besar. No me canso de besarla nunca, luego de comer abundante Ana reclina el asiento y se duerme en pocos momentos. Jason también lo hace, tomo una manta y cubro a mi esposa y la observo dormir hasta que yo lo hago también. Grecia espero que sea el destino que nos una mucho más y no solo eso... el destino que haga que mis miedos se vayan para siempre

EN SEATTLE- CONSULTORIO DE Grace Grey

Grace decidió tomarse unos momentos para ella y pidió un té y unos bocaditos a la cafetería del hospital. Había concluido con sus citas del día y luego de ese almuerzo peculiar regresaría a su casa. Pero su celular vibró y cuando vio de quien se trataba comenzó a ponerse nerviosa

"Sra. Grey, soy Prescot, como sabe me encuentro en Detroit y bueno, tengo varias novedades para contarle, lo más importante es que estoy tras la pista de <ese hombre> del que usted quiere tener novedades. Pero como todo todavía está inconcluso, prefiero esperar un poco más y darle un informe completo y detallado. Le escribo no para ponerla nerviosa sino para que sepa que todo está rindiendo frutos. Cordialmente"

¿Cómo pretendía este hombre que no se pusiera ni ansiosa ni nerviosa? Le respondió educadamente con un "gracias Prescot y espero novedades muy pronto"

Todo este tema la tenía muy nerviosa, lo único que agradecía era que Christian estaba lejos y al lado de Ana. Tenerlo cerca hubiera hecho que los nervios de Grace se pulverizaran. Comió lo que había pedido y se fue a su casa tratando de mantenerse tranquila

EN SEATTLE- En la casa de Elena Lincoln

Leila estaba sentada en su habitación. No quería mirar televisión, escuchar música o hacer otra cosa más que pensar... pensar en porque Christian le estaba dando a otra <flores y corazones> y no había hecho lo mismo con ella... y también pensaba ¿Por qué Elena estaba ayudándola, querría volver a tener a Christian como sumiso? No, eso era impensado, el amo no obedecía a nadie. Se abrazó a sus rodillas cuando la puerta se abrió y una de las tantas mujeres de servicio que había en la casa entró al cuarto con una bandeja con comida

-Hola señorita Leila... le dejo su almuerzo- dijo mientras colocaba la bandeja en una mesa que había dentro de esa gran habitación

-¿La señora Elena?

-Trabajando, por la noche regresa ¿Por qué no aprovecha y sale a tomar un poco de aire? El día esta precioso

-Más tarde

-Le hará muy bien, está muy pálida- Leila trató de sonreír y asintió. Quizás más tarde saldría. Elena dijo que era una invitada, no una sumisa, se acercó y vio el pollo y se relamió y comenzó a comer muy despacio. Cuando lo hacía de prisa luego no podía levantarse de la cama por el dolor de estómago que eso le causaba. Cuando terminó salió de la habitación, no sin antes mirar para todos lados. Se sentía insegura dentro. Cuando salió al jardín y sintió el sol en la piel se sintió mucho mejor. Podía oler el aroma de las flores y eso le gustaba. Se tiró en el pasto y dejó que el sol acariciara su piel pálida. Y se quedó dormida hasta que una de las muchachas la despertó con una taza de té y algunos scones que ella aceptó comer. Cuando entró todas las luces estaban ya encendidas y casi corriendo subió las escaleras cuando de repente y sin previo aviso se topó con alguien de frente. Leila abrió los ojos y miró para arriba porque se trataba de alguien mucho más alto que ella... era de cabello oscuro y ojos color miel, casi amarillos.

-Lo siento- le dijo avergonzada

-No ocurre nada- Leila quiso irse pero el extraño la tomo del brazo

-Soy Isaac ¿y tú quién eres?

-Nadie, no soy nadie

-¿Cómo que nadie? Estas aquí y existes... ¿Cómo es tu nombre?

-¿Para qué quieres saber mi nombre?

-Porque eres muy bonita- Leila lo miró como no creyendo lo que esta persona acababa de decirle <ella ¿bonita?>

-Leila

-Hola Leila ¿merendaste?

-Si gracias ¿puedes soltarme?

-Lo siento no quise parecer un bruto, lo siento de verdad- en ese momento Isaac reparó en el vendaje de Leila- ¿Qué te ocurrió?

-No quiero hablar de eso

-De acuerdo

-¿Y tú que haces aquí?

-Soy el sumiso de la señora Elena

-¿Tu eres un sumiso?

-Si

-No lo pareces

-Solo lo soy en el cuarto de juegos, fuera de él soy el amante de Elena...

-Ya veo... me voy

-De acuerdo, fue un placer hablar contigo Leila

-Sí, bueno...

Antes de entrar en el cuarto Leila se dio vuelta a mirar a Isaac, era guapo pensó, pero no era lo que ella necesitaba... ella necesitaba a su amo Christian y lo recuperaría y a ella sería a quien le daría <flores y corazones> y no a la tal Anastasia Steele. Ni bien entró al cuarto se dio un baño, se cambió el vendaje, pudo ver la herida y se puso su ropa de dormir. Se acomodó y trató de pensar en cómo recuperar a Christian

-Leila¿ya te acostaste?- le escuchó preguntar a Elena pero se hizo la dormida. Sintióunos pasos y luego como se cerraba lapuerta. Hoy no tenía ganas de hablar con ella. No importaba los planes queElena tuviera, Leila recuperaría a Christian, sola, sin su ayuda    

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